Juan Liu*
Traducido por Alejandro Camargo
Palabras clave: neumoconiosis, salud ambiental, pobreza rural en China, crecimiento económico insostenible
Resumen: Con el auge económico de China, la neumoconiosis se ha convertido en la enfermedad ocupacional más común. Después de años de exponerse sin protección a niveles altamente concentrados de sílice o polvo de carbón en el sector minero o la construcción, muchos trabajadores migrantes de áreas rurales empobrecidas contraen neumoconiosis. Además del dolor físico, la gente con esta enfermedad también sufre una gran presión financiera y emocional. Las familias afectadas enfrentan una enorme carga de costos médicos y trabajos de cuidado, así como la alteración de los roles tradicionales de género o generacionales. A partir del análisis de materiales de múltiples fuentes, este artículo sostiene que la contracción de neumoconiosis es un proceso de regeneración de la pobreza, agravada por sesgos institucionales. Además de instar a la protección de los derechos de los trabajadores y la justicia social, se llama a la reflexión crítica sobre el patrón insostenible del crecimiento económico.
Keywords: pneumoconiosis, environmental health, rural poverty in China, unsustainable economic growth
Abstract: Along with China’s economic boom, pneumoconiosis has become the most common occupational disease in the country. After years of non-protective exposure to highly concentrated levels of silica or coal dust in the mining sector or construction sites, many migrant workers from the impoverished rural areas contract pneumoconiosis. Besides the physical pain, pneumoconiosis sufferers are also under huge financial and emotional pressure. Affected families are facing great burden of medical costs and caring efforts as well as the alteration of traditional gender roles or generational roles; different rural communities have been drained of natural resources and/or human resources. Based on analysis of multi-sourced materials, this paper argues that the contraction of pneumoconiosis is a process of poverty regeneration, while institutional biases aggravate this process. Besides urging for the protection of workers’ rights and social justice, this article also appeals to critical reflection on the unsustainable pattern of economic growth.
Introducción
“Un ataúd se encuentra en un rincón de la casa de He Quangui. Lo ha mantenido obstinadamente envuelto. Pero una tos seca le recuerda, al antiguo minero de oro, su mortalidad. Han pasado más de diez años desde que se le diagnosticó silicosis, una forma de neumoconiosis en la cual los pulmones de un trabajador se ven abrumados por el polvo que respiró en años anteriores en minas de oro, carbón o plata. Es la enfermedad ocupacional número 1 de China. Él es la típica víctima: con treinta años, es el único sostén de la familia, un trabajador migrante de una aldea pobre y remota que recibe tratamiento con poco dinero y con el papeleo de un empleo insignificante… Aquí en la miserable China rural, la mayoría de los trabajadores no pueden localizar a los dueños de las minas para cubrir las facturas médicas y no reciben tratamiento hasta que es demasiado tarde. La mayor parte de ellos simplemente se dan por vencidos a medida que aumentan los costos. Algunos se suicidan”.
Esto es parte de la descripción de un corto documental titulado Dying to Breathe,[1] de Sim Chi Yin, un fotoperiodista de Singapur que vive en Pekín, que presenció los repetidos colapsos de los mineros, un intento de suicidio en la mitad de la noche y lo que la silicosis —un tipo específico de neumoconiosis— le hace a una persona y a su familia en sus etapas finales. Desafortunadamente, He Quangui murió por complicaciones relacionadas con la silicosis el 1 de agosto de 2015, dos meses después del lanzamiento del documental. Como se ha reportado en muchas otras partes, este retrato nos recuerda el panorama general de la enfermedad profesional más común en China, tan característica como los logros chinos en lo que respecta al crecimiento económico y la reducción de la pobreza.
Causada por la inhalación prolongada o intensiva de polvo, la neumoconiosis (que significa “pulmón polvoriento”) es una enfermedad pulmonar ocupacional que causa en los trabajadores industriales y agrícolas disfunciones, discapacidad y muerte prematura. El tratamiento médico no es eficaz en los casos avanzados, por lo que es esencial prevenirla mediante el control de la exposición al polvo respirable. Los dos tipos principales de neumoconiosis son la neumoconiosis de los trabajadores del carbón (comúnmente llamada “pulmón negro”) y la silicosis. Existen, además, la asbestosis y la bisinosis (también llamada “pulmón marrón”), entre otras. La neumoconiosis, que fue común en los países industrializados occidentales a principios del siglo xx, se ha convertido en un grave problema ambiental, sanitario y social en China.
De acuerdo con la última publicación de datos de la China Coal Miner Pneumoconiosis Treatment Foundation (CMPF, 2015),[2] los casos de neumoconiosis reportados en China superaron los 720.000 a finales de 2014, y de estos el 62 % se concentra en la industria del carbón, con más de 440.000. La neumoconiosis también representó casi el 90 % de los casos reportados de enfermedades profesionales en el mismo año, y el 90 % de los casos de neumoconiosis correspondieron a trabajadores migrantes rurales.[3] Sin embargo, una estimación anterior “moderada” realizada por la ONG Love Save Pneumoconiosis planteó que seis millones de trabajadores rurales[4] pueden padecer neumoconiosis en diferentes etapas (Love Save Pneumoconiosis, 2016a). Esta estimación se basó en que muchos casos no se informaron como enfermedades profesionales, ya que la mayoría de los trabajadores rurales afectados no firman contratos de empleo, condición principal para entrar en el proceso de diagnóstico de estas dolencias. En el informe de 2014 sobre las condiciones de vida de los trabajadores con neumoconiosis, Love Save Pneumoconiosis señaló que solo el 6,8 % de los trabajadores rurales (migrantes) con esta afección habían firmado contratos de trabajo, una tasa mucho menor que el promedio para los trabajadores migrantes. En su informe de 2016, esta tasa aumentó al 9,5 %, pero aún es bastante baja (Love Save Pneumoconiosis, 2016b). De cualquier manera, se trata de un gran grupo en condiciones extremas lamentables, que por tanto requiere mayor atención por parte de diferentes actores.
A nivel global, la neumoconiosis se ha estudiado no solo como un problema de salud ocupacional relacionado con las condiciones de trabajo, los riesgos y los tratamientos médicos asociados a la minería, sino también como parte de la historia ambiental vinculada al proceso de industrialización, como un asunto de salud pública que demanda políticas de cobertura o cambios y algunas veces como un problema de justicia ambiental que involucra la militancia de los mineros y el ecologismo obrero (Chen, 2011). En este artículo me baso en materiales empíricos de informes mediáticos, trabajos académicos, reportes de diferentes organizaciones y mi trabajo de campo preliminar para intentar entender la relación entre salud ambiental y pobreza en la China rural a través de la neumoconiosis. Primero, expondré las motivaciones que han llevado a los campesinos a ingresar en estos lugares de trabajo. En la siguiente sección, me centraré en varios casos para mostrar los impactos de la neumoconiosis en el cuerpo individual y la vida familiar y comunitaria. La tercera sección revisará algunos acuerdos y sesgos institucionales y sus encuentros con el activismo de salud ambiental. En la conclusión, discuto el vínculo entre la pobreza y la salud ambiental. Argumento que el proceso de extracción de recursos naturales que sustenta la industrialización, la urbanización y la modernización del país es también un proceso de extracción de mano de obra rural y de los cuerpos físicos de los trabajadores, mientras que los sesgos institucionales agravan la reproducción de la pobreza en los hogares y las comunidades afectadas.
Toparse con la neumoconiosis
Aunque las expresiones silicosis y prevención del polvo aparecen en algunos informes y documentos de política pública chinos desde la década de 1950,[5] la historia de la neumoconiosis en China está estrechamente relacionada con el auge económico desde la década de 1980, cuando la reforma y la apertura llevaron a muchos campesinos a trabajar en industrias como la minería, la fabricación de joyas, la limpieza abrasiva con chorros de arena, la fundición y la construcción, en los que corren un alto riesgo de desarrollar neumoconiosis (Fan et al., 2018). El informe sobre las condiciones de vida de los trabajadores con neumoconiosis de 2014 también reveló que casi el 90 % de los enfermos habían trabajado en minas de carbón u otros materiales metálicos, aproximadamente el 7 % en sitios de construcción como perforadores o lavadores a presión y el resto en fábricas de joyas u otras industrias.
Desde principios de la década de 1990, varios cientos de habitantes de los alrededores de Leiyang, en la provincia central de Hunan, viajaron seiscientos kilómetros al sur para trabajar en las obras de construcción de Shenzhen. Esto sucedió aproximadamente diez años después de la designación de Shenzhen como la primera “zona económica especial” de China en 1980. El famoso “recorrido por el sur de China”[6] en la primavera de 1992 también desempeñó un papel crucial en la orientación y la aceleración de la reforma y apertura del país, así como del proceso de modernización socialista. Los migrantes trabajaron día tras día, perforando y haciendo los cimientos de muchos de los rascacielos más conocidos de la ciudad y en otros proyectos de construcción, incluido el metro. Soportaron estas dificultades en cuevas peligrosas y mal ventiladas con poca o ninguna protección contra el polvo pesado creado por sus taladros, principalmente porque el pago era bueno y porque desconocían por completo el efecto debilitante de la inhalación del polvo de roca a largo plazo. Ni los contratistas de construcción ni las autoridades locales hicieron ningún intento de informar a los trabajadores sobre los peligros inherentes a sus trabajos. En 1999, varios trabajadores comenzaron a quejarse de agotamiento y de ataques repetidos de gripe. Su fuerza disminuyó y muchos regresaron a casa, en Leiyang. En 2002, el primero de los dieciséis trabajadores de las aldeas murió de neumoconiosis (China Labour Bulletin, 2010).
China se convirtió en el mayor productor de oro del mundo entre 2007 y 2016.[7] Su industria de extracción de oro ha recibido una mayor inversión extranjera y nacional en los últimos años, y el número de proyectos y la producción de oro han aumentado al rápido ritmo de los nuevos hallazgos. Como muchos de sus compañeros, He Quangui, el protagonista de Dying to Breathe, no conocía la enfermedad a finales de los años noventa. Como joven trabajador migrante, se mudó y comenzó a trabajar en una mina de oro cerca de su ciudad natal. “Entonces el salario no era alto, entre 800 y 1.200 renminbis (entre 100 y 150 euro) por mes. Se ganaban salarios diferentes con distintos tipos de trabajo. Para ganar más, elegí hacer un trabajo físico de excavación cualificado, y aspiraba polvo todos los días. En ese momento, no sabía que era peligroso y no usaba máscara. Cuando empecé a sentir que algo estaba mal, ya tenía neumoconiosis. He conservado un cuaderno para registrar los nombres de aquellos que han sucumbido a la silicosis […]. Los he visto morir, uno por uno. Sé que un día me pasará lo mismo”.
Imagen 1. He Quangui en su casa. Autor: Sim Chi Yin. Fuente: news.qq.com.
China es el mayor productor y consumidor de carbón del mundo y el mayor usuario de electricidad derivada del carbón. En 2017, produjo 3.450 millones de toneladas de carbón crudo.[8] Además de ser un trabajo arriesgado debido a la falta de seguridad del sector, la minería del carbón también es propensa a las enfermedades. En agosto de 2017, conocí a Yuanyuan, una joven de 31 años, en un pueblo del sur de la provincia de Shaanxi, en el noroeste de China, y me contó la historia de la relación de su familia con la neumoconiosis. El padre de Yuanyuan emigró cuando ella era una niña y trabajó en minas de carbón en Shaanxi para mantener a toda la familia. Varios años después, murió de una enfermedad pulmonar, en ese momento no identificada como neumoconiosis. La pérdida del sostén de la familia forzó a Yuanyuan a emigrar en su adolescencia para mantener a la familia hasta que su madre se quedó ciega. Entonces se vio obligada a quedarse en casa y casarse con alguien que quisiera vivir con su familia. El yerno se convirtió en el sostén familiar. Durante mi visita de campo, Yuanyuan acababa de recibir la confirmación del médico de que su esposo había contraído silicosis porque había trabajado en una fábrica de refinería de sílice durante un breve período. Esto le recordó los últimos años de su padre, y empezaba a pensar que él también había sufrido neumoconiosis. Su esposo ya no puede realizar trabajos físicos pesados, pero todavía tiene algunos trabajos puntuales que le permiten mantener a la familia, excepto en los periodos en que no se siente bien.
Cuando la tierra y la agricultura resultaron insuficientes para mantener sus medios de vida, los pobres rurales se vieron incentivados a emigrar para buscar una alternativa. La migración, la intensificación y la extensificación agrícolas, así como la diversificación de los medios de vida, eran formas de cubrir la gama de opciones abiertas a la población rural y se consideraron como las estrategias principales para salir de la pobreza (Scoones, 1998). Al mismo tiempo, creció la demanda de mano de obra para apoyar la economía creciente del país. Muchos trabajadores rurales migrantes renunciaron parcial o totalmente al trabajo agrícola en las zonas empobrecidas para ingresar a las industrias relativamente lucrativas a las que los menos cualificados podían vender su trabajo manual. Muchos siguieron a sus parientes o vecinos hasta los lugares de construcción en las áreas urbanas o al sector minero.
Al principio, cuando contrataron a los (futuros) enfermos de neumoconiosis, estos trabajadores disfrutaban de ingresos altos e incluso de dinero rápido en comparación con lo que habían obtenido con sus labores agrícolas previas. Los familiares también estaban satisfechos o incluso orgullosos de las mejoras significativas en su vida diaria y de la mayor capacidad de gasto. Después de años de exposición sin protección a niveles altamente concentrados de sílice o polvo de carbón, comenzaron a percibir que su inhalación producía tos, deficiencias respiratorias y gripe, que son los síntomas de la primera etapa de la enfermedad. Después, en una segunda etapa, perdían fuerza y toda habilidad para trabajar. La etapa final, la tercera, es letal. Cuando los gastos médicos agotan todo el dinero ganado durante los años que los enfermos trabajaron, las familias que acababan de salir de la pobreza terminan peor que al principio. Muchos afectados de neumoconiosis lamentan su decisión de incorporarse a la industria en la que enfermaron: “Vendí mi vida a Shenzhen. Si hubiera conocido el peligro de una perforación neumática, nunca habría hecho el trabajo, no importa lo pobre que fuera”, suspiró, triste, un experforador de 52 años.
Respiraciones dolorosas: impactos de la neumoconiosis en el individuo, la familia y la comunidad
Los enfermos de neumoconiosis soportan el dolor físico de la fibrosis pulmonar y dificultades respiratorias extremas. El dolor en el pecho y la tos son los síntomas más comunes. Muchos pacientes tienen que respirar con ayuda de un tanque de oxígeno, y su vida queda atada a una tubería de plástico de unos pocos metros de largo. Cuando la enfermedad está en sus etapas finales, muchos deben arrodillarse varias veces al día e incluso mientras duermen para aliviar el dolor en los pulmones. A menudo tienen poco apetito e incluso les resulta difícil comer. En las etapas avanzadas, la mayoría tiene dificultades para moverse; a menudo se quedan sin aliento simplemente al caminar dentro de casa. No pueden cuidar de sí mismos, pierden peso rápidamente y a menudo parecen solo piel y huesos. Tener neumoconiosis también significa perder la capacidad de trabajar, lo que implica la pérdida de productividad. Este tipo de incapacidad conlleva una presión económica y emocional que les provoca una sensación de inutilidad.
A estos enfermos generalmente se los excluye de las actividades económicas tras desarrollar algunos síntomas. En primer lugar, el dolor físico y las infecciones frecuentes de las vías respiratorias les impiden realizar un trabajo remunerado de tiempo completo. Durante la primera etapa, suelen continuar con su trabajo debido a la presión de llegar a fin de mes, pero la consecuencia es la rápida intensificación de la enfermedad. En segundo lugar, es frecuente que los enfermos de neumoconiosis sean expulsados de su lugar de trabajo cuando se descubren algunos síntomas. También es difícil para ellos pasar los controles de salud para obtener otro trabajo y volver a ingresar al mercado laboral. A veces el sentimiento de extrañeza de los trabajadores enfermos también los excluye de muchas actividades. Les es difícil decidir si deben exponer u ocultar su enfermedad, ya que en ningún caso pueden evitar la exclusión económica. En tercer lugar, los que regresan a las áreas rurales descubren que tampoco pueden manejar el trabajo agrícola, que exige un esfuerzo físico intenso. Por un lado, la familia pierde su fuerza laboral y, por el otro, vivir con una enfermedad incurable, o con una víctima de la enfermedad, inevitablemente crea una seria carga financiera para la familia del campesino.
Tener un miembro enfermo en la familia no solo significa el aumento de la carga económica, sino también la redistribución de las obligaciones familiares y las tareas adicionales de cuidado. Como la mayor parte de las víctimas son varones, las mujeres, los niños y los anciano de ambos sexos tienen que cambiar sus roles tradicionales en una sociedad patriarcal para compartir la carga y sostener a la familia. Las mujeres suelen ocuparse del trabajo físico que usualmente sería de hombres o se habría realizado entre los dos (es el caso de la esposa de He Quangui). Los niños abandonan la escuela secundaria para ganarse la vida para la familia con su propia migración (por ejemplo, Yuanyuan y muchos otros). Los ancianos continúan trabajando en sus tierras agrícolas o vuelven al mercado laboral a una edad muy avanzada para proveer la subsistencia de ellos, los enfermos y la familia (por ejemplo, el padre de He Quangui, que todavía trabaja en el campo, a sus 79 años). En algunos casos extremos, la familia rechaza al enfermo.
Los impactos en los miembros de la familia son particularmente angustiosos para los enfermos de neumoconiosis cuando sienten que no cumplen con los roles normativos y las expectativas de un hombre, un esposo, un padre y un hijo. También se sienten frustrados por depender de sus esposas para su sustento y no poder ser “buenos hijos” de sus padres mayores ni mantener los roles de esposo y padre con dignidad. Así, experimentan un alto nivel de pánico; algunos lamentan no haber podido dar una “mejor vida” o una “esperanza para el futuro” a sus esposas y familias. Su enfermedad crea barreras insuperables para cumplir incluso con algunas obligaciones básicas, y por tanto todo lo que pueden hacer es luchar contra su enfermedad para mantenerse con vida.
El dolor físico, las dificultades económicas —los costos médicos y el pago de deudas— y la frustración de “haber fracasado en la vida” hacen que muchos de los pacientes en la etapa avanzada consideren el suicidio. Una cuerda, una botella de pesticida, un par de tijeras o un salto desde un edificio alto ponen fin al dolor de no poder respirar y al mismo tiempo al que debería haber sido el mejor momento de su vida.[9]
Algunas ciudades y pueblos rurales , como el pueblo Shuangxi en Leiyang y la ciudad de Zhangjiajie en la provincia de Hunan (A, B), Gulang en la provincia de Gansu(C), Leshan en la provincia de Sichuan(D), Xiushui en la provincia de Jiangxi(E), muchos pueblos como Xiangyang, Mazhuanghe,y Hongjun(donde se encontraba He Quangui) en la provincia de Shaanxi (F, G, H), han sido denominados “pueblos de neumoconiosis” por los medios de comunicación, ya que la enfermedad ha debilitado o incluso matado a cientos de aldeanos que eran trabajadores migrantes.[10] Otro documental titulado Las lágrimas de la aldea de Shuangxi[11] mostró a esta aldea afectada por la neumoconiosis debido a una historia de migración para trabajar con taladros neumáticos, y a su la gente llorando en el paisaje encantador y pintoresco de los campos de arroz, incapaces de detener este problema mortal.
Obstáculos en el camino hacia la justicia
Aunque en una posición muy desfavorecida, los enfermos de neumoconiosis no son víctimas pasivas ni individuos silenciosos sin ninguna reacción legal y política. Los informes de los medios de comunicación han documentado diversas estrategias y tácticas de diferentes personas o grupos en los últimos años. Sin embargo, este asunto nunca había llamado mucho la atención hasta que Zhang Haichao, un afectado de neumoconiosis de la provincia de Henan que enfermó en su trabajo, dio el drástico paso de someterse a una toracotomía en un hospital de Zhengzhou después de haber sido rechazado por el Centro Xinmi de Control y Tratamiento de Enfermedades para recibir un diagnóstico legalmente válido. Más tarde, esa misma institución le diagnosticó erróneamente tuberculosis en 2009. La operación reveló una neumoconiosis inequívoca. Zhang había trabajado durante varios años en una fábrica de materiales abrasivos en Xinmi, cerca de la capital provincial de Zhengzhou, y había respirado nubes de polvo todos los días. A partir de 2007, la tos y la presión en el pecho lo llevaron a varios hospitales locales y nacionales, que confirmaron el diagnóstico de neumoconiosis. El rechazo de diagnósticos legalmente válidos de otras jurisdicciones es uno de los obstáculos que impiden que las personas con este mal inicien el proceso de compensación. Pero la cirugía de tórax abierto de Zhang atrajo una amplia cobertura de los medios de comunicación y finalmente Zhang obtuvo una compensación de 615.000 renminbis (cerca de 75.000 euros)[12] en un acuerdo con su antiguo empleador, lo que le permitió recibir un trasplante doble de pulmón. Pocos trabajadores han corrido con la misma suerte.
En los informes del China Labor Bulletin (2010) y Love Save Pneumoconiosis (2014, 2016), se han denunciado muchos otros obstáculos por parte de los sistemas legales y reglamentarios, los empleadores y las autoridades gubernamentales. El informe de 2014 de Love Save Pneumoconiosis indicó que solo el 25,72 % de los pacientes con neumoconiosis intentaron solicitar indemnizaciones, y que cerca de dos tercios de los que las solicitaron recibieron algunas compensaciones, lo que representa el 17,31 % de los pacientes investigados, mientras que la gran mayoría de los enfermos de neumoconiosis no obtuvieron nada. El mismo informe reveló que el tiempo promedio de espera desde la solicitud hasta la recepción de alguna compensación es de 16,94 meses y el tiempo máximo, de seis años.
Aunque ha habido algunas enmiendas a la Ley sobre la Prevención y el Tratamiento de Enfermedades Ocupacionales en los últimos años,[13] para los trabajadores rurales migrantes, todavía es bastante difícil seguir todos los pasos y reclamar compensaciones. Por ejemplo, las disposiciones legales relacionadas con el pago de beneficios por enfermedad ocupacional, como gastos médicos y compensación por pérdida de ingresos, exigen una prueba de la relación laboral con el empleador, pero la neumoconiosis tiene un largo periodo de latencia. La enfermedad puede ser consecuencia de un trabajo anterior, y a menudo los trabajadores no tienen ningún contrato laboral para demostrar empleo previo cuando aparecen los síntomas clínicos más graves. Por lo tanto, tienen poco o ningún poder de negociación, lo que los obliga a asumir todos los costos o a aceptar pagos significativamente más bajos que aquellos a los que tendrían derecho si todavía estuvieran empleados o si pudieran probar la relación laboral; por no hablar de la atención a largo plazo y el tratamiento continuo solo para sobrevivir, el cual es costoso y está fuera del alcance de la gran mayoría de los trabajadores migrantes. Sin una prueba de la relación laboral, también es difícil pasar por un proceso de revisión judicial en los tribunales para cubrir los costos de tratamientos o compensaciones; tales demandas son a menudo ignoradas o rechazadas por los tribunales. Sin embargo, a los trabajadores formalmente empleados en empresas estatales (como las minas de carbón del Estado), cubiertos con un seguro de lesiones laborales, se les reconocen estos derechos.
Las leyes estipulan que los empleadores deben proporcionar a los empleados un entorno de trabajo seguro que se ajuste a las normas nacionales de salud ocupacional. Los empresarios que causan un daño grave a la salud de sus empleados están sujetos a sanciones tales como la suspensión de operaciones, multas o cierre, e incluso deben asumir la responsabilidad penal. Si el empleador no ha contribuido al fondo de seguro de lesiones laborales cuando un empleado contrae una enfermedad ocupacional, debe pagar los beneficios y los gastos establecidos en el reglamento. Sin embargo, cuando los trabajadores de industrias con mucho polvo presentan los primeros síntomas de neumoconiosis, muchos empleadores intentan deshacerse de ellos lo más rápido posible. Algunos colaboran con los hospitales para falsificar u ocultar los exámenes médicos posteriores al empleo. Mudarse a otros lugares, modificar el nombre de la empresa, cambiar de inversionistas y gerentes o fusionarse con otra compañía son estrategias usadas para evadir las responsabilidades legales con las víctimas de neumoconiosis. El poder económico y las conexiones políticas son paraguas protectores para los empleadores. Es fácil para ellos librarse de penas solo con retrasar los procedimientos el mayor tiempo posible, lo que obliga a los enfermos empobrecidos a abandonar la lucha por la justicia.
Los médicos, los funcionarios gubernamentales, los árbitros y los jueces responsables de evaluar y resolver casos de enfermedades ocupacionales pueden ser tanto una ayuda como un obstáculo para los enfermos (China Labor Bulletin, 2010). Si estos actores en posiciones de autoridad adoptaran un enfoque comprensivo y considerado, las víctimas en teoría podrían obtener una reparación relativamente rápida. Pero con mucha frecuencia los funcionarios son demasiado rígidos en su interpretación de la ley y las normas de procedimiento. Además, pueden ser influenciados indebidamente o incluso comprados por los jefes de las empresas locales. Por lo tanto, un proceso relativamente simple de reparación previsto en la ley se ha convertido en un camino enredado de obstáculos que muchos enfermos de neumoconiosis, ya debilitados y paralizados por la deuda, no esperan superar.
La informalización del trabajo y la exclusión de los enfermos rurales del sistema legal han llevado a la aparición del “activismo celular no legalista” (Fan y Ng, 2018). Por ejemplo, frustrados por la intransigencia del hospital, alrededor de ciento ochenta trabajadores de Leiyang, que habían contraído neumoconiosis como estibadores y perforadores en Shenzhen en la década de 1990, realizaron una manifestación frente al Gobierno municipal de Shenzhen el 15 de junio de 2009. El 19 de enero de 2011, varios exmineros que habían trabajado varios años en minas de oro privadas cerca de la frontera con Mongolia se manifestaron en Xi’an, capital de la provincia de Shaanxi, en representación de más de ciento cincuenta enfermos del condado de Gulang en Gansu. Pedían la atención del Gobierno y de la sociedad. Antes de esto, algunos de ellos habían viajado a Pekín para buscar asistencia médica urgente y compensación de su antiguo empleador. El tema llamó la atención de los medios nacionales, como CCTV, Global Times y China Economic Times, y recibieron apoyo de algunas organizaciones de la sociedad civil y de muchas personas. Bajo la presión considerable de los medios de comunicación y el público en general, las autoridades de Gansu comenzaron a movilizar donaciones a manera de un fondo especial para los tratamientos de los enfermos de neumoconiosis en el condado de Gulang.
Sin embargo, como comentan Fan y Ng (2018), las protestas de los trabajadores que sufren de neumoconiosis son “luchas por compensación”, pero no “luchas por reformas progresivas” de las condiciones laborales que incluyan la firma de contratos de empleo, la cobertura del seguro social ni la justicia ambiental en el lugar de trabajo. Además, las autoridades y los empleadores hacen todo lo posible para dividir y controlar el activismo de la neumoconiosis con el fin de limitar la escala y el alcance de cualquier acción.
Conclusión: reconsideración del vínculo entre pobreza y salud ambiental
La difícil situación de He Quangui y su familia se ha reproducido en toda China. Muchos de los campesinos rurales que buscaban una mejor vida para sus familias trabajando en minas, canteras de piedra, sitios de construcción y fábricas de piedras preciosas regresaron a sus aldeas enfermos de neumoconiosis y moribundos. El extraño círculo de emigrar para deshacerse de la pobreza y regresar a la pobreza debido a una enfermedad causada por la migración es frecuente en muchas familias y aldeas de las áreas menos desarrolladas del país. Para sostener el crecimiento económico y urbano, que parece desarrollarse sin límites ni restricciones, no solo se han extraído enormes cantidades de recursos naturales y se ha contaminado el medio ambiente tanto en las ciudades como en las zonas rurales, sino que también se han extraído seres humanos, sujetos biopolíticos, a través de trabajos peligrosos, sucios y exigentes (las 3 D en inglés).[14] Las áreas rurales pobres, drenadas por el capital como “venas abiertas” (Galeano, 1997) y luego dejadas con “vidas desperdiciadas, víctimas colaterales de progreso” (Bauman, 2004: 15), no solo enfrentan la pobreza reempobrecida de la generación actual, sino también el callejón sin salida de su posible transferencia intergeneracional.
La situación de los enfermos de neumoconiosis empeora debido a los muchos obstáculos provenientes de las leyes y procedimientos, de los empleadores y las autoridades. Los sesgos institucionales entorpecen la búsqueda de reparación. Las acciones colectivas o las protestas pueden ser efectivas para atraer cierta atención de los medios de comunicación y del público y ayudar en su lucha por las compensaciones, pero es imperativo realizar reformas progresivas para mejorar el ambiente y la seguridad en el lugar de trabajo, garantizar los derechos de los trabajadores migrantes, asegurarse de que las víctimas de enfermedades ocupacionales tengan derecho legal a las compensaciones y que las puedan obtener más fácilmente.
Además, se debe recordar a todos los miembros de la sociedad que no es cierto el lamento de algunos enfermos de neumoconiosis: “¡Es nuestro destino! ¡Es nuestro cruel destino!”. La tragedia de sus vidas se debe en gran medida al patrón insostenible de crecimiento económico. A través del análisis de la neumoconiosis, debemos reflexionar seriamente acerca de que nuestra exigencia de productos específicos crea víctimas a lo largo de las cadenas de valor, y acerca de cómo vivir en un mundo con mayor justicia social y ambiental.
Agradecimientos
La autora forma parte del proyecto EnvJustice, financiado por una subvención del European Research Council (ERC, n.o 695446). La idea básica del artículo se desarrolló en la Universidad Northwest A&F, Yangling, Shaanxi, China, después de una charla con el periodista de investigación Keqin Wang en mayo de 2017.
Bibliografía
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* College of Humanities and Social Development, Northwest A&F University, Yangling, Shaanxi, China. Institute of Environmental Science and Technology (ICTA), Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), Barcelona. E-mail: juanlcau@gmail.com.
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[1] Pulitzer Center, 2015. Dying to Breathe. Disponible en: https://pulitzercenter.org/projects/china-gold-miners-sicken-workers-mortality-silicosis-pneumoconiosis, consultado el 4 de abril de 2017.
[2] People.com, 2015. 中国尘肺病报告人数超过72万人 62%在煤炭行业 (“China reportó más de 720.000 casos de personas con neumoconiosis, 62 % de los cuales están relacionados con la industria del carbón”). Disponible en: http://politics.people.com.cn/n/2015/0207/c1001-26523549.html, consultado el 20 de Septiembre de 2017.
[3] Principalmente hombres, pero en algunas industrias específicas, como la fabricación de joyas, también hay mujeres. National Health Commission, 2015. 2014全国职业病报告情况 (“Informe nacional de enfermedades profesionales”). Disponible en: http://old.chinasafety.gov.cn/zwdt/gwgg/201512/W020171101459125101354.docx, consultado el 20 de septiembre de 2017.
[4] Los informes chinos utilizan expresiones ligeramente diferentes para aludir al mismo grupo de personas: “trabajadores de áreas rurales”, “trabajadores rurales”, “trabajadores migrantes” o “trabajadores rurales migrantes” son formas de referirse a personas que antes residían en el campo y se dedicaban a la agricultura y que migraron a otras áreas —no necesariamente urbanas— para participar en el trabajo manual.
[5] Consejo de Estado de la República Popular China, 1956. 国务院关于防止厂矿、企业中矽尘危害的决定 (“Decisión sobre prevención de riesgos de polvo en fábricas, minas y empresas”). Disponible en: http://www.china.com.cn/law/flfg/txt/2006-08/08/content_7060149.htm, consultado el 10 de octubre de 2017.
[6] Deng Xiaoping’s South China tour, 1992. Disponible en: http://www.china.org.cn/china/CPC_90_anniversary/2011-04/19/content_22392494.htm, consultado el 23 de septiembre de 2018.
[7] “Gold Mining Map and Gold Production in 2016 – World Gold Council”. Disponible en: https://www.gold.org/about-gold/gold-supply/gold-mining/gold-mining-map, consultado el 20 de septiembre de 2018.
[8] “China 2017 raw coal output up 3.2pct, Dec figure at 24-mth high”. Disponible en: http://www.sxcoal.com/news/4567443/info/en, consultado el 23 de noviembre de 2018.
[9] Pueden consultarse muchos casos de suicidio en “湖南耒阳尘肺乡调查:多人痛苦自杀” (“Noticias de Beijing. Investigación sobre silicosis en Hunan Leiyang: numerosos suicidios) . Disponible en: https://mp.weixin.qq.com/s/0tyGeYUzq0fYuK6hC2_6FA, consultado el 23 de septiembre de 2018.
[10] Las letras A, B, etc., se refieren al “Mapa de la R. P. China, con límites provinciales” de la página 40.
[11] J. J. Fan, 2010. “双喜村的眼”, (“Lágrimas de Shuangxi”). Disponible en: http://www.iqiyi.com/w_19rrnhyxrh.html, consultado el 5 de junio de 2017.
[12] Un informe posterior reveló que la compensación real que había recibido había sido casi del doble (1,2 millones), con base en un acuerdo privado con su exempleador. China Labour Bulletin, 2013. “El activista de la neumoconiosis Zhang Haichao recibe un trasplante de doble pulmón que le salvará la vida”. Disponible en: https://www.clb.org.hk/en/content/pneumoconiosis-activist-zhang-haichao-gets-life-saving-double-lung-transplant, consultado el 30 de septiembre de 2018.
[13] Se realizaron modificaciones en 2011, 2016 y 2017. Por ejemplo, las enmiendas de 2011 eliminaron el umbral de aceptación para el diagnóstico de enfermedades profesionales, simplificaron el proceso de arbitraje laboral, estipularon la responsabilidad de la autoridad reguladora para emitir juicios sobre materiales en disputa en circunstancias específicas e incluyeron el autoinforme de los trabajadores como referencia para un diagnóstico de enfermedades profesionales. Pero, hasta las enmiendas de 2017, hubo restricciones en la calificación de los establecimientos de atención médica para realizar controles de salud ocupacional. Tras estas modificaciones, una institución puede realizar exámenes de salud ocupacional siempre y cuando se le otorgue la licencia de práctica de una institución médica.
[14] “Dangerous, dirty and demanding”. N. del t.
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