Mauricio López*, Mauricio Gamiño** y Miguel A. Pinkus***
DOI: doi.org/10.53368/EP60MABr06
Resumen: En la península de Yucatán se han registrado múltiples iniciativas de proyectos y programas para el rescate de la meliponicultura, es decir, la crianza de la abeja nativa comúnmente conocida como abeja melipona (Melipona beecheii). Un estudio etnográfico en la Reserva de la Biosfera de Los Petenes en Campeche, México, registró la reivindicación de elementos bioculturales asociados con la abeja melipona. Con un enfoque decolonial, el estudio concluye que la revaloración de estos elementos promueve la identidad cultural, el arraigo y la defensa del territorio, y complementa los esfuerzos de conservación de la reserva. Finalmente, se recomienda implementar un instrumento de evaluación de la dimensión biocultural, con miras a contribuir a la conservación de áreas naturales protegidas.
Palabras clave: conservación, áreas naturales protegidas, maya peninsular, diversidad biocultural, península de Yucatán
Abstract: There have been multiple project initiatives in the Yucatan Peninsula aimed to rescue the melipona bee (Melipona beecheii). Through an ethnographic study in the Los Petenes biosphere reserve in Campeche, Mexico, the present study registered the revitalization of biocultural elements associated with the melipona. From a decolonial approach, the study concludes that this revitalization promotes cultural identity, and the defense of the territory, complementing conservation efforts. Finally, the study recommends the implementation of an instrument to evaluate the biocultural dimension, with the purpose of contributing to the conservation of protected natural areas.
Keywords: conservation, protected natural areas, peninsular Maya, biocultural diversity, Yucatan peninsula
Introducción
Según los meliponicultores tradicionales en la península de Yucatán, actualmente existe una mayor competencia entre la Melipona beechei (xuunan kaab) y la Apis mellifera africanizada. Esto, aunado a la deforestación (falta de recursos de polen y néctar de árboles forestales nativos), huracanes, sequía prolongada, así como una pérdida de las creencias y conocimientos tradicionales, es, a decir de ellos, una de las principales razones de la pérdida de colonias de estas abejas (Villanueva-Gutiérrez et al., 2013). Para Loh y Harmon (2014), la biodiversidad y la diversidad lingüística se están perdiendo a tasas similares, mientras que la disminución de la biodiversidad suele ser el resultado de una o más de las siguientes amenazas directas: pérdida y destrucción del hábitat, sobreexplotación directa de las especies, cambio climático y contaminación. La pérdida de la diversidad lingüística se atribuye a fenómenos como la migración y la urbanización. Todos estos aspectos pueden vincularse con la homogeneización cultural globalizada.
Con esta nueva racionalidad globalizada y fundamentada en un esquema capitalista neoliberal, la reestructuración de las políticas públicas en América Latina gira en torno a la explotación insostenible de la naturaleza, que altera el uso del suelo y del agua, destruye el entorno natural, reduce a monocultivos los diversos sistemas productivos que caracterizan el patrimonio biocultural de estos pueblos y convierte las familias campesinas en «unidades de producción especializadas y dependientes» (Durand et al., 2011: 291), lo que contrasta con fuerza con la diversidad biocultural de los pueblos originarios (Gudynas y Acosta, 2011; Mignolo, 2008; Leff, 2004; Quijano, 2000). Con un enfoque decolonial, el presente análisis constata que la revaloración de elementos del patrimonio biocultural local incide ampliamente en la percepción de las meliponicultoras asociadas en un proyecto impulsado por Educampo, una organización de la sociedad civil (OSC) que se propone promover el emprendimiento entre mujeres mayas peninsulares.
Las Áreas Naturales Protegidas (ANP) en México
En México, en la actualidad existen 182 ANP Federales a cargo de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp). Alrededor del 10 por ciento de las ANP están en el territorio de pueblos originarios o campesinados que han persistido por generaciones ahí (Boege, 2008). Una mirada decolonial, entonces, debe abordar la conservación de la naturaleza desde diversos contextos epistemológicos y culturales, en especial en estas áreas, para democratizar el intercambio de los diferentes saberes y formas de vida que han contribuido a su conservación (Rozzi, 2018).
El patrimonio biocultural de las comunidades originarias o locales tiene que entenderse y abarcar términos generales como la cosmovisión, el conocimiento, las creencias, los valores culturales y espirituales, las prácticas y las innovaciones que se mantienen de forma colectiva y que están indisolublemente vinculadas al contexto socioecológico tradicional de sus comunidades (Maffi y Dilts, 2014). Por otra parte, el modelo de conservación neoliberal promueve los procesos de comodificación, es decir, la asignación de un valor monetario a algunos elementos de la naturaleza u otras cosas o fenómenos que no eran objeto de intercambio comercial, así como la adopción de políticas públicas para incentivar la privatización y la ampliación de los mercados. La problemática de la conservación en ANP se ha abordado a través de esquemas fundamentados en la economía ambiental, como los programas de pagos por servicios ambientales, la reducción de emisiones por deforestación (REDD+) y el ecoturismo, entre otros factores. No obstante, este modelo transforma profundamente la manera en que nos relacionamos con la naturaleza, las relaciones sociales y las estrategias de subsistencia en sitios y momentos específicos (Durand, 2014).
Desde la perspectiva neoliberal, la conservación implica «modificar las estrategias económicas [del campesinado] hacia esquemas rentables […] para lo cual es indispensable que [se] desarrollen capacidades locales relacionadas con el acceso a los mercados y con garantías de permanencia» (Sarukhán et al., 2012: 27). En este sentido, la mirada decolonial permite deconstruir la racionalidad capitalista neoliberal hegemónica, cimentada en la matriz colonial del poder (Quijano, 2000). La tesis de la decolonialidad también se aplica a las diferentes cosmovisiones ecológicas, en que la deconstrucción de la racionalidad hegemónica del esquema convencional de conservación en ANP da paso a otras cosmovisiones que pueden coexistir, convivir y dialogar con diversas culturas y especies en regiones biofísica y sociopolíticamente heterogéneas (Rozzi, 2018). Así, la presente investigación sugiere que revalorar los componentes bioculturales por medio de la meliponicultura contribuye a la emancipación de los actores de una lógica neoliberal, al fortalecimiento de las identidades colectivas y a la defensa del territorio.
La meliponicultura en la Reserva de la Biosfera de Los Petenes (RBLP)
La investigación etnográfica se realizó en la RBLP, en el marco del Proyecto Papiit de interacción hombre-naturaleza y la política pública ambiental en dos Áreas Naturales Protegidas del sudeste mexicano (IN 304220). Allí se entrevistó a cuatro grupos de meliponicultoras asociadas a la OSC Educampo. Cabe subrayar que todas las integrantes de los grupos que participaron son mujeres, y en su mayoría unidas por vínculos familiares. Asimismo, el trabajo reconoció que el involucramiento de mujeres en estas iniciativas contribuye de manera importante a conservar la biodiversidad (Sobral et al., 2017). Por último, la investigación constató la revaloración de las categorías analizadas a continuación.
Revaloración de elementos tradicionales
Esta se hizo evidente en la manera de los grupos de percibir elementos tradicionales como el jobón (la colmena tradicional), el uso del traspatio para colocar el meliponario (o colmenar), la lengua maya, así como creencias y saberes asociadas con la xuunan kaab. Por ejemplo, algunas meliponicultoras señalaron que Los Petenes —ecosistemas compuestos por lunares o isletas de selva intacta entre manglares— son un gran reservorio de abejas nativas de donde antiguamente se colectaban para criarlas en los traspatios. Asimismo, en el grupo de enfoque, una meliponicultora recordó que su abuelo le pedía ayuda con las xuunan kaab porque «tienes la mano caliente [choko k’ab], es decir, sí puedes manejar la melipona [porque la colmena queda estable]». Además de en algunos nombres de los grupos de meliponicultoras —como Mak jobon y Meiji kab—, también se registró el uso de la lengua maya para describir elementos asociados con la meliponicultura y su hábitat. Algunos ejemplos son: el árbol dzidzilché (Gymnopodium floribundum Rolfe), una importante especie melífera; haltunes, piedras cóncavas de donde beben agua las abejas, o el kankab, la tierra utilizada para sellar los jobones. Se registraron también nombres relacionados con usos ceremoniales, como hanlikol —ceremonia para dar gracias por la cosecha— y las bebidas sacaab y ba’alché, así como nombres de otras abejas nativas de la región.
Imagen 1: Meliponario tradicional con jobones y jícara, donde pueden beber agua las abejas. En RBLP. Autor: Mauricio López.
Fortalecimiento de la identidad y defensa del territorio
De acuerdo con algunas meliponicultoras, las abejas han cobrado más importancia como seres vivos a raíz del proyecto. Estas creencias y sus valores asociados se transmiten a las nuevas generaciones. Por otro lado, una meliponicultora señaló que el proyecto ha concientizado a las participantes sobre asuntos ambientales:
A nosotros [los grupos], sí nos ha concientizado sobre el medioambiente, pero los vecinos siguen usando herbicida; [además] hay gente que incendia, y los árboles melíferos se queman, este tiempo de mucho calor se quemó mucho; usan pesticidas, nosotros tratamos de no usar nada de eso.
Además, se pudo evidenciar la reciprocidad y solidaridad entre las meliponicultoras y movimientos de justicia ambiental. Por ejemplo, una informante recuerda su apoyo al rechazo a la siembra de soya transgénica, en la que han participado colectivos de apicultores y meliponicultores, entre otros ambientalistas.
Conclusiones
Con un enfoque decolonial, la interpretación del trabajo presentado constata que el proyecto ha propiciado la revaloración de elementos propios del patrimonio biocultural local y, en consecuencia, ha fortalecido la identidad regional de las participantes, entendida como «la imagen distintiva y específica (dotada de normas, modelos, representaciones, valores, entre otros) que los actores sociales de una región se forjan de sí mismos en el proceso de sus relaciones con otras regiones y colectividades» (Meza Bernal, 2012). Desde este enfoque, el análisis corrobora la colaboración entre comunidades campesinas, académicos y OSC para fortalecer los movimientos ambientalistas con lo que Toledo llama «la defensa de la cultura y de la producción mediante el reencuentro con la naturaleza» (Durand et al., 2011: 296). Por último, con miras a complementar el sentido de la conservación de la biodiversidad —en particular en las comunidades aledañas a ANP—, se recomienda elaborar e implementar instrumentos de evaluación de los proyectos productivos desde la dimensión biocultural (López Barreto y Pinkus Rendón, 2020), es decir, desde un paradigma biocultural que articule la dimensión biológica con la cultural (Toledo, 2013).
Agradecimientos
Esta investigación se ha realizado gracias al Programa UNAM-Papiit IN 304220.
Referencias
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* Becario del Programa de Becas Posdoctorales UNAM, Centro Peninsular en Humanidades y Ciencias Sociales (Cephcis), asesorado por el doctor Miguel Ángel Pinkus Rendón. E-mail: mauri.lopez@gmail.com.
** Universidad Autónoma de Yucatán (UADY). E-mail: m.gamino.inas@gmail.com.
*** Cephcis-UNAM. E-mail: mapinkus@humanidades.unam.mx.
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