Brototi Roy*
Traducido por Joan Martínez Alier
Resumen
Este artículo da una perspectiva general de los movimientos de justicia ambiental en la India, a partir de una combinación de las informaciones del Atlas de Justicia Ambiental (EJAtlas), el trabajo de campo y un análisis de literatura secundaria. Destaco sobre todo la intensidad de los conflictos, las armas judiciales que dan más fuerza a las protestas y el cambio de los eslóganes con el tiempo, así como las sinergias y alianzas antiguas y actuales entre esos movimientos indios. Para avanzar en su estudio, uso estadística descriptiva y doy algunos ejemplos concretos. Para acabar, ofrezco una discusión acerca del significado del término éxito aplicado a la justicia ambiental y señalo áreas para investigaciones posteriores.
Palabras clave: movimientos de justicia ambiental, intensidad de los conflictos, ecología política de la India, Tribunal Nacional Verde, Ley de Derechos Forestales
Introducción
El rápido camino hacia la urbanización e industrialización implica que los recursos naturales son apropiados como inputs en cantidades masivas en todo el mundo, y también en la India tras la liberalización económica de 1991. Sin embargo, en contraste con otros países del Sur global, la India presenta más casos de colonialismo interno que de colonialismo exterior como proveedora de materias primas. Un colonialismo interno caracterizado por el extractivismo en regiones ricas en recursos que sirve al creciente y cambiante metabolismo social de manera parecida a como ocurre en África y América Latina (Svampa, 2013; Martínez Alier et al., 2016; Bisht, 2018).
Este artículo presenta un panorama de los conflictos ecológico-distributivos causados por la extracción de recursos en la India a partir de la información del EJAtlas, que contiene doscientos setenta casos de este país (en marzo de 2018).[1] La primera sección describe el cuadro teórico y la metodología. Por su parte, la segunda analiza brevemente la historia de los movimientos de justicia ambiental en la India hasta el momento actual, con una frecuencia de conflictos dividida en diez grandes categorías. A continuación analizo tres características cruciales: las intensidades de las movilizaciones sociales; los lenguajes de protestas, las sinergias y alianzas entre movimientos, y el modo de estudiar los éxitos de la justicia ambiental. La sección final discute la necesidad de una investigación colaborativa y más profunda en el contexto del sur de Asia.
Marco teórico y metodología
Los conflictos ecológico-distributivos (O’Connor y Martínez Alier, 1998) se estudian en la ecología política (Martínez Alier, 2005) como luchas sociales que emergen de las desigualdades de poder y de ingresos, inmersas en desigualdades de raza, clase social y género (Robbins, 2004). El EJAtlas ─que se lanzó en marzo de 2014 con novecientos veinte conflictos registrados y que al cabo de cuatro años, en 2018, ha alcanzado más de dos mil cuatrocientos conflictos─ es una herramienta útil para documentar y catalogar estas pugnas ecológico-distributivas. El marco teórico del proyecto del EJAtlas se basa en el conocimiento activista y en una metodología enraizada en movimientos de base (Temper et al., 2015). Cada conflicto en el EJAtlas tiene distintas variables, como su fuente u origen, los detalles del proyecto de inversión, los impactos, las formas de movilización, los resultados, etc.
Uso algo de estadística descriptiva para arrojar luz sobre tres aspectos de los movimientos de justicia ambiental en la India. Para ello me baso en datos del EJAtlas, complementados con mi conocimiento personal adquirido a través del trabajo de campo y de la revisión de literatura secundaria. Me enfoco en los siguientes aspectos: la intensidad de los conflictos; el empoderamiento judicial de quienes protestan y las conexiones y alianzas entre movimientos, y el modo en que todo ello influye en los resultados obtenidos. También doy ejemplos concretos que refuerzan mis argumentos.
El movimiento de justicia ambiental en la India
Este movimiento tiene ya una larga y conocida historia. Al Chipko Andolan (movimiento Chipko) de 1973 (Guha, 2000) se lo suele considerar el primer movimiento ambientalista. Pero ya antes, por ejemplo en los movimientos campesinos de Bengala de 1859-1883 contra el colonialismo británico y las plantaciones de índigo (Akula, 1995), aparecen aspectos ecológicos parecidos a las actuales protestas contra las plantaciones de árboles como eucaliptos en el sur (Gerber, 2011). También el movimiento de liberación nacional de Gandhi mostró preocupación por los ecosistemas y por el pueblo que habitaba las setecientas mil aldeas de la India, al proponer un modelo de autosuficiencia y resistirse a la industrialización (Guha, 1995). Tras la independencia, se pensó que la nación requería infraestructuras como grandes represas e industrias siderúrgicas. No se logró un crecimiento económico rápido, pero esas inversiones hicieron surgir muchos movimientos de justicia ambiental, como el Narmada Bachao Andolan (movimiento para salvar al río Narmada), el movimiento Appiko en Karnataka o la protesta del Silent Valley en Kerala. Tras la liberalización de la economía en 1991, se han reportado más y más conflictos ambientales, algunos registrados en el EJAtlas y otros aún no. La imagen 1 muestra las categorías en las que se distribuyen los doscientos setenta casos de conflictos en la India incluidos en el EJAtlas (marzo de 2018).
Imagen 1. Distribución de todos los casos registrados en la India, según las diez categorías principales del EJAtlas. Autora: B. Roy.
Intensidad de los conflictos
El EJAtlas también categoriza cada caso como “latente”, “de intensidad baja”, “media” o “alta”. Son latentes los que todavía se están cocinando y no han dado lugar a ninguna organización por el momento. Los de baja intensidad cuentan con algún grado de organización local, y los de intensidad media muestran movilizaciones más visibles, como protestas callejeras. Los de alta intensidad incluyen movilizaciones masivas y, casi siempre, algún tipo de violencia. (Hay algunos conflictos en el EJAtlas cuya intensidad no consta).
En la India, más del 85 % de los conflictos tienen intensidad alta (46 %) o media (40,4), mientras que los latentes o de intensidad baja constituyen un 12,1 % (los de intensidad desconocida son el 1,5 %). Hay 125 casos de alta intensidad, y los conflictos sobre aguas (28), combustibles fósiles y cambio climático (26), industria y servicios públicos (20) y minería metálica y de materiales de construcción (18) abarcan tres cuartas partes de estos. Hay 24 ejemplos de baja intensidad que implican alguna organización local y 110 de intensidad media con movilizaciones visibles a través de reclamos escritos, manifestaciones, sentadas (dharna), etc. En el EJAtlas predominan los casos de intensidad media, pero el promedio de conflictos de alta intensidad en la India es mucho mayor que el mundial (imagen 2).
Los casos de alta intensidad en la India suelen ocurrir sobre todo cuando ha habido o se anticipa que haya desplazamientos masivos de población, ya sea por represas en ríos, extracción de carbón a cielo abierto o alguna otra forma de destrucción del espacio forestal.
Imagen 2. Porcentajes de intensidad de conflictos según el EJAtlas, en la India y en el mundo. Autora: B. Roy.
Hay hipótesis acerca de por qué la mayor parte (86,4 %) de los conflictos de la India incluidos en el EJAtlas son de intensidad alta o media, que a menudo desembocan en movilizaciones masivas y violencia. Una razón tal vez sea que el esfuerzo de recoger casos de la India (en relación con su enorme población) ha sido menor todavía que en otros países; y que se han recopilado primero los más llamativos. En los próximos años, cuando se registren más conflictos indios en el EJAtlas, la intensidad promedio podría bajar. Pero hay que considerar otros factores: dada la alta densidad de población de la India, en cualquier protesta por cualquier causa suelen participar grandes masas para ejercer más presión sobre el Estado. La India ocupa el segundo lugar en Asia (tras Filipinas) por los asesinatos de defensores de la tierra y del ambiente natural (Global Witness, 2016). Por lo tanto, la violencia está muy presente, aunque estos datos sean relativos dada la elevada población del país. El EJAtlas lo coloca muy arriba en la lista de los países con asesinatos en conflictos ambientales (presentes en el 12 % de los casos).
Empoderamiento de las protestas
Desde la época del Chipko Andolan, hace cuarenta y cinco años, poner el propio cuerpo y estar dispuesta a ir a la cárcel ha sido una de las principales maneras de protestar a las que recurre la gente para paralizar proyectos. Incluso se han mostrado decididos a morir, ya sea con huelgas de hambre (bookh hartal) o con un jail bharo andolan (movimiento para llenar las cárceles de presos), formas de movilización que los ambientalistas comparten con otros movimientos sociales. Esas expresiones de protesta en la India, cuya premisa básica es la no violencia, resuenan con antecedentes gandhianos, como también la satyagraha (“la fuerza de la razón”, “la fuerza de la verdad”), que a veces se reivindica en nuevos conflictos ecológico-distributivos: Jal satyagraha (la satyagraha del agua, en el Narmada Bachao Andolan, EJAtlas 2016a); Kafan satyagraha y Koyla satyagraha (EJAtlas, 2016b) contra la minería de carbón en zonas tribales (de población adivasi) en los estados de la India central Chhattisgargh y Jharkhand, y Jameen o Zameen samadhi satyagraha (EJAtlas, 2017a) contra el acaparamiento de tierras en Rajasthan.[2]
Otros eslóganes como Jaan denge par zameen nai (“Daremos nuestra vida, pero no nuestra tierra”) iluminan el vínculo sentimental de la gente con su tierra y su ancestral patrimonio cultural, que explica esa reacción ante amenazas de violencia y de muerte que son muy reales. Sin embargo, en años recientes, este eslogan ha cambiado y se ha vuelto más “empoderado”: Na jaan denge, na jameen (“No daremos ni nuestra tierra ni nuestra vida”). Es materia para futura investigación averiguar la secuencia de hechos que ha llevado a ese cambio de eslóganes y movilizaciones, pero merece la pena indicar que el movimiento ambiental en la India tal vez esté superando reacciones del tipo “No en mi patrio trasero” (NIMBY en inglés), pues la gente parece empoderarse para clamar por derechos universales.
Esos cambios se pueden atribuir a las herramientas legales introducidas en los últimos años, que han sido útiles para la justicia ambiental en la India: la creación del Tribunal Nacional Verde (National Green Tribunal) en 2010 y la Ley de Derechos Forestales (Forests Rights Act, FRA) de 2006, que empezó a hacerse sentir en 2008.
El Tribunal Nacional Verde se creó por ley del Parlamento en 2010 con base en el artículo 21 de la Constitución de la India, que proclama el derecho de todo ciudadano a disfrutar de un ambiente saludable. Así define la ley las competencias del tribunal:
Tratar de manera efectiva y rápida los casos relativos a la protección ambiental y a la conservación de bosques y otros recursos naturales, incluida la aplicación de cualquier derecho legal en relación con el ambiente y el otorgamiento de compensaciones por daños a personas o propiedades, además de otras cuestiones relacionadas.
Desde el 4 de abril de 2011 hasta el 28 de febrero de 2018 el tribunal ha dictado sentencia en 22.090 casos, y cuenta con 3164 a la espera.
La Ley de Derechos Forestales, cuyo nombre completo es “ley de reconocimiento de derechos sobre bosques de los grupos tribales (que consten en listas oficiales) y de otros habitantes tradicionales de bosques”, del año 2006, es una pieza clave de legislación cuyo preámbulo reconoce la injusticia histórica cometida contra los habitantes de los bosques. Afecta a centenares de millones de personas y les asegura derechos tradicionales sobre bosques y otros recursos naturales comunitarios, pues establece una gobernanza democrática basada en las comunidades. La FRA surgió como respuesta legislativa a un movimiento de base de ámbito nacional para registrar los derechos de las comunidades forestales, menospreciados durante la consolidación de los bosques estatales en la época colonial y tras la independencia. Muchas de esas comunidades fueron desplazadas como consecuencia de proyectos industriales y mineros y de otros de conservación de la naturaleza. No recibieron ningún tipo de reconocimiento ni rehabilitación, pues se los consideró ocupantes ilegales de los bosques (CFR-LA, 2016). La sección 4 (5) de la FRA ordena que ningún miembro de las tribus oficialmente registradas (scheduled tribes) u otros habitantes forestales tradicionales (OTFD, por sus siglas en inglés) pueda ser desplazado hasta que se haya completado el proceso de reconocimiento y verificación. Este proceso establecido en la FRA es el único para determinar quiénes son los habitantes con derechos genuinos y cuáles son sus derechos sobre la tierra forestal. Un arma poderosa porque ahora ni las empresas privadas ni el Estado pueden comenzar sus proyectos de inversión (y desalojo) hasta que el reconocimiento y la verificación se hayan completado.
Sin embargo, en los últimos diez años se han dado muchos casos en varios estados de la India en que no se ha respetado la ley (EJAtlas, 2017b). Hasta ahora solo el 3 % del potencial de los derechos forestales comunitarios (Community Forest Rights, CFR) se ha hecho realidad, a pesar de que para las comunidades tradicionales y forestales sería muy relevante afirmar sus derechos y empoderarse frente a proyectos conflictivos clasificados en el EJAtlas como de represas en ríos, combustibles fósiles y justicia climática, biomasa y conflictos de tierras, minerales metálicos y de construcción.
Alianzas y sinergias
La necesidad de establecer alianzas para consolidar internamente cada movimiento y la relación entre ellos es muy fuerte en la India, y todos los movimiento históricos capaces de parar o retrasar proyectos grandes han establecido alianzas entre regiones geográficas, temas conflictivos y distintas sociedades. Un ejemplo de esas sinergias fue el movimiento contra la minería de bauxita en Kashipur, Odisha (EJAtlas, 2017c). De hecho, en este estado hubo diversos conflictos y movimientos en esos años y varias interacciones entre ellos. La gente de Baliapal se mostró contraria a una instalación militar que ocuparía tierra para ensayo de misiles en la década de 1980, y en el lago de Chilika hubo un movimiento contra la acuacultura de camarones. Algunos de sus integrantes viajaron en apoyo de los habitantes de Kashipur, como también lo hicieron los líderes de los movimiento antibauxita contra BALCO y el Gandhamardan Surakhaya Samiti (Naik, 2012). En Kashipur también recibieron apoyo internacional desde Noruega por la participación de Norsk Hydro y desde Quebec por la de ALCAN (ambas empresas transnacionales se retiraron).
En muchos otros casos se dan alianzas entre movimientos de diversos estados. Por ejemplo, en el “valle del carbón” de Jharkhand se levantó un movimiento al final de la década de 1980 para defender el patrimonio cultural tribal y la biodiversidad local, el Karnapura Ghati Bachao Andolan (“Salvemos el valle de Karnapura”). Uno de los líderes del movimiento Chipko del Himalaya, Sunderlal Bahuguna, visitó el valle en dos ocasiones para compartir información sobre las exitosas estrategias de Chipko Andolan.[3]
Las alianzas pueden ser, pues, interestatales dentro de la India o internacionales, especialmente cuando se trata del mismo producto o mercancía (aluminio, hidroelectricidad, carbón, energía nuclear…). En el caso del carbón, cada día crece la intervención o la ayuda de ONG internacionales que se ocupan de la justicia climática, como muestra la siguiente imagen (imagen 3) de activistas contra la minería de carbón en Jharkhand. Las fichas del EJAtlas permiten realizar un análisis cuantitativo de las redes entre las organizaciones de justicia ambiental (y también entre las empresas).[4]
Imagen 3. Pancarta de la quinta reunión nacional de minería de carbón y centrales termoeléctricas. Fuente: B. Roy.
Otro ejemplo de sinergias entre distintos grupos sociales es el movimiento Goa Against Coal (EJatlas, 2017d), en el que habitantes de la ciudad portuaria de Vasco da Gama, de distintos estratos socioeconómicos, confluyen en la protesta contra la importación y el transporte de carbón. En la audiencia pública acerca de la expansión del puerto de Mormugao, los residentes se manifestaron en una movilización de ambientalistas, ingenieros, abogados, pescadores costeros y de arrastre, abuelas, estudiantes, sacerdotes católicos, políticos de distintos partidos (Congreso, Aam Aadmi, partidos locales de Goa y hasta un ministro del Bharatiya Janata Party, ahora en el poder)… todos ellos en contra del proyecto de expansión. El Gobierno de la India tiene ahí un hueso duro de roer.
Conclusión
A pesar de la alta intensidad de las protestas ecologistas, de las nuevas herramientas legales de empoderamiento (el Tribunal Nacional Verde, la Ley de Derechos sobre Bosques), de las movilizaciones masivas pacíficas y de las sinergias y alianzas dentro y a lo ancho de los movimientos, la frecuencia de casos de éxito de la justicia ambiental en la India es menor que el promedio registrado en el EJAtlas (30 éxitos de 270 casos, mientras que en el EJAtlas el porcentaje llega al 17 %). Así, a los ya mencionados casos de Kashipur y Goa, con largas y cohesionadas trayectorias de resistencia, no se los considera éxitos en el EJAtlas. Desde luego, Kashipur no lo fue, ya que ahora hay minería de bauxita. En la India, además de los 30 casos de éxito, hay 132 considerados como de resultado “no seguro”, es decir casi la mitad de los 270. Lo que determina el éxito de un movimiento de justicia ambiental es subjetivo y puede cambiar según el contexto en que se mueven los participantes en el conflicto.
En el EJAtlas, la clasificación en “exitoso”, “no exitoso” o “no se sabe con seguridad” depende de la opinión y la interpretación de quienes rellenan, moderan o corrigen las fichas antes de validarlas. La tendencia general es a considerar exitoso el caso si el proyecto conflictivo se para definitivamente o si se dan una compensación y una rehabilitación suficientes. Pero también a veces los activistas o los observadores consideran que sin duda el movimiento ha sido exitoso (aunque ese éxito se consiga con mucho retraso) si ha ayudado a movilizar a otros grupos en otros lugares. Así pues, ¿cuáles son los factores que determinan o perjudican el resultado exitoso de las protestas ambientalistas masivas en la India? Es un tema para investigaciones posteriores; la información reunida en el EJAtlas puede ayudar en ellas.
Más allá de la India, vemos cooperación y colaboración no tanto o no solo entre los movimientos ecologistas del sur de Asia, sino entre los Gobiernos y las empresas para financiar grandes proyectos de infraestructuras en territorios vulnerables, como en Sri Lanka (Camisani, 2017) o en la central termoeléctrica de carbón en Rampal, en los Sunderbans de Bangladés (Misra y Mookerjea, 2017). Por tanto, otro tema para futuras investigaciones es el análisis de las conexiones entre proyectos y conflictos en todo el sur de Asia y las posibilidades de establecer alianzas contra determinadas empresas o contra proyectos extractivistas similares. Las fichas del EJAtlas ofrecen la opción de vincular unos conflictos con otros parecidos, cuando por ejemplo una misma empresas privada o pública financia proyectos de “desarrollo” que dañan el medio ambiente y despiertan protestas, o casos en que un único proyecto afecta distintos territorios a través de fronteras políticas. Así, las fichas del EJAtlas facilitan los primeros pasos para hacer visible la conexión entre conflictos, y al mismo tiempo permiten percibir sin esfuerzo la necesidad de alianzas entre quienes protestan contra empresas o proyectos del mismo tipo.
Este artículo solo ha arañado la superficie de lo que sabemos sobre los movimientos de justicia ambiental en la India y su evolución en los últimos cuarenta y cinco años. Solo he dado un panorama de algunas de las características más destacadas del activismo por la justicia ambiental en la India (complementado por otros artículos en este número y en otros de la revista ECOLOGÍA POLÍTICA), con atención especial a las intensidades de los conflictos y las sinergias antiguas y recientes, así como a las nuevas herramientas legales y formas de expresión de las protestas.
Bibliografía
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* Institut de Ciència i Tecnologia Ambientals, Universitat Autònoma de Barcelona. E-mail: brototi.econ@gmail.com.
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[1]. Para todos estos casos de la India, consultar www.ejatlas.org/country/India.0
[2]. https://thewire.in/agriculture/the-story-behind-the-burial-satyagraha-over-land-acquisition-in-rajasthan.
[3]. Entrevista personal con Bulu Imam.
[4]. Por ejemplo, http://www.ejolt.org/2015/04/towards-environmental-justice-success-mining-conflicts/.
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