María Teresa Almarza*

DOI: doi.org/10.53368/EP65TErdr02

 

Resumen: Como luchadora ambiental junto con mis compañeras busco avanzar hacia las transiciones sociales y energéticas considerando perspectivas psicosociales y comunitarias. Desde las luchas territoriales en nuestra zona de sacrificio, constatamos cómo la colonización y el extractivismo han configurado territorios despojados de sus bienes comunes y un sistema sexogénerico heteronormado al servicio del capital.

Con respecto a nuestra propuesta hacia la transición cultural y sociológica, en alianza con otras organizaciones, en unidad con otras fuerzas ecológicas y democratizadoras de las comunidades, buscaremos descolonizar violencias instaladas en nuestros cuerpos-territorios, combinando arte, cultura y educación, y desarrollando ciudadanía. Queremos liberar identidades negativas y conciencias inferiorizadas. Transitar hacia un cambio cultural y político a nivel psicosocial-comunitario para llegar al nivel del cambio cultural histórico-político.

Palabras clave: resistencia, racialización, cultura, educación, arte, liberación

 

Abstract: As an environmental fighter with my colleagues, we seek to move towards social and energy transitions considering psychosocial and community perspectives. From our territorial struggles in our sacrifice zone, we see how colonization and extractivism have configured territories stripped of their common goods and a heteronormative sex-gender system at the service of capital.

Our proposal towards the Cultural Sociological Transition: In alliance with other organizations, seeking unity of ecological and democratizing forces, in communities we will seek to decolonize violence installed in our territorial bodies combining Art-Culture-Education and developing citizenship. Releasing negative identities and inferiorized consciences. Transiting towards political cultural change at the psychosocial-community level to reach the level of political historical cultural change.

Keywords: resistence, racialization, culture, education, art, liberation

 

 

Introducción

Somos Mujeres de Zona de Sacrificio en Resistencia (Muzosare) de Puchuncaví-Quintero. Luchamos contra la injusticia ambiental y social. Vivimos en las comunas de Puchuncaví-Quintero, en Chile, y existimos oficialmente desde 2016. Escribo como vecina de Puchuncaví, activista socioambiental desde hace quince años, psicóloga social, con muchos años de docencia y prácticas profesionales con alumnos, tesis de grado e investigaciones sobre los problemas sociales de las comunidades en la bahía de Quintero.

Una compañera de Valparaíso (Sánchez, 2023) plantea que las zonas de sacrificio han sufrido procesos de racialización socioambiental, y que las mujeres rechazamos estos mandatos extractivistas y patriarcales desde nuestras subjetividades, con acciones colectivas, configurando así nuestra identidad política.

 

Breve historia de este lugar

Las comunas de Puchuncaví y Quintero se ubican a orillas de la hermosa bahía de Quintero, al norte de la región de Valparaíso. Finalizando el siglo XVI, y consolidada la colonización española, fue Quillota sede del corregimiento, que gobernaba desde Illapel hasta Casablanca, incluido Puchuncaví-Quintero. El conquistador Valdivia fue entregando estos territorios a sus soldados, unos grandes predios llamados haciendas, que iban acompañadas de «encomiendas», formadas por «pueblos de indios» (Córdoba et al., 2014).

Durante la república, estos territorios continuaron desarrollando la agricultura, la actividad agropecuaria y la pesca artesanal, como actividades económicas florecientes. Predominaba la hacienda como institución dominante, en la que los patrones eran quienes detentaban el poder. En el siglo XX, desde 1973 hasta 1990, la dictadura militar consolidó las características de nuestra cultura autoritaria ancestral.

Para la exportación de minerales de la zona central en los años cincuenta y sesenta, las autoridades establecieron la Empresa Nacional de Minería, encargada de su elaboración básica, y una termoeléctrica a carbón para generar energía eléctrica. Más tarde, se instalaron más empresas, termoeléctricas a carbón y gas, cemento, productos químicos, explosivos, combustibles, obras de recepción y almacenamiento de gas, el puerto industrial y un conjunto de veinte empresas tóxicas peligrosas. Todo ello, sumado a asentamientos militares previos de la Fuerza Aérea de Chile, constituyó una bahía sobresaturada.

 

Empresas generadoras de zonas de sacrificio

En estas comunas se vulneran sistemáticamente derechos considerados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, de Naciones Unidas, de 1948, como el derecho a la vida y la salud. El riesgo de enfermar de cáncer es alto. Investigaciones en marcha desde 2012 probaron que la exposición crónica a metales pesados se relaciona con el daño del ADN y la mutación del gen vigía del cáncer (P53), lo que desencadena cánceres diversos (Madrid y Ciesal, 2022). Otro daño se relaciona con los riesgos en la gestación, con un notorio aumento en los nacimientos de niños con malformaciones congénitas (Tchernitchin, 2014; Colegio Médico de Chile, 2018). Por último, los niños son sistemáticamente expuestos a contaminación en sus escuelas. Desde 1999 se reconoce este daño en la salud respiratoria de niños y niñas, gracias a un estudio de salud pediátrica (Sánchez et al., 1999).

Uno de cada cinco niños de las escuelas de Puchuncaví, presenta problemas cognitivos atribuibles a inhalación de metales pesados..  En 2011, ante una grave intoxicación en la escuela La Greda (con treinta afectados), el Estado solicitó estudios (Jamett, 2012) sobre los efectos de estas emisiones en niños, y se concluyó que el suelo de esta escuela presentaba la peor calidad del suelo por contaminación con metales pesados. Se la trasladó a una distancia de las termoeléctricas inferior a lo establecido por la OMS. Entre marzo y abril de 2017 y marzo y mayo de 2018, el alumnado de la escuela de Ventanas debió ser atendido en un centro de salud familiar (Cesfam), debido a fuertes emanaciones de gas. Su origen nunca fue identificado.

En agosto y septiembre de 2018 tuvo lugar una grave crisis ambiental en esta zona: 2000 personas se intoxicaron solo por respirar el aire de Quintero y Ventanas. Las niñas y los niños resultaron entre los principales afectados, con síntomas de dolor de piernas, suma debilidad muscular, mareos, trastornos digestivos y cefaleas. El hospital de Quintero y Cesfam Puchuncaví colapsaron. Algunos niños fueron hospitalizados en el hospital Fricke, en Viña del Mar, por complicaciones mayores. Otras investigaciones señalaron también presencia de gases y compuestos orgánicos volátiles en la bahía de Quintero, algunos de estos internacionalmente prohibidos. Sin embargo, las autoridades pertinentes nunca identificaron de un modo específico los tóxicos ni las empresas responsables. Faltó la voluntad política necesaria.

Los derechos económicos, sociales y culturales también son vulnerados de forma sistemática. Las tradicionales actividades agrícolas, agropecuarias y la pesca artesanal se encuentran casi extintas por la contaminación de los suelos, el aire y el mar de la bahía, lo que ha empobrecido a los habitantes del territorio. Los índices de pobreza multidimensional, según Casen (2015), son en Quintero del 26,7 por ciento y en Puchuncaví del 23,4 por ciento (en comparación, Valparaíso presenta un 17 por ciento y Viña del Mar, un 16).

Los derechos civiles y políticos son vulnerados de diversas maneras. Durante la crisis ambiental del 2018, las fuerzas especiales de carabineros custodiaron las empresas y se hicieron muchas detenciones arbitrarias. Las autoridades decidieron cerrar los colegios, y no las empresas, e implementaron una violencia patriarcal en contra de las mujeres de Quintero-Puchuncaví. Las madres de esos niños debieron optar entre sus hijos, que deberían permanecer en casa, y arriesgarse a perder sus trabajos, o abandonar a los niños en sus hogares. Debido al sistema sexogenérico imperante en esta sociedad, la violencia de la contaminación agredió en mayor medida a las mujeres —especialmente a las madres, quienes además vieron vulnerados sus derechos laborales—. Coincidimos con el ecofeminismo que denuncia que la vida humana y el cuidado de nuestro ambiente quedan fuera de las preocupaciones del modelo económico capitalista. Respecto de las violaciones de los derechos civiles y políticos, presentamos un caso que resulta paradigmático: la construcción de la termoeléctrica Campiche de AES Gener. La organización del Consejo Ecológico interpuso un recurso de protección contra la instalación de una cuarta termoeléctrica a carbón de la empresa AES Gener, y ganó en las Cortes de Valparaíso y en la Corte Suprema en junio 2009. Este histórico fallo provocó un gran revuelo mediático y diversas visitas de gerentes de AES Gener y de embajadores desde Estados Unidos al ministro del Interior. Los sectores empresariales y la derecha política se apresuraron a buscar la manera de que a AES Gener no se la tocara ni con el pétalo de una rosa… Encontraron la solución cambiando la categoría del suelo en el que se construía. Esta acción del Estado constituyó un gran abuso de poder y un atropello a la organización ambientalista de la sociedad civil Consejo Ecológico, que yo integraba en esos años.

 

Modo cultural psicosocial

La llamativa pasividad de los habitantes ante la terrible injusticia ambiental me llevó a elaborar una hipótesis sobre la historia del territorio: los dueños de las empresas reemplazaron a los patrones, es decir, a los anteriores propietarios de las haciendas, quienes en el pasado dominaron en la zona central de Chile.

La colonización sigue presente en la subjetividad de las personas, con el extractivismo capitalista configurando territorios despojados de los bienes comunes, sistemas de abusos diversos, y profundizando un sistema sexogenérico heteronormado al servicio de la arquitectura empresarial y los Gobiernos expoliadores. Históricamente, las relaciones de poder generaron un modo cultural expresado en rasgos psicosociales, a través de diversos procesos opresivos, como apremio militar, discriminación racial, inferiorización por ser pobres, indios, campesinos, morenos, iletrados.

Se trata de identidades personales y sociales, mentes configuradas por quienes ejercieron opresión durante sucesivos períodos históricos, hasta hoy. Esta dominación política y cultural ha cristalizado en subordinaciones, miedos, silencios, resignación, identidades sociales negativas, tabúes. Los sistemas de poder en la república no han sido radicalmente distintos al poder colonial. La dominación patriarcal sobre las mujeres es parte de la fisonomía social local. La naturaleza, las mujeres y la población fueron violentadas de forma cotidiana, con escasa resistencia. Recordemos que la población campesina surgió del mestizaje, la unión de aborígenes con españoles y también de esclavos traídos desde África. En el siglo pasado, durante la dictadura de Pinochet, vivimos gravísimas opresiones. Recién cumplimos el próximo mes de septiembre cincuenta años desde el golpe militar de 1973.

La teoría sobre la colonialidad del poder señala la raza (Quijano, 2014) como una categoría que va más allá de la discriminación racial. Al integrar y respaldar un eje importante del patrón de poder mundial, establece un orden de cómo se deben organizar las cosas y quiénes deben mandar en esta loca humanidad habitante del planeta Tierra y entre los pueblos y países que la forman. Así, las potencias europeas establecieron el eurocentrismo durante la conquista de América, y su dominación militar y política permea la subjetividad de las personas, asignando superioridad e inferioridad según su pertenencia racial. Esta categorización, como construcción mental indiscutible, consolidada durante la colonia, pervive hasta hoy. Quijano vincula el nivel histórico político de esta vasta realidad con el nivel psicosocial y cultural, destacando la tremenda vigencia del colonialismo.

Reflexionar sobre todo esto nos ayuda a entender algo de las conductas de los vecinos. Por ejemplo, entender el silencio ante el abuso, la desesperanza, también el fatalismo, en respuesta a muchas de nuestras invitaciones a participar en marchas ciudadanas para rechazar la contaminación: «Y para qué? Las empresas ya están aquí….».

Como ejemplo de la vigencia del tabú respecto a hablar del tema de la contaminación, la alienación y la negación, basta con exponer una experiencia cotidiana en una peluquería: al formular una invitación a una marcha ciudadana, sobrevino un largo silencio sepulcral. Nadie cruzó miradas conmigo. Al final, la peluquera me miró desafiante y me dijo: «Y qué tanto con la contaminación, ya se vio que los del Consejo [Ecológico] no tienen poder, van a seguir construyendo la termoeléctrica… Yo soy nacida y criada en Ventanas, ¡y aquí estoy vivita y coleando!». Y el miedo se observa también en muchas situaciones. Por ejemplo, en Ventanas, en el año 2009 y los subsiguientes, realizamos marchas ciudadanas acompañados de muñecos gigantes en expresión de protesta, pero los vecinos solo levantaban los visillos para mirar…

 

Conclusiones

En un equipo ampliado, junto con otras organizaciones, buscamos avanzar hacia las transiciones sociales y energéticas considerando una perspectiva psicosocial y comunitaria.

Buscando la unidad de fuerzas ecológicas y democratizadoras, pretendemos descolonizar violencias instaladas en nuestros cuerpos-territorios combinando arte, cultura y educación con sentido crítico, educación cívica y ambiental, y desarrollando ciudadanía. Queremos liberar identidades negativas, subjetividades sometidas, conciencias inferiorizadas. Disponemos de experiencias y metodologías probadas que reinvestigamos (y reinvestigaremos) para transitar hacia cambios culturales y políticos a nivel psicosocial y comunitario, para aportar a los cambios culturales, históricos y políticos. Como recursos teóricos y metodológicos, tenemos la obra de Paulo Freire (1970; 1977), la psicología de la liberación de Ignacio Martín Baró (1998), la psicología social comunitaria latinoamericana, especialmente la de Maritza Montero (2002; 2006). También la construcción de espacios humanizantes expuesta en los trabajos de Terreno, fruto de años de docencia impartida en una escuela de psicología (Almarza, 2003). En razón de estas experiencias, considerando asimismo que el arte, la cultura y la educación constituyen disciplinas claves para lograr cambios culturales, la concreción puede incluir talleres psicosociales, obras de teatro social, grupos psicoterapéuticos, música, cartas que amplían horizontes, cursos y talleres de identidad histórica, murales elaborados de forma comunitaria sobre la historia del territorio, etc.

Nuestro trabajo se realizará manteniendo una concordancia epistemológica entre las características culturales y psicosociales del grupo y las metodologías utilizadas. Asimismo, requiere humildad y buena fortuna en las siembras de la cultura humanizante que como utopía nos orienta e ilumina.

 

Referencias

Almarza, M. T., 2003. «Amor y fiesta en la construcción de humanidad. Trabajos de Terreno en Valparaíso». Revista Resonancias , Escuela de Psicología, Universidad del Mar, Valparaíso.

Casen, 2015. Índices de pobreza multidimensional. Encuesta de caracterización socioeconómica nacional. Santiago de Chile, Ministerio de Desarrollo Social.

Córdoba C., M. Rojas, R. Ulzurrún et al., 2014. Puchuncaví en la Historia..Producción Menssae Producciones,www.mensagge.cl

Colegio Médico de Chile, 2018. «Departamento de Derechos Humanos, Medioambiente y Biodiversidad explica situación de contaminación en la región». Disponible en: https://www.colegiomedicovalparaiso.cl/web/index.php/2018/06/16/entrevista-contaminacion/, consultado el 7 de junio de 2023.

Freire, P., 1970. Pedagogía del oprimido. Montevideo, Tierra Nueva.

Freire, P., 1977. Pedagogía de la esperanza. México, Siglo XXI.

Jamett, J., 2012. Contaminación Puchuncaví-Quintero. Enfoque de salud. Santiago de Chile, Ministerio de Salud.

Madrid E, Gonzalez-Miranda I, Muñoz S, Rejas C, Cardemil F, Martinez F, Cortes JP, Berasaluce M, Párraga M. Arsenic concentration in topsoil of central Chile is associated with aberrant methylation of P53 gene in human blood cells: a cross-sectional study. Environ Sci Pollut Res Int. 2022 Feb 21. doi: 10.1007/s11356-022-19085-2. PMID: 35188613

Martín Baró, I., 1998. Psicología de la liberación. Madrid, Trotta.

Montero, M., 2004. Introducción a la psicología comunitaria. Desarrollo, conceptos y procesos. Buenos Aires, Paidós.

Montero, M., 2006. Teoría y práctica de la psicología comunitaria. La tensión entre comunidad y sociedad. Buenos Aires, Paidós.

Quijano, A., 2014. «Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina». En: Cuestiones y horizontes. De la dependencia histórico-estructural a la colonialidad/descolonialidad del poder. Buenos Aires, Clacso.

Sánchez, A., 2023. Ecología política feminista desde la experiencia de vida de mujeres que resisten al extractivismo en Chile. El caso de las zonas de sacrificio de la bahía de Quintero, región de Valparaíso, y de la bahía de Coronel, región del Biobío. Universidad de Valparaíso (tesis de doctorado).

Sánchez, J., I. Romieu, S. Ruiz et al., 1999. «Efectos agudos de las partículas respirables y del dióxido de azufre sobre la salud respiratoria en niños del área industrial de Puchuncaví, Chile». Revista Panameña de Salud Pública, 6 (6), pp. 384-391. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1590/S1020-49891999001100003, consultado el 7 de junio de 2023.

 

* E-mail: mtaalmarza@gmail.com.

 

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