Sofía Ávila* y Siddharth Rao**
Resumen
El presente artículo analiza cómo el aprovechamiento de las energías renovables en la India está cambiando (o manteniendo) el modelo de crecimiento y desarrollo desigual que la ha caracterizado como “economía emergente”. En concreto, contrastamos dos procesos que se desarrollan en Anantapuramu, un distrito rural marcado por altos índices de pobreza y vulnerabilidad climática. Por un lado, analizamos la progresiva expansión de mega-infraestructuras de energía eólica como detonante de una transformación regional a favor de la “industrialización verde”. Por el otro, nos centramos en el trabajo y la resistencia del Colectivo Timbaktu, una organización de base que trabaja en la regeneración de tierras comunales “improductivas”, promueve la gestión colectiva de recursos y fortalece relaciones de cooperación dentro de las comunidades locales. Bajo esta perspectiva de contraste, buscamos hacer visibles diferentes maneras de entender la sustentabilidad, así como sus implicaciones políticas en las dinámicas ecológicas, sociales y espaciales de territorios concretos.
Palabras clave: energía eólica, crecimiento verde, industrialización, comunes, sustentabilidad, territorios
Introducción
Durante los últimos años, la India ha ido estableciendo ambiciosas políticas para la explotación y aprovechamiento de fuentes renovables de energía (hidráulica, eólica y solar) a lo largo del país[1]. En la economía india, una de las que más crecen en el mundo, el horizonte de las renovables se ha traducido en la articulación progresiva de un discurso en el que el crecimiento adquiere una nueva faceta “inclusiva y sostenible”, al tiempo que permite continuar con la rápida expansión de industrias, servicios y megalópolis urbanas[2] (Planning Commission, 2012). En el discurso, la apuesta por el crecimiento verde se proyecta como la trayectoria necesaria para eliminar la pobreza y generar acceso a los beneficios de la modernidad (ver, por ejemplo: Bhuchar en The Guardian, 2015). En la práctica, sin embargo, estas promesas parecen reproducir las contradicciones que el “desarrollo globalizado” (Shrivastava y Kothari, 2012) ha traído consigo a lo largo de las últimas décadas.
En este artículo analizamos cómo el aprovechamiento de las energías renovables en la India está cambiando ─o manteniendo─ el modelo de crecimiento y desarrollo desigual que la ha caracterizado como “economía emergente”. Exploramos críticamente el tipo de proyecto social que se promueve con la expansión de mega-infraestructuras de generación de electricidad, así como las visiones alternativas que promueven otros futuros socio-ecológicos en el país. Nos enfocamos en el estado de Andhra Pradesh, una de las regiones con mayores índices de pobreza y vulnerabilidad climática, que a su vez se ha situado como líder en la expansión de megaproyectos de energías renovables (Waradpande, 2018).
En concreto, contrastamos dos procesos (y visiones de desarrollo) que compiten en la zona rural de Anantapuramu. Por un lado, la progresiva expansión de plantas de energía eólica como puntal de la transformación territorial a favor de la industrialización. Y por el otro, la perspectiva del Colectivo Timbaktu, una organización de base que desde 1991 trabaja con las comunidades locales para construir un proyecto social basado en “lo común”, entendido como la gestión de recursos compartidos y las relaciones de cooperación para sostener el territorio (Ostrom, 1990; Bollier, 2015).
Las tensiones entre estos dos proyectos se manifiestan con la expansión de energía eólica dentro del Área de Conservación Comunitaria Kalpavalli (ACCK). El ACCK es una de las iniciativas desarrolladas por el Colectivo Timbaktu para restaurar las tierras comunales “improductivas” y transformarlas en una cuenca reforestada que ofrezca alternativas de subsistencia a la población local. Como argumentaremos, las tensiones generadas por el proyecto eólico dentro del ACCK no representan un tema aislado, sino el punto inicial que desdobla un debate más amplio sobre cómo las cuestiones energéticas y climáticas se entienden y se abordan en distintos proyectos regionales. A partir de esta perspectiva de contraste, buscamos insertar una mirada crítica en el debate aparentemente neutro sobre las energías renovables. Sostenemos que la existencia de distintas formas de entender las relaciones eco-sociales politiza el debate sobre la sustentabilidad y configura futuros sociales alternativos, incluidos los vinculados a la energía.
Procesos de “industrialización verde”
Desde el año 2010, el distrito de Anantapuramu ha recibido un gran impulso por el desarrollo de mega-infraestructuras de energía eólica. Una de las primeras fue el proyecto eólico Nalagonda, que previó la instalación de más de sesenta grandes turbinas a lo largo de diecinueve hectáreas dentro del ACCK. Por más de dos décadas, el ACCK se ha configurado como un proyecto colectivo de aprendizaje para sanar las tierras en sequía, restaurar los recursos hídricos de la región, regenerar la ecología local y construir oportunidades de subsistencia y reproducción social (Gupta, 2012).
A pesar de que el Gobierno apoyó el proyecto del ACCK desde la década de 1990, el área reforestada se mantuvo formalmente como tierra improductiva (revenue wasteland). Esto facilitó la compra ilegal de una franja del territorio[3] en beneficio del Proyecto Nalagonda. En la India, la construcción política del concepto de “tierras improductivas” ha facilitado innumerables casos de privatización que transforman los modos de vida agrarios, mientras que promueven la expansión industrial del país (Baka, 2013). Al mismo tiempo, los vacíos regulatorios de las nuevas políticas energéticas han favorecido que la expansión de mega-infraestructuras de energías renovables no requieran de un estudio de impacto ambiental previo a su emplazamiento (Chandra et al., 2013).
El cambio en el uso de una franja importante del bosque restaurado trajo consigo transformaciones sustanciales con una clara dimensión industrial. El proyecto eólico no solo representaba la instalación de turbinas, sino también la afectación de cuatro mil hectáreas de tierras comunales de pastoreo a causa de la construcción de carreteras, líneas de electrificación, infraestructuras para los trabajadores temporales, pozos de extracción de agua y barreras físicas antes inexistentes. Y si bien las compañías involucradas en el Proyecto Nalagonda prometieron inversiones para el bosque y sus comunidades, ninguna de estas promesas se materializó y el proyecto socio-ecológico del ACCK resultó afectado.
Imagen 1: Turbinas y pozos de extracción de agua dentro del ACCK. Fuente: Sofía Ávila.
Progresivamente, el Proyecto Nalagonda ha atraído nuevas inversiones que sugieren la construcción de un corredor eólico para proveer de “electricidad verde” al área industrial de Hindupur. De forma paralela, se ha impulsado un proceso de privatización de tierras para la construcción de nuevos proyectos: mega-plantas de paneles solares, fábricas de automóviles y cemento, presas hidráulicas, complejos habitacionales y hoteles. Los nuevos desarrollos han supuesto demandas de agua adicionales, mientras que las presiones sobre los usos de la tierra han ido alimentando los (ya conocidos) ciclos negativos de marginación rural y migración forzada a los centros urbanos.
Visiones alternativas del futuro: Timbaktu
Los procesos que se desenvuelven en Anantapuramu ilustran cómo el desarrollo de mega-infraestructuras aparentemente neutras para aprovechar las energías renovables da vuelta al engranaje del crecimiento desigual, al tiempo que diluye las cuestiones políticas de fondo: cómo se aprovechan los recursos energéticos, quién lo hace y en beneficio de quién. En este contexto, Timbaktu se mantiene (y por lo tanto resiste) como un proyecto colectivo que cambia deliberadamente el enfoque de lo que significa el “desarrollo”. El Colectivo Timbaktu continúa generando un proyecto de vida sostenible a partir de lo común, que coloca la regeneración (y por tanto, la renovabilidad) como un elemento transversal en la autogestión del territorio en su conjunto.
La estrategia de base de Timbaktu ha radicado en la creación de distintas cooperativas no lucrativas para regenerar el tejido ecológico y construir redes de solidaridad e inclusión social. Además de la recuperación del territorio degradado (a través de la Cooperativa de Plantadores de Árboles y la Conservación Comunitaria del Bosque Kalpavalli), Timbaktu ha impulsado la regeneración de los sistemas de agricultura locales. Para ello, se han protegido las semillas tradicionales y se ha promovido la producción, consumo y comercialización de granos orgánicos resistentes a las sequías (Cooperativa Dharani). El Proyecto Dharani se basa en el principio de la soberanía alimentaria: apoya a los pequeños agricultores para regenerar la fertilidad de las tierras que nutren a sus familias y animales, al tiempo que genera una fuerza colectiva para comercializar los productos en los mercados orgánicos del sur de la India.
Timbaktu, que funciona a través de paneles solares descentralizados, ha creado también sistemas de apoyo legal y cooperativas de crédito alternativo para mujeres (Federación Mahasakthi), las cuales comparten recursos financieros e impulsan un proyecto de género que rompe con las diferencias estructurales entre los miembros de las comunidades rurales. Asimismo, el colectivo ha creado múltiples proyectos de inclusión social para discapacitados (Programa Militha) y un sistema de educación básica que promueve nuevas formas de aprender y de cuidar el territorio (Escuela de la Naturaleza).
Imagen 2. Asamblea de Timbaktu. Fuente: Colectivo Timbaktu.
Entre las múltiples dimensiones que cubren este ensamblado eco-social, las cuestiones energéticas y climáticas se colocan como parte de los asuntos transversales y no como temas aislados de manejo técnico-económico. ¿Cómo sostenerse con los recursos regenerados en la región? ¿Cómo revertir y afrontar las sequías a través de la generación de conocimiento y prácticas locales? ¿Cómo impulsar una agricultura sin insumos petroleros? ¿Cuánta electricidad se necesita y cómo generarla? ¿Cómo evitar la persistente migración a las ciudades? ¿Qué papel juegan la educación y las cooperativas en estas dimensiones? Éstas son algunas de las preguntas clave que se articulan con Timbaktu.
Conclusión
Después de dos décadas de trabajo y producción de conocimiento colectivo, la visión de Timbaktu ha probado ser más efectiva que aquellas iniciativas que se desarrollan desde el Estado y los agentes del capital privado (ver: Ostrom, 2010). Indudablemente, la expansión industrial en la región ha representado un revés para los esfuerzos de Timbaktu. En este sentido, los retos para sostener el proyecto colectivo son, sobre todo, de carácter político (De Angelis, 2003). En la actualidad, la recuperación y la regeneración de los comunes en su dimensión ecológica implica fortalecer el entramado social que ha permitido iniciar y mantener estos procesos. Las comunidades que hoy trabajan en el Proyecto Timbaktu se enfrentan al reto de conservar y reforzar los lazos (territoriales y políticos) y los espacios de participación que permiten defender el proyecto de un futuro común. La socialización y la visibilización de la experiencia de Timbaktu representa también una semilla para impulsar la autogestión comunitaria a lo largo de los territorios rurales en otras latitudes del mundo.
Para ampliar información: Colectivo Timbaktu, http://www.timbaktu.org.
Bibliografía
Baka, J., 2013. “The political construction of Wasteland: governmentality, land acquisition and social inequality in South India”. Development and Change, (44) 2, pp. 409-428
Bhuchar, P., 2015. India’s climate pledge rests on green growth story”. Publicado en: The Guardian el 21/10/2015. Disponible en https://www.theguardian.com/environment/2015/oct/21/indias-climate-pledge-rests-on-green-growth-story.
Bollier, D., 2015. Commoning as a transformative social paradigm. Del Blog: David Bollier. News and Perspectives on the Commons. Disponible en http://www.bollier.org/blog/commoning-transformative-social-paradigm.
Bushan, C., S.K Singh, S.S. Sambyal y K.K. Agrawal, 2013, EIA Guidelines Wind Power Sector, Centre for Science and Environment, Nueva Delhi.
De Angelis, M., 2003. “Reflections on alternatives, commons and communities or building a new world from the bottom up”. The Commoner (6) Winter 2003, pp. 1-14.
Gupta, L., 2012. “Land grabbing issue and its impacts in Kalpavalli forest of Anantpur District, Andhra Pradesh”. Report Submitted to the Society For The Promotion Of Wastelands Development. Nueva Delhi.
Ostrom, E., 1990. Governing the commons: the evolution of institutions for collective action. Cambridge: Cambridge University Press.
Ostrom, E., 2010. “Polycentric systems for coping with collective action and global environmental change”. Global Environmental Change, 20, pp. 550-557.
Planning Commission, 2012. Twelfth five year plan ‘Faster, More Inclusive and Sustainable Growth’. Nueva Delhi, Gobierno de la India.
Shrivastava, A., y A. Kothari, 2012. Churning the Earth: the making of global India. Nueva Delhi: Penguin India.
Waradpande, A., 2018. “Andhra Pradesh releases status of renewable energy installations”. Pv Magazine, 8 de febrero. Disponible en https://www.pv-magazine-india.com/2018/02/08/andhra-pradesh-releases-status-of-renewable-energy-installations/.
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* Institut de Ciència i Tecnologia Ambientals, Universitat Autònoma de Barcelona. Autora de correspondencia. E-mail: acalerosofia@gmail.com.
** Director de Ecología y Conservación, Colectivo Timbaktu.
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[1]. Uno de los compromisos clave en este sentido consiste en alcanzar 175 GW de producción de electricidad a partir de fuentes renovables para el año 2022.
[2]. Es importante subrayar que la expansión de las renovables en la India se acompaña de una paralela expansión de la explotación de fuentes fósiles (especialmente del carbón) y nucleares. Asimismo, en el marco del discurso del crecimiento “sostenible”, el aprovechamiento del carbón se cataloga como una actividad “amigable con el medio ambiente”. Véase Ministry of Coal, India: https://www.coal.nic.in/content/coal-indian-energy-choice.
[3]. El marco jurídico de la India prevé que el Estado puede entregar en concesión las “tierras improductivas”, pero no venderlas.
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