Pobladores de barrios populares y dirigentes de organismos de defensa de los consumidores salen a las calles a exigir la expulsión del país de la transnacional española*
Julia Ríos/AFP
Una movilización «sin tregua» para expulsar del país a la distribuidora de energía española Unión Fenosa, a la que responsabilizan por los apagones, emprendieron este martes organizaciones populares con una manifestación y una huelga de hambre ante el Parlamento de Nicaragua.
La jornada de lucha convocada por organizaciones sociales y comunales pretende encausar el descontento popular ante un duro racionamiento de energía y agua, hasta lograr el retiro de la concesión dada a Unión Fenosa para la distribución y comercialización de la energía.
El gobierno privatizó parte del servicio eléctrico en 2000 en el contexto de exigencias de organismos financieros internacionales para avalar la ayuda al país para mejorar su endeble economía.
Los apagones de hasta 15 horas diarias en algunas zonas del país, que colateralmente dejaron sin agua a extensas zonas, desataron la semana pasada la ira de la población que se lanzó a las calles exigiendo del gobierno una pronta solución al racionamiento.
Pese a una reducción de los cortes de electricidad, pobladores de barriadas pobres mantienen protestas con cierre de calles, daños a medidores de energía, y ataques a brigadas de trabajo de Unión Fenosa, que realizan tareas de reparación de averías en la red eléctrica o desconexión de servicio a usuarios morosos.
La empresa se quejó en un comunicado que unas 400 solicitudes de servicios no han sido atendidas, porque «personas que se dicen defensoras de los consumidores no dejan hacer las reparaciones en las redes».
«A nosotros también nos cortan la luz, porque nosotros no la producimos solo la distribuimos», alegó en su defensa Unión Fenosa en extensos campos pagados en medios escritos y en la televisión.
MARCHAS Y AYUNOS
Cientos de pobladores marcharon este martes en contra de que el Parlamento apruebe un subsidio de nueve millones de dólares a Unión Fenosa, mediante una emisión de letras del Tesoro propuesta por el gobierno del presidente Enrique Bolaños.
Tres miembros de la asociación de panificadores iniciaron un ayuno hasta que se vaya Unión Fenosa, «ya no podemos seguir soportando esto (….) que nos maten de una vez», dijo uno de los huelguistas, Jorge Blandón.
«Hemos decidido seguir en las calles hasta que se vaya Unión Fenosa, no es sólo que no se le de subsidio, sino que se le revoque el contrato», dijo un dirigente del movimiento comunal, uno de las organizaciones que encabeza la jornada de protestas.
Mientras tanto, en las esferas de gobierno se debate sobre la conveniencia de rescindir el contrato a Unión Fenosa, porque no seguir los requisitos legales podría significar un alto costo para el país, según el presidente del Instituto Nicaragüense de Energía (INE), David Castillo.
«La gente grita que se vaya Unión Fenosa, pero el INE no puede gritar que se vaya Unión Fenosa», porque la compañía podría invocar sus garantías de inversión y cobrarle al país millones de dólares, entonces hay que actuar con prudencia, dijo Castillo en entrevista en un diario local.
Bolaños criticó las protestas de la población, porque «en vez de ayudar a ser parte de la solución se tornan en parte del problema, pidiendo la expulsión de Unión Fenosa; eso empeoraría la situación del país», declaró.
El mandatario consideró que es necesario aumentar la capacidad de generación eléctrica en el país para contar con reservas de energía cuando ocurren fallos en el sistema nacional.
Ante el descontento de la gente, el Parlamento suspendió una sesión extraordinaria en la que decidiría la entrega de los 9 millones de dólares de letras del Tesoro a Unión Fenosa, para que ésta pueda obtener financiación de la banca comercial para las compras de energía en el mercado local y regional.
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* Está noticia fue publicada en el Nuevo Diario el 22 de agosto de 2006.
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