Hortensia Fernández Medrano* y Daniel Pardo Rivacoba*

 

Introducción

Barcelona tiene un largo historial de promoción internacional, desde la creación de la Societat d’Atracció de Forasters (1908), pasando por la construcción del mito material y simbólico del Barrio Gótico (de finales del siglo XIX a mediados del XX), y de planificación a golpe de megaeventos: las dos exposiciones universales (1888 y 1929), el Congreso Eucarístico Internacional (1952), los Juegos Olímpicos (1992), el Fórum de las Culturas (2004) o los reiterados amagos de candidatura a los Juegos Olímpicos de Invierno.

En 1986, España ingresa en la UE y una primera burbuja inmobiliaria se alimenta de la entrada de capitales y empresas extranjeras ávidas de negocio. Solo dos años después, Barcelona es elegida como sede de los JJ.OO. y los poderes públicos promocionan la ciudad como producto y “marca” hasta el paroxismo (“la mejor tienda del mundo”). En los últimos treinta años, las políticas urbanas dictadas desde la colaboración público-privada y en clara alianza con los sectores inmobiliario y financiero convierten Barcelona en una potencia turística de primer orden, con cerca de 30 millones de visitantes al año y en continuo crecimiento. Históricamente, ha sido un sector de la burguesía catalana quien ha liderado estas dinámicas.

Desde hace unos quince años, distintos barrios de Barcelona han vivido movilizaciones populares ante conflictos concretos provocados por la industria turística, como proyectos hoteleros o la proliferación de pisos turísticos. En agosto de 2014, el barrio de la Barceloneta sale en masa a la calle con apoyos de toda la ciudad para protestar contra los pisos turísticos como problema habitacional y contra un modelo de ciudad basado en el monocultivo turístico[1] En febrero de 2015, el movimiento vecinal fuerza al gobierno municipal de CiU a convocar una audiencia pública monográfica sobre turismo; la audiencia resulta un fiasco (el alcalde ni asiste, se impide el acceso a la mayoría de los vecinos y el acto se queda en un teatro mediático), pero supone la primera manifestación unitaria del movimiento vecinal contra la masificación turística.

Pocos meses después, acaba concretándose un espacio de coordinación y confluencia de muchas de las entidades y colectivos vecinales que venían trabajando en sus propios ámbitos sobre los problemas de modelo de ciudad: la Assemblea de Barris per un Turisme Sostenible (ABTS). Su primera acción, el 2 de julio de 2015, consiste en un escrache a Turisme de Barcelona, consorcio público-privado mediante el cual la industria turística ha gestionado en su beneficio la promoción de la ciudad durante décadas.

Actualmente, la ABTS está constituida por una treintena de colectivos y entidades de toda la ciudad, la mayoría de lógica territorial y algunas de lógica temática. Su funcionamiento interno es asambleario, mediante encuentros aproximadamente mensuales y grupos de trabajo para tareas específicas.

El diagnóstico de los conflictos provocados por la sobreexplotación turística en cada barrio, realizado durante el verano de 2015, supone un primer trabajo interno colectivo que sienta las bases para el funcionamiento de la Assemblea.

Diagnóstico colectivo

Este diagnóstico destaca:

— negación del derecho básico a la vivienda, desprovista de su condición de derecho fundamental y reducida a mercancía; expulsión de vecinos como consecuencia de la presión turístico-inmobiliaria, con especial incidencia en el mercado de alquiler;[2]

— desposesión del espacio público como bien común urbano y transformación en medio no apto para la vida cotidiana y comunitaria: gran aumento de la densidad humana, en barrios ya de por sí densos, monopolización de espacio público por parte de terrazas, proliferación de caravanas de bicicletas, segways y otros vehículos de alquiler;

— graves problemas de movilidad producidos por la congestión de la vía pública (tanto la peatonal como la destinada al tráfico rodado), así como saturación de la red de transporte público;

— desaparición del comercio de proximidad, desplazado por otro, especializado en usos turísticos, inútil para la vida cotidiana;

— aumento de la contaminación atmosférica con efectos sobre la salud pública: la industria de cruceros, y los aviones, automóviles, autobuses y autocares turísticos empeoran la calidad del aire y contribuyen al cambio climático;

— aumento desmesurado del consumo de agua, energía y materiales, y de la generación de residuos;

— especialización del mercado laboral en el sector de hostelería, restauración y comercio, sometido, además, a condiciones laborales altamente precarias (los salarios más bajos del mercado, temporalidad, flexibilidad, puestos u horas sin contrato, etc.) y a altos niveles de explotación y discriminación.

Todo lo cual tiene como principal resultado la pérdida de población residencial provocada por el aumento de la turística, que llega a ser igual o mayor en número[3] en algunos barrios del centro (en los últimos cinco años se ha perdido entre 6 y el 8% de la población en el Barri Gòtic), el debilitamiento del tejido social y la pérdida o deterioro de la calidad de vida de toda la ciudadanía. Y lo hace a través del perverso modelo de inversión pública, beneficios privados y socialización de los perjuicios.

Propuestas

La respuesta que damos desde la ABTS a estos problemas es el decrecimiento turístico, término preferible a otros como turismo sostenible, que es manipulado y pervertido por la propia industria. El decrecimiento turístico indica inequívocamente la necesidad de reducir las cifras de turismo (visitantes, pernoctaciones, vuelos, etc.) como primer paso hacia una ciudad social y ambientalmente más justa, pensada por y para su población.

Dado el gran peso de la industria turística en la economía barcelonesa, y su carácter depredador de todo tipo de recursos, este decrecimiento debe ir acompañado por el fomento de economías alternativas mucho más justas y sostenibles. Esto es especialmente necesario porque, en el contexto de crecimiento turístico continuado y grandes beneficios de las élites, las inversiones se han concentrado en este sector, descuidando totalmente las alternativas y la diversidad.

Como ideas generadoras de nichos de empleo, nombraremos algunos sectores: desarrollo del sector de las energías renovables, mejora de la vivienda según parámetros de confort hasta lograr una habitabilidad y una eficiencia energética aceptables, fomento del sector de la rehabilitación frente al de la construcción, desarrollo del sector del cuidado de las personas y del entorno natural, y apuesta por el sector público (educación, sanidad y dependencia, equipamientos, reutilización y reciclaje de materiales, minimización y aprovechamiento de residuos, transporte público más eficiente y menos contaminante en detrimento del privado; todo ello, acompañado por medidas para enfrentar el cambio climático).

Dentro del sector turístico, será necesario un gran protagonismo del sector público. La promoción no puede seguir en manos de agentes privados y debe ser repensada desde lo público. Hacen falta igualmente fuertes medidas de regulación y fiscalidad, que han de ir acompañadas por políticas e inversiones públicas potentes en asuntos como vivienda, trabajo, etc.

Éste es probablemente el reto más acuciante que tiene Barcelona a día de hoy: decrecimiento turístico y superación del monocultivo.

Acciones

Desde la ABTS se han llevado a cabo movilizaciones específicas (contra diferentes hoteles en Ciutat Vella, Eixample y Poblenou; pisos turísticos en Poble-sec, Sagrada Família y Barceloneta), relación activa y crítica con el Ayuntamiento (debates previos y alegaciones al Plan Urbanístic Especial d’Allotjaments Turístics, presencia en el Consell de Turisme i Ciutat), organización de una “audiencia pública” informal (con representantes de todos los grupos municipales del Ayuntamiento, que fueron sometidos a un duro interrogatorio por parte de las organizaciones sociales), fuerte incidencia en los medios de comunicación locales, nacionales e internacionales como referente vecinal en asuntos relacionados con el turismo, etc.

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Movilización en contra de pisos turísticos: “Este es un hotel ilegal AirBnB. AirBnB expulsa a los residentes locales”. (Autor: Víctor Serri, La Directa)

El pasado mes de julio, se realizó el 1.er Fòrum Veïnal sobre Turisme,[4] que supuso un signo de madurez de la Assemblea, al tiempo que un importante instrumento de reflexión, debate y propuestas. Durante dos días, y a través de ponencias, talleres y debates, se hizo un gran trabajo colectivo con la colaboración externa de expertos y activistas invitados de Venecia, Mallorca, el Camp de Tarragona o Málaga.

Cabe destacar, también, la espectacular acción #UNFairbnb[5] por el derecho a la vivienda y contra Airbnb y los pisos turísticos, ante la rápida generalización del problema de acceso a la vivienda que estos provocan a la población en gran parte de la ciudad.

Para acabar, no podemos dejar de subrayar como eje de trabajo actual de la ABTS la creación de una red interregional de colectivos que trabajan por el decrecimiento turístico. Si en su primer año de vida la Assemblea se dedicó sobre todo a reforzar la red interior, el Fòrum Veïnal sobre Turisme permitió trabar relaciones que van estrechándose: miembros de la ABTS han estado presentes en la reciente movilización contra la industria de cruceros y por la recuperación de la ciudad en Venecia, y en las Baleares, en las Jornades per Respondre a la Turistització de Palma y en las Jornadas “Closing s’Illa: Reflexió sobre el Decreixement Turístic”, en Ibiza.

* Assemblea de Barris per un Turisme Sostenible (ABTS), http://assembleabarris.wordpress.com. (abatbcn@gmail.com)

[1] El término “monocultivo” hace referencia a los ecosistemas agrícolas empobrecidos por su reducción a una sola especie, que los hace más frágiles y vulnerables ante variaciones del medio. Por lo tanto, superar el monocultivo turístico supondría aumentar la diversidad de alternativas económicas para hacer el sistema más resiliente.

[2] Esto es particularmente significativo en un contexto como el español, que aúna dos realidades contradictorias: poseer el mayor parque de vivienda construida entre 2002 y 2006 y a la vez ser uno de los estados de Europa con mayores problemas de acceso a la vivienda. Si el franquismo dio el tiro de salida a la cultura de la propiedad, los gobiernos socialistas aprobaron leyes claramente neoliberales (LAU de 1985), que arrasarían el mercado de alquiler, fomentando la propiedad mediante hipotecas basura y desgravación fiscal.

[3] Agustín Cócola (2015). Apartamentos turísticos, hoteles y desplazamiento de población,
http:// agustincocolagant.net/apartamentos-turisticos-hoteles-y-desplazamiento-de-poblacion/.

[4] https://assembleabarris.wordpress.com/conclusions_1fvt/.

[5] El día 20/9/2016, miembros de la ABTS reservaron en el portal airbnb.com un piso turístico sin licencia en una finca del Barri Gòtic vaciada de residentes y dedicada íntegramente a esta actividad desde hace años, como otros cuatro del mismo propietario en el Poblenou y uno más en el Born (desmontando el mito social de Airbnb y su falsa pretensión de economía colaborativa). Como resultado, el servicio de inspección del Ayuntamiento y distintos medios de comunicación pudieron estar presentes y constatar las irregularidades. La primera acción popular contra Airbnb abre una nueva vía en la lucha por el derecho a la vivienda y contra el furtivismo inmobiliario. http://ccaa.elpais.com/ccaa/2016/09/20/catalunya/1474390993_129850.html. Véase, también,
https://assembleabarris.wordpress.com/2016/09/20/accio-pel-dret-a-lhabitatge-i-contra-els-pisos-turistics-i-airbnb/

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