Santiago Gorostiza*
Resumen: Este artículo examina la trayectoria personal de Sebastià Estradé, con especial atención a su actividad como escritor de ciencia ficción entre las décadas de 1960 y 1990. A caballo entre la divulgación científica y la literatura, Estradé vivió en persona la carrera espacial de los años sesenta y el despertar de la sensibilidad ambiental de los setenta. Con una sólida formación en derecho, alcanzó notoriedad ya jubilado, cuando demandó a la empresa minera Iberpotash por la acumulación de residuos potásicos en forma de escombrera y sus impactos ambientales. Desde la residencia para gente mayor El Relat, el poder de las palabras y argumentos de Estradé, ya nonagenario, fue clave para lograr la primera victoria judicial contra la empresa minera, lo que nos recuerda que a veces la realidad supera a la ficción.
Palabras clave: historia ambiental, minería potásica, Llobregat, carrera espacial, ecocrítica
Abstract: This article examines the personal trajectory of Sebastià Estradé, with special attention to his activity as a science-fiction writer since the 1960s. Halfway between science popularisation and science-fiction writing, Estradé witnessed the 1960s Space Race and the 1970s awakening of environmental consciousness. With a strong background in Law, he became known after he retired, when he sued mining company Iberpotash for its management of potash mine tailings in the Bages region (Catalonia). From the old people’s home of El Relat, the power of Estradé’s words and arguments were key for winning the first legal case against the company, reminding us that reality sometimes exceeds fiction.
Keywords: environmental history, potash mining, Llobregat, Space Race, ecocriticism
Imagen 1. Sebastià Estradé i Rodoreda (1923-2016). Fuente: Regió 7.
Introducción
En septiembre de 2009, tras ingresar con ochenta y seis años en la residencia para gente mayor donde pasaría los últimos años de su vida al lado de su mujer, enferma de Alzheimer, una de las primeras cosas que hizo Sebastià Estradé i Rodoreda fue solicitar la contraseña de la red wifi para poder conectarse a Internet. Era la primera persona que la pedía, y tras algunas dudas por parte de la dirección del centro, se la entregaron. No había tiempo que perder (Cordero, 2013; Munné-Jordà, 2016).
Durante los siguientes años, Estradé desarrolló una gran actividad en El Relat —pues tal es el nombre de la residencia, situada en Avinyó (Barcelona)—.[1] Divulgador científico y escritor de más de veinte novelas, no tardó en poner en marcha aulas en las que se analizaban las historias de vida de varias de las personas de la residencia, recogidas pulcramente por él mismo a partir de entrevistas; introdujo talleres de lectura de prensa y literatura narrativa, e incluso organizó discusiones sobre la historia lejana y reciente del territorio (Cervera, 2013; Munné-Jordà, 2016).
Pero Estradé fue más allá. Durante las décadas de 1990 y 2000, desde su casa en Sallent, había sido testigo del crecimiento de una enorme montaña de residuos salinos, una escombrera minera bautizada como Cogulló, resultado de la explotación minera de sales potásicas del subsuelo de la región, que daba trabajo a cerca de cinco mil personas. Con su traslado a Avinyó, perdió de vista los casi cincuenta millones de toneladas de residuos salinos, convertidos en parte del paisaje de la comarca. Pero no los olvidó. Desde El Relat, Estradé —diplomado en Ingeniería Industrial y Eléctrica, y doctorado en Derecho— lanzó una demanda judicial para denunciar las actividades de la empresa minera Iberpotash y la actitud pasiva de la Administración catalana, la Generalitat. En el año 2013, el Tribunal Superior de Justícia de Catalunya le dio la razón, instó a la Administración catalana a imponer una fianza mucho más elevada a la empresa minera para afrontar la futura restauración del terreno y exigió que pusiera en marcha un plan de restauración de la montaña de residuos salinos (Cerrillo, 2013).
Estradé protagonizó así un nuevo capítulo de una larga lucha iniciada en la década de 1920, cuando diversas empresas mineras empezaron a explotar las sales potásicas de la región, para lo que compraron las tierras de su familia, entre muchas otras. La extracción de la potasa pronto comenzó a salinizar las aguas de los ríos Cardener y Llobregat, lo que afectó gravemente el suministro de agua de la zona y el de las poblaciones río abajo, incluida Barcelona. Antes de la guerra civil y la larga dictadura franquista, la salinización de las aguas causó las protestas de sectores tan alejados entre sí como el anarcosindicalismo, las asociaciones de pescadores y la Sociedad General de Aguas de Barcelona, empresa privada suministradora de agua a la ciudad. Actualmente este conflicto socioambiental es uno de los más graves que asola Cataluña, y ha obligado a las Administraciones a invertir más de doscientos millones de euros para asegurar la calidad de las aguas consumidas en la región metropolitana de Barcelona (Gorostiza et al., 2015; Gorostiza y Saurí, 2017 y 2019).
El éxito de su cruzada judicial convirtió a Estradé en un símbolo y abrió un camino que continúa a fecha de hoy, después de su muerte en 2016, con varios casos judiciales abiertos a escala local, nacional y europea. Pero ¿cómo llegó Estradé a convertirse en un abanderado de la justicia ambiental? Él no se consideraba a sí mismo ni un activista ni un ecologista, sino —en sus propias palabras— un “abogado aeroespacial que se dedica a temas rurales” (Cordero, 2013). Su trayectoria, una lenta transformación de divulgador científico y escritor de ciencia ficción a activista socioambiental, ilustra parte de la historia de la segunda mitad del siglo xx.
Un apasionado de la carrera espacial y de la “anticipación científica”
Sebastià Estradé comenzó a escribir en su juventud, marcada por su educación en el innovador sistema pedagógico implantado durante la Segunda República (1931-1939). Él recordaba a su maestro Augusto Gil Cánovas como una influencia clave: “Soy lo que soy gracias a él”, escribió (Fernández y Gabriel, 2017: 43). Sin embargo, sus primeras publicaciones no llegaron hasta la década de 1960, cuando ya se había establecido profesionalmente.
Tras diplomarse en Ingeniería Industrial y Eléctrica, Estradé trabajó como ingeniero adjunto en la Maquinista Terrestre y Marítima, donde se dedicó a la transformación de la flota de trenes de motores de vapor a motores diésel. Más tarde se incorporó a la empresa Promar, a cargo de tareas similares, y allí trabajó hasta jubilarse (Cerrillo, 2013). Pero su inequívoca pasión era la carrera espacial, en pleno desarrollo a finales de los años cincuenta. A ella dedicó sus estudios de doctorado, una de las primeras tesis del mundo en analizar los aspectos legales de la exploración del espacio. El derecho ante la conquista del espacio se publicó en 1964, y durante sus estudios Estradé adquirió una amplia gama de contactos internacionales, entre otros, el ingeniero aeroespacial Wernher von Braun (Estradé, 1964).
Estos contactos, unidos a sus conocimientos técnicos y legales, impulsaron su creciente actividad como divulgador de la carrera espacial. Su libro De la Terra a l’infinit se tradujo al castellano, con una tirada inicial de diez mil ejemplares (Estradé, 1966a). Desarrolló una gran actividad en la prensa e incluso en la incipiente televisión franquista. Fue guionista del programa de Televisión Española Amigos del espacio, emitido a finales de los años sesenta (Paz Rebollo y Martínez Valerio, 2014), y fue el enviado especial del periódico Tele/eXprés en la estación de seguimiento de la NASA establecida en Robledo de Chavela (Madrid) (Cerrillo, 2013).
En paralelo a estas actividades divulgativas, Estradé formó parte del que se considera el primer núcleo de escritores de ciencia ficción en catalán (Munné-Jordà, 2016). Fue colaborador de la revista quincenal para jóvenes Cavall Fort, fundada en 1961, donde combinó los artículos con las narraciones de ciencia ficción o, tal y como él prefería llamar a este género literario, de “anticipación científica”. Entre 1966 y 1970 escribió también en el semanario Tele/Estel, el primero autorizado en catalán desde el final de la guerra civil, y en estos mismos años publicó dos de sus novelas más conocidas, Més enllà no hi ha fronteres (“Más allá no hay fronteras”) y Més enllà del misteri (“Más allá del misterio”) (Estradé, 1966b, 1970). Implicado, por tanto, en la recuperación del uso público de la lengua catalana, durante estos años Estradé aportó a los lectores de la revista juvenil Cavall Fort diversas entrevistas con protagonistas de la carrera espacial, desde Wernher von Braun hasta el cosmonauta soviético Pavel Popovich. En uno de los números publicados en 1968, este último dedicó una foto a los lectores de la revista: “A la joventut de Catalunya, una salutació espacial”[2] (Estradé, 1968).
De la divulgación espacial a la divulgación ambiental
“Fuimos a explorar la Luna y, de hecho, descubrimos la Tierra”. Esta cita, con diversas variaciones, se atribuye al astronauta William Anders, y se suele usar para ilustrar el enorme impacto cultural que las imágenes de la Tierra tomadas desde la Luna tuvieron en el desarrollo de la conciencia ambiental contemporánea (Jowit, 2008). La icónica imagen del planeta desde el espacio evocaba, mejor que mil palabras, su fragilidad y singularidad. Más allá de las discusiones sobre el impacto real de estas imágenes en el desarrollo del movimiento ecologista —Rachel Carson había publicado su Primavera silenciosa ya en 1962, y otros movimientos tienen unas raíces más profundas aún (Guha, 2000)—, es innegable la huella que dejaron en la conciencia de muchas de las personas que vivieron esos años.
Imagen 2. Primera foto del planeta Tierra tomada desde la órbita de la Luna por el Lunar Orbiter 1, el 23 de agosto de 1966. Fuente: NASA (https://www.flickr.com/photos/nasacommons).
Estradé, trabajador incansable, es indudablemente una de ellas, y sus publicaciones así lo atestiguan. Entre sus abundantes artículos, libros y novelas, durante la década de 1970 emerge la cuestión de la conservación ambiental, presentada a los lectores de Cavall Fort en tres artículos consecutivos (Estradé, 1973a, b y c). El mismo año publica Una ciudad en el infierno, novela de ciencia ficción en la que un grupo de viajeros del espacio visita un planeta donde la industria ha hecho imposible la vida en las ciudades y la polución ha terminado literalmente con la civilización (Estradé, 1973d). La sensibilidad de Estradé, sin embargo, estaba acompañada de una enorme fe en la tecnología y en la expansión de la especie humana en el espacio. Ya en la década de 1980, la obra divulgativa Estimeu el vostre entorn (“Amad vuestro entorno”), merecedora del Premio Serra d’Or, se iniciaba precisamente con un imaginario vuelo al espacio exterior, a partir del cual los viajeros tomaban conciencia del impacto de las actividades humanas y decidían actuar para mejorar su entorno (Estradé, 1982).
Conclusiones. Cuando la realidad supera la ficción
- Desde un altiplano, Lázaro contemplaba la zona, hundida a sus pies, de naturaleza vencida, de casas abandonadas, con un castillo en otra colina, aún altivo, pero de piedras desnudas de todo vestigio de verde vegetal. Y casi en medio, como una montaña más alta que cualquier otra, rojiza, carcomida, humillante, un montón del subsuelo vaciado por la furia humana, señal trágica de una mina abandonada y cadavérica (Estradé, 1996: 11).[3]
Cuando Sebastià Estradé empezaba su carrera de escritor de ciencia ficción en la década de 1960, poco podía imaginar que la fuente de inspiración de una de sus obras aparecería lentamente en el horizonte que se vislumbraba desde la terraza de su casa en Sallent. La creciente montaña de sal del Cogulló, formada hoy por al menos cincuenta millones de toneladas de residuos salinos, tiene su doble de ficción en Quan tornis porta una mica de pluja (“Cuando vuelvas, trae un poco de lluvia”), novela publicada en 1996, que presenta un futuro en el que un grupo de jóvenes se traslada a una zona que ha quedado abandonada debido a la devastación provocada por la actividad industrial y minera, y se dispone a restaurarla lentamente (Estradé, 1996).
Fue su última novela de ficción. Hasta su muerte, en 2016, el “abogado aeroespacial” (como le gustaba llamarse) se dedicó sobre todo “a temas rurales”. Podría decirse, parafraseando a William Anders, que Estradé salió de su Sallent natal para explorar la Luna y el espacio exterior, y así lo logró para disfrute de miles de lectores, jóvenes y mayores, durante buena parte de su vida. Pero, al final, lo que terminó descubriendo Estradé fue la tierra, su propia tierra, y la enorme montaña de residuos que crecía en su corazón y amenazaba con quedarse en él por muchos, muchos más años. “Ahora pido justicia ambiental”, declaró en una de sus últimas entrevistas (Cerrillo, 2013).
En su libro Slow violence and the environmentalism of the poor, Rob Nixon destaca el papel jugado en muchas luchas socioambientales por los escritores activistas, que ponen “su agilidad imaginativa y el ardor de sus palabras al servicio de amplificar las causas de los desposeídos ambientales” (Nixon, 2011: 5, traducción del autor). Y aunque Sebastià Estradé i Rodoreda no se reconociera como activista, no hay duda de que el éxito de sus demandas algo debe al poder de su palabra y su argumento, a su experiencia como narrador. Cuando se cumple el quincuagésimo aniversario de la llegada de la especie humana a la Luna, la trayectoria de Estradé configura uno de los últimos capítulos de los ya casi cien años de historia de la lucha contra los impactos de la minería potásica en Cataluña. Sebastià ya se fue más allá de las estrellas, pero la montaña “rojiza, carcomida, humillante” sigue ahí.
Imagen 3. La escombrera de residuos mineros Cogulló. Fuente: Jordi Badia (Montsalat).
Bibliografía
Cerrillo, A., 2013, “Ahora pido justicia ambiental”. La Vanguardia, 15 de abril de 2013, p. 24.
Cervera, J., 2013. “Sebastià Estradé. 90 anys”. Disponible en: https://blogs.ccma.cat/jordicervera.php?itemid=49652&catid=1048, consultado el 20 de marzo de 2019. (Incluye un texto redactado por el propio Estradé a petición de Jordi Cervera).
Cordero, D., 2013. “El jubilado contra la montaña”. El País, 14 de junio. Disponible en: https://elpais.com/sociedad/2013/06/14/actualidad/1371209097_690206.html, consultado el 20 de marzo de 2019.
Estradé, S., 1964. El derecho ante la conquista del espacio. Barcelona, Ariel.
Estradé, S., 1966a. De la Terra a l’infinit. Barcelona, Rafael Dalmau.
Estradé, S., 1966b. Més enllà no hi ha fronteres. Barcelona, Estela.
Estradé, S., 1968. “Entrevista al professor Pavel Popòvitx”. Cavall Fort, 115, pp. 6-7.
Estradé, S., 1970. Més enllà del misteri. Barcelona, Estela.
Estradé, S., 1973a. “La conservació de la natura (I): del passat i del futur”. Cavall Fort, 244, pp. 6-7.
Estradé, S., 1973b. “La conservació de la natura (II): una lluita iniciada”. Cavall Fort, 252, pp. 6-7.
Estradé, S., 1973c. “La conservació de la natura (III): l’aire que respirem”. Cavall Fort, 253, pp. 18-19.
Estradé, S., 1973d. Una ciudad en el infierno. Barcelona, Bruguera.
Estradé, S., 1982. Estimeu el vostre entorn. Barcelona, Martín Casanovas.
Estradé, S., 1996. Quan tornis, porta una mica de pluja. Barcelona, Castellnou.
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Gorostiza, S., y D. Saurí, 2017. “Dangerous assemblages: salts, trihalomethanes and endocrine disruptors in the water palimpsest of the Llobregat river, Catalonia”. Geoforum, 81, pp. 153-162. Disponible en: https://doi.org/10.1016/j.geoforum.2017.03.005, consultado el 9 de mayo de 2019.
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Guha, R., 2000. Environmentalism: a global history. Nueva York, Longman.
Jowit, J., 2008. “How astronauts went to the Moon and ended up discovering planet Earth”. The Guardian, 20 de diciembre. Disponible en: https://www.theguardian.com/science/2008/dec/20/space-exploration-usa-earth-moon, consultado el 9 de mayo de 2019.
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Nixon, R., 2011. Slow violence and the environmentalism of the poor. Cambridge y Londres, Harvard University Press.
Paz Rebollo, M. A., y L. Martínez Valerio, 2014. “La primera conformación de una audiencia infantil y juvenil para la televisión en España (1958-1968)”. Estudios sobre el Mensaje Periodístico, 20, pp. 43-58.
Agradecimientos
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* Institut de Ciència i Tecnologia Ambientals (ICTA), Universitat Autònoma de Barcelona (UAB). E-mail: santiago.gorostiza@uab.cat.
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[1] La palabra catalana relat significa relato en castellano.
[2] En castellano: “Un saludo espacial a la juventud de Cataluña”.
[3] En catalán en el original. Traducción del autor.
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