Marien González Hidalgo y el equipo de la Revista Ecología Política hemos hecho un artículo en el número de cierre de la revista Pueblos, que se editaba desde 1995. El artículo con el que contribuimos en esta última edición de la la revista se titula «Retos, alianzas y sueños en las publicaciones de vocación crítica»:
Hace tantos años que colaboramos que ya ni nos acordamos». Esa fue una de las frases que compartimos cuando en el equipo de Ecología Política nos enteramos de que la revista Pueblos se despide, almenos temporalmente. Desde hace muchos años (probablemente más de diez), Ecología Política y Pueblos se han dado apoyo mutuo de una manera sencilla pero importante, con lo que llamamos “publicidades cruzadas”. Es decir, asegurando que en cada número los lectores y lectoras de ambas publicaciones conocen de la existencia, temáticas y últimos números de la otra revista.
El recordatorio semestral de contactar con las publicaciones afines para incluir su publicidad en nuestro número tiene una importancia mayor de lo que parece y va más allá de las lógicas de mercado de la publicidad. Nos recuerda: no estamos solos, solas, es un camino compartido.
Como Pueblos, Ecología Política tiene más de veinte años de historia, en la que los proyectos críticos hemos buscado formas de diversificar las formas de comunicación: mejoras de páginas webs, Facebook, Twitter y otras son ahora herramientas fundamentales de distribución de nuestro proyecto y publicaciones. En muchos casos, estas nuevas herramientas facilitan la voluntad de querer divulgar material de análisis complejo, haciéndolo accesible y de forma que permita la producción de conocimiento desde el activismo y para el activismo.
Por otra parte, la determinación de querer hacer accesible el material para todo el mundo (en nuestro caso liberando todos los contenidos un año después de su publicación) es, a veces, contraria a la lógica de mercado y quizás pone las cosas más difíciles a nivel económico, pero es unade las formas que tenemos de asegurar que el proyecto searealmente accesible.
La liberación de contenidos, el empeño en mantener el número en su variedad impresa y situarnos con un pie en la investigación académica y otro en el activismo, aunque nos provoca dolores de cabeza, también nos da las alegrías de compartir el proyecto con cada vez más gente que nos lee.
En la era de la comunicación instantánea las publicaciones en papel con artículos críticos y con voluntad de transformación social tenemos el reto de mantenernos a flote, más por convicción que por conveniencia, apoyándonos en las suscripciones, algunas ventas y subvenciones públicas, pero también a base de mucho “amor al arte”: de las personas que escriben, comentan, revisan, maquetan y cuidan cada palabra escrita.
Pero el trabajo colectivo no se acaba ahí, va más allá de los equipos humanos relacionados con cada número. Saber que hay más compañeros y compañeras de camino ayuda muchísimo en la determinación de sacar cada número… No tenemos duda de que nos seguiremos encontrando en otros foros, pero, en todo caso, ¡os echaremos de menos Pueblos!