Gustavo Moura de Oliveira*, Eduardo Enrique Aguilar**
DOI: doi.org/10.53368/EP63IVCbr01
Resumen: Afirmar y reproducir la vida humana es un acto colectivo, jamás individual, aunque las dinámicas, producto de la etapa actual del sistema social capitalista —el neoliberalismo de acumulación ilimitada—, intenten probar lo contrario. Superar a) epistémicamente las ideas de desarrollo que construyen subjetividades alienadas, b) las relaciones de trabajo asalariado —explotación económica— y, c) el Estado como única forma factible de organización de la vida en común —dominación política— nos parece un camino potencial hacia una forma de vivir que no explote y domine a los seres humano y que se (re)integre en la naturaleza. Nuestro objetivo en este texto es reflexionar sobre la idea de interdependencia como forma de satisfacer las necesidades materiales hacia una afirmación y reproducción de la vida en común en la que la autogestión y la autonomía se integran bajo la idea-fuerza-forma del autogobierno popular-comunitario, en contra de las dinámicas fragmentarias de la forma Estado-capital.
Palabras clave: interdependencia, autogobierno, comunidad, autonomía, autogestión
Abstract: Affirming and reproducing human life is a collective act, never an individual one, although the dynamic of the current stage of the capitalist social system –the neoliberalism of unlimited accumulation– tries to prove the opposite. Overcome a) the old ideas of development that build alienated subjectivities; b) salaried labor relations –economic exploitation– and; c) the State as the only feasible way of organizing life in common –political domination– seems to us to be a potential path towards a way of life that does not exploit and dominate people and that is integrated with nature. In this sense, our objective in this text is to reflect on the idea of interdependence as a way of satisfying material needs towards the affirmation and reproduction of life in common where self-management and autonomy are integrated under the idea-force-form of popular-communitarian self-government against the fragmentary dynamics of the State-Capital form.
Keywords: interdependence, self-government, community, autonomy, self-management
Introducción
Afirmar y reproducir la vida humana es un acto colectivo, nunca individual. No obstante, el proceso colonial de la etapa actual del sistema social del capital —el neoliberalismo de acumulación global e ilimitada— intenta probar lo contrario:
… el punto de partida no son individuos aislados sino comunidades históricas ya siempre presupuestas (un Robinson Crusoe no perdido sino desde siempre aislado ni podría nacer —es una contradicción— ni podría devenir humano en la soledad: ¿quién le enseñaría, por ejemplo, a hablar?; siempre hay una comunidad como punto de partida) (Dussel, 2006: 78).
Partir de la afirmación y la reproducción de la vida de forma individualizada es una ficción producida por las clases dominantes para mantener sus privilegios de clase, raza y género. Esto nos enfrenta a retos de corte epistémico, económico y político. Ante este panorama, pensamos como Laura Collin (2012: 83): «Los modelos implican lógicas y la existencia de cambios sustantivos implica el cambio de la lógica». Pero, frente a los mecanismos ideológicos y concretos de explotación económica y dominación política —no solo de las personas, sino también de la naturaleza—, llevadas a cabo por quienes se benefician del sistema dominante, los esfuerzos para frenar dicho sistema han sido parciales, es decir, no se ha sido capaz de detener completamente ese avance que asesina la vida humana, la de las demás especies, de la naturaleza y del planeta mismo —como nuestro hogar común—. Este planteamiento nos anima a pensar qué pistas podemos ofrecer para superar dichos mecanismos.
Así, el objetivo de este artículo es reflexionar sobre la idea de interdependencia como forma de satisfacción de las necesidades materiales para la afirmación y reproducción de la vida en común; una interdependencia que integre la autogestión —dimensión económica— y la autonomía —dimensión política— bajo la idea-fuerza-forma de autogobierno popular-comunitario en contra de las dinámicas fragmentarias de la forma Estado-capital.
¿Qué hace falta superar para reproducir la vida en común con dignidad?
A partir de lo señalado, nuestra apuesta es por lo menos triple: epistémica, económica y política. El desafío que se nos presenta es superar a) las viejas ideas de Desarrollo[1] que construyen subjetividades alienadas, individualizantes e instrumentales que escinden la humanidad de la naturaleza; b) las relaciones de trabajo asalariado, así como la división sexual de trabajo que invisibiliza el trabajo doméstico y de cuidados, asignado de forma violenta a las mujeres y cuerpos feminizados —explotación económica—, y c) el Estado como única forma factible de organización de la vida en común —dominación política—.
Así, desde el campo de la racionalidad, de la producción del saber y de las subjetividades, consideramos que las ideas de interdependencia y lo común contribuyen a superar la noción de Desarrollo. Por su parte, frente a la explotación económica, proponemos la autogestión como la base para transformar el sistema de producción capitalista. Por último, en el plano de la dominación política, sostenemos que la autonomía es la idea-forma capaz de superar las dinámicas excluyentes y dominadoras que emanan del Estado-nación.
Defendemos que la explotación económica, la dominación política y la alienación epistémica producen explotación y dominación mediante valores autoritarios, jerárquicos, elitistas y patriarcales que se han operado, viabilizado y justificado históricamente a través de a) la representación liberal; b) la organización vertical; c) la centralización de la información y los recursos, y d) la toma de decisiones individuales o la lógica de las mayorías (por votos).
De las escisiones a la interdependencia
La no explotación y la no dominación de las personas y la naturaleza son presupuestos básicos para la transformación concreta de la sociedad en la que vivimos hoy. Dicho eso, nos parece indispensable considerar que la mirada de la interdependencia humana y la humanidad-naturaleza se hace muy potente si es subjetivada, ya que produce un sentimiento de unidad en la diversidad —es decir, capaz de respetar la diversidad humana—. Así, por un lado, la idea de que es posible afirmar y reproducir la vida de forma individualizada pierde todo el sentido. Por otro lado, bajo la subjetivación del hecho de que todas las personas y la naturaleza pertenecemos a un mismo corpus vivo y orgánico, partimos de la solidaridad como potencia para construir y fortalecer cadenas de cuidado mutuo ancladas, justamente, en la interdependencia. Sin embargo, para Enrique Dussel (2004: 24) y su filosofía de la liberación:
… un proyecto de esta envergadura exige tenacidad, tiempo, inteligencia, investigación, solidaridad. Se trata del largo tiempo de la maduración de una nueva respuesta en la resistencia cultural, no solo con las élites de las otras culturas, en especial las dominantes, sino contra el eurocentrismo de las propias élites de la misma cultura periférica, colonial, fundamentalista.
Pero ¿de dónde llegan en la actualidad propuestas que iluminan las posibilidades de cambios reales frente a los retos aquí mencionados?
… hay un aparente reconocimiento de los límites del planeta [a lo que añadimos también de la explotación y dominación humana], el problema aparece en las agendas internacionales y en las de los Gobiernos, pero la búsqueda de soluciones es engañosa, porque en los espacios donde se dilucida el asunto y se toman decisiones al respecto los actores presentes son los mismos Gobiernos, las mismas empresas transnacionales y los mismos centros de producción de conocimiento —universitarios o no— que forman parte de este patrón civilizatorio, de este patrón tecnológico, de este patrón de mercado (Lander, 2010: 39).
Lo que plantea Edgardo Lander nos ayuda a percibir que las respuestas a los problemas que aquí hemos planteado no vendrán del mercado y su lógica explotadora, como tampoco del Estado y su dinámica de dominación. Si pensamos en la autogestión desde el «ideario de la superación de las relaciones de producción capitalistas y la constitución del socialismo, concebido como una sociedad autogestionaria» (Tiriba, 2008: 84) y en la autonomía como «regirse mediante normativas y poderes propios, opuestos en consecuencia a toda dependencia o subordinación heterónoma» (López y Rivas, 2020: 81), entonces apostar por las reformas del mercado y del Estado, además de un error estratégico, es también una pérdida de energía vital y de un tiempo que ya no tenemos frente a los límites del planeta.
La pregunta, entonces, podría ser: ¿hacia dónde mirar? O, puesto que la teoría es un momento de la lucha, ¿qué horizonte histórico perseguir? Creemos que las claves están en los horizontes comunitarios-populares (Gutiérrez, 2015; Linsalata, 2015), ya que solo lo comunitario puede aparecer «como práctica y regeneración de vínculos de interdependencia autorregulados, cuyo cultivo es actividad inmediata, diaria y reiterada, que ilumina los rasgos políticos diferenciados de tales acciones colectivas» (Gutiérrez y Navarro, 2019: 303).
Es este horizonte el que tendrá, en nuestra forma de ver, la capacidad de reconectar economía, ahora ya como autogestión, y política, pensada desde la autonomía, en una integralidad donde temas como el trabajo de cuidados y doméstico, por ejemplo, aparecen como tareas de interés general y comunitario, ya no como trabajo femenino no pagado e invisibilizado por ser supuestamente improductivo. Es decir, lo común bajo la clave de la interdependencia procura superar las escisiones del sistema moderno capitalista, colonial y patriarcal (Gutiérrez y Rátiva, 2020). Por ejemplo, aquella que la crítica feminista denuncia como separación público-privado (Quiroga, 2019; Segato, 2012).
Conclusiones: hacia el autogobierno popular-comunitario
Con lo expuesto hasta aquí, expresamos un deseo-lucha-forma inspirado en las autoras y autores que nos han acompañado en las líneas anteriores, así como en nuestras trayectorias en la investigación militante y contra aquellas características históricas del mercado y del Estado. La invitación y la provocación que nos gustaría dejar sobre la mesa es que el encuentro de la autogestión y la autonomía bajo el hilo de la interdependencia y de lo común puede producir una forma novedosa de afirmar y reproducir la vida. Una forma antiautoritaria, antijerárquica, antielitista y antipatriarcal que funcione bajo dinámicas de: a) participación directa; b) alto nivel de organización horizontal; c) descentralización de la información y recursos, y d) toma de decisiones por consenso. A esta lógica proponemos llamarla autogobierno popular-comunitario.
Así pues, interpretamos la interdependencia como forma necesaria para lograr la satisfacción de las necesidades materiales y simbólicas hacia una afirmación y reproducción de la vida en común en las cuales la autogestión y la autonomía se integren en contra de las escisiones del sistema político, económico y cultural hegemónico.
Referencias
Collin, L., 2012. Economía solidaria: ¿capitalismo moralizador o movimiento contracultural? México D. F., El Colegio de Tlaxcala.
Dussel, E., 2004. «Transmodernidad e interculturalidad: interpretación desde la filosofía de la liberación». En: R. Fornet-Betancourt, Crítica intercultural de la filosofía latinoamericana actual. Madrid, Trotta.
Dussel, E., 2006. 20 tesis de política. México D. F., Siglo XXI/CREFAL.
Gutiérrez, R., 2015. Horizonte comunitario-popular: antagonismo y producción de lo común en América Latina. Puebla, BUAP.
Gutiérrez, R., y M. L. Navarro, 2019. «Producir lo común para sostener y transformar la vida: algunas reflexiones desde la clave de la interdependencia». Confluências, 2 (21), pp. 298-324.
Gutiérrez, R., y S. Rátiva, 2020. «Producción de lo común contra las separaciones capitalistas. Hilos de una perspectiva crítica comunitaria en construcción». En: D. Roca-Servat y J. Perdomo-Sánchez (comps.), La lucha por los comunes y las alternativas al desarrollo frente al extractivismo. Miradas desde las ecología(s) política(s) latinoamericanas. CABA, Clacso.
Lander, E., 2010. «Crisis civilizatoria: el tiempo se agota». En: I. León (coord.), Sumak Kawsay / Buen vivir y cambios civilizatorios. Quito: Fedaeps.
Linsalata, L., 2015. Cuando manda la asamblea. Lo comunitario-popular en Bolivia: una mirada desde los sistemas comunitarios de agua de Cochabamba. Cochabamba, Socee.
López y Rivas, G., 2020. Pueblos indígenas en tiempos de la cuarta transformación. México D. F., Bajo Tierra.
Quiroga, N., 2019. Economía pospatriarcal. Caba, Lavaca.
Segato, R. L., 2012. «Gênero e colonialidade: em busca de chaves de leitura e de um vocabulário estratégico descolonial». E-Cadernos CES, 18, pp. 106-131.
Tiriba, L., 2008. «Cultura do trabalho, autogestão e formação de trabalhadores associados na produção: questões de pesquisa», Perspectiva, 1 (26), pp. 69-94.
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* Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM. E-mail: comanchi@hotmail.com.
** Escuela de Derecho y Ciencias Sociales, Universidad de Monterrey. E-mail: eduardo.aguilarh@udem.edu.
[1] De forma bastante sintética, vale la pena mencionar que la idea de Desarrollo que aquí criticamos es la que se manifiesta en la construcción de subjetividades y de una institucionalización —que obviamente tienen reflejos concretos— que buscan el crecimiento económico ilimitado manteniendo la propiedad privada de los medios de producción, la fe en la ganancia, la ficción de la escasez de los recursos y la destrucción de la naturaleza.
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