Víctor José Sánchez Juárez*
DOI: doi.org/10.53368/EP62PCCep02
Resumen: La ganadería industrial es un modelo de producción cárnico en auge en Castilla-La Mancha, España. Este cambio es particularmente pronunciado en el sector porcino. Dada la concentración animal, es un modelo dado a promover zoonosis. Este trabajo explora cómo los movimientos sociales opuestos a la ganadería industrial de porcino articulan una lucha motivada por sus preocupaciones por la salud humana y medioambiental. A través de esta lucha, parte de estos movimientos experimenta con modelos productivos alternativos a la ganadería industrial que enraízan en ideales anticapitalistas y decrecentistas.
Palabras clave: ganadería industrial, movimientos sociales, vida cotidiana
Abstract: Industrial animal farming is a way of producing meat with an increasing reach within Castilla-La Mancha, Spain. This transformation is particularity acute on the porcine sector. Given its animal concentration, this model tends to promote zoonosis. This paper explores how the social movements opposed to porcine industrial farming articulate a struggle motivated by concerns about human and environmental health.
Keywords: industrial farming, social movements, everyday life
Introducción
Castilla-La Mancha (CLM) es una comunidad autónoma española. En los últimos tiempos, su sector ganadero ha pasado por transformaciones que lo han acercado a un modelo más intensivo. Estos cambios son especialmente pronunciados en el sector porcino. Mientras que la granja media contaba con 339 cerdos en 1999 (INE, 2002), el número medio de cerdos por granja aumentó hasta los 2361 en 2019 (JCCM, 2021a). Uno de los riesgos relacionados con la concentración ganadera es el de promover zoonosis, enfermedades que pueden transmitirse de animales no humanos a animales humanos. El mayor uso de antibióticos y la mayor concentración de cerdos en las granjas actuales que en las tradicionales convierten el modelo actual en un caldo de cultivo para patógenos zoonóticos resistentes a antibióticos (Barton, 2014).
Esta concentración de animales en el sector porcino ha sido recibida con una oleada de protestas en la región. El objetivo de este artículo es explorar la protesta formulando la siguiente pregunta: ¿hasta qué punto esta protesta tiene en cuenta el riesgo de zoonosis que conlleva el modelo ganadero castellanomanchego actual?
La estructura que guiará nuestra investigación consistirá, en primer lugar, en ofrecer una breve conceptualización del nuevo tipo de granjas. Seguirá un apartado para esbozar los métodos utilizados. La parte empírica se desarrollará en tres secciones. La primera narrará el desarrollo de la concentración animal en CLM como parte de dinámicas globales. Después, exploraremos las protestas públicas. Por último, nos acercaremos a las alternativas al modelo ganadero actual que ofrecen los movimientos sociales involucrados en la protesta.
Conceptualización de la ganadería industrial
Los movimientos sociales que conforman esta protesta suelen referirse al nuevo modelo porcino como macrogranjas. El vocablo macrogranja es un neologismo, utilizado en conjunción con expresiones como «ganadería industrial» para remarcar el tamaño de las granjas en comparación con los sistemas tradicionales. Aunque macrogranja es un término sin validez legal, la mayoría de los activistas y periódicos empiezan a usarlo para aludir a instalaciones con dos mil cerdos o más. En este artículo, lo aplicamos a instalaciones de ganadería de porcino con un mínimo de dos mil cabezas, número a partir del cual se requiere realizar una evaluación de impacto ambiental en detalle.
Macrogranjas nos permite referirnos a la forma de las granjas, pero no arroja luz sobre el rol de estas. En este sentido, este trabajo toma las macrogranjas como un ejemplo de ganadería industrial, un sistema alimentario capitalista caracterizado por un «estilo fabril de producción» (Magdoff, Foster y Buttel., 2000: 11), destinado a generar grandes cantidades de alimento a bajo coste. Es un sistema vinculado al capitalismo no solo por su uso de trabajo asalariado, sino porque al producir alimento a bajo coste permite bajar el coste de reproducción sobre el que se basan los salarios percibidos por las personas trabajadoras.
Por lo tanto, en este artículo, adoptaremos una postura que emana de tradiciones de pensamiento críticas de las ciencias sociales y de los debates en la España contemporánea. Al centrarnos en la ganadería industrial como un elemento del modo de producción capitalista, nos acercamos a teorías de la economía política. A partir de la legislación española, abordamos disputas sobre el concepto de macrogranja de una manera que nos permite acceder a fuentes oficiales de datos sobre las evaluaciones de impacto ambiental.
Métodos
Con la finalidad de entender la protesta contra las macrogranjas, este trabajo emplea métodos mixtos que buscan caracterizar el fenómeno contra el que luchan los movimientos sociales y su forma de protestar. Según el geógrafo Weis (2013), para entender la producción de carne en el Norte global, es importante comprender que esta se basa en la importación de granos y semillas oleaginosas desde el Sur global para producir pienso y que la carne de los animales alimentados con este pienso es consumida por personas con rentas relativamente altas dentro de la economía mundial. Para explorar esta dimensión, hacemos uso de métodos SIG y del análisis de datos comerciales. Estudiamos la protesta a través de métodos etnográficos que recogen el trabajo de campo realizado durante seis meses entre los movimientos sociales que figuran en la Tabla 1. Este trabajo conllevó realizar veinticuatro entrevistas semiestructuradas. Del total, quince se dirigieron a activistas —informantes primarios, el principal grupo por estudiar en este trabajo— y nueve a sindicalistas, personas afiliadas a la patronal porcina y practicantes de la agroecología —informantes secundarios, personas que podían ofrecer visiones con las que contrastar la información obtenida de las y los informantes primarios—. Para completar la información basada en entrevistas, se realizó observación participante en los eventos listados en la Tabla 2. La finalidad era explorar los discursos y las prácticas de protesta de los informantes en sus actos públicos y conocer su cotidianidad en actividades como la Escuela de Verano de la Asociación para la Defensa de los Ecosistemas de la Manchuela-Ecologistas en Acción (ACEM-EeA).
Tabla 1: Nombres y acrónimos de los movimientos estudiados. Fuente: Elaboración propia.
Tabla 2: Eventos en los que se llevó a cabo observación participante. Fuente: Elaboración propia.
Situar las macrogranjas en CLM
En 2019, existían 3.126.022 cerdos repartidos en macrogranjas en CLM (JCCM, 2021a). En el Mapa 1, se localizan las granjas porcinas en CLM existentes en ese año. Aunque el mapa es una fotografía fija, muestra que las provincias con más cabezas porcinas en macrogranjas eran Toledo (299 instalaciones con 2.210.693 cabezas), Albacete (cuarenta y siete con 422.066 cabezas), Cuenca (cincuenta y tres con 352.695), Ciudad Real (quince con 127.492 cabezas) y Guadalajara (cinco con 13.076).
Mapa 1: Macrogranjas de porcino en CLM (2019).[1] Fuente: Elaboración propia en RStudio a partir de datos de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha (JCCM, 2020, 2021a).
Tabla 3: Número de granjas y cabezas de cerdo en CLM (1999-2019). Fuente: Elaboración propia a partir de datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE, 2002, 2012) y la JCCM (2021a, 2021b).
Para situar la proliferación de macrogranjas en el tiempo, es primordial explorar datos históricos. Como muestra la Tabla 3, se pueden distinguir dos períodos en la evolución reciente del sector porcino en CLM. El primero, entre 1999 y 2009, se caracteriza por la concentración del ganado porcino en menos granjas. En este período se pasó de una media de 336 animales a una de 1171. En el segundo, de 2009 a 2019, se mantiene la tendencia hacia una concentración animal (la granja media pasó a contener 2360 cerdos), pero proliferan nuevas granjas que siguen el modelo de las macrogranjas.
Hasta el momento, nos hemos aproximado a la expansión de las macrogranjas como un fenómeno local. Ahora exploraremos dinámicas globales. Desde el tardofranquismo, el sector ganadero español ha dependido de la importación de pienso animal desde el Sur global y de la exportación de carne hacia países europeos (Ríos-Núñez y Coq-Huelva, 2015). Greenpeace (2019) estima que el 87 por ciento del pienso animal utilizado en la UE contiene productos derivados de la soja, importados desde el Sur global, como fuente principal . España no es una excepción en este aspecto. En 2019, los tres principales países desde los que España importó productos de la soja fueron: Brasil (cerca de un 39 por ciento del total de importaciones), Argentina (cerca de un 27 por ciento del total) y Estados Unidos (cerca de un 25 por ciento) (Faostat, 2021). En consecuencia, vemos que la proliferación del modelo de macrogranjas sigue dependiendo de la importación de semillas y grano a nivel mundial. En particular, como demuestra el hecho de que más del 65 por ciento de la soja provenga de dos países latinoamericanos, del Sur global.
Gráfico 1: Exportaciones de carne porcina desde España hacia el resto de los países miembros de la UE y hacia China. Fuente: Elaboración propia en RStudio a partir de datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA, 2021).
En lo que respecta al consumo de la carne de porcino española, se han desarrollado cambios. Como muestra el Gráfico 1, China ha pasado de ser un importador menor de carne porcina española en 2008 a ser el principal destino en 2020. Pese a las pequeñas disminuciones en 2013 y 2017, las toneladas de esta carne exportadas a China desde España han crecido cada año, en especial desde 2019. El año pasado representó un hito en la exportación de carne porcina de España a China. Fue el primer año en que estas exportaciones excedieron las destinadas a Europa, principal mercado hasta entonces.
El crecimiento del consumo de carne porcina española en China no es un desarrollo fortuito. Las relaciones sinoespañolas han favorecido estas exportaciones. En 2018, ambos Gobiernos firmaron un protocolo que permite exportar, además de carne congelada y despojos, carne fresca y productos curados (MAPA, 2018). Por consiguiente, el aumento de la demanda china en 2019 y 2020 está relacionado con marcos legales que expanden las posibilidades del comercio internacional.
Es demasiado pronto para determinar si China se mantendrá como el principal importador de carne porcina española. Sin embargo, si esta tendencia se mantiene en el tiempo podría ser un signo de que la geografía global de la carne porcina se está reestructurando. De momento, solo podemos afirmar que el crecimiento de la demanda China está correlacionado con el período, desde 2009 hasta 2019, que hemos identificado como de concentración animal y proliferación del modelo de macrogranjas en CLM.
Resistencia pública
En el Mapa 2 se localizan proyectos de nuevas macrogranjas en CLM o de aumento de la producción de granjas existentes por encima de los 1999 cerdos. En total, existen cuarenta y ocho macrogranjas pendientes de obtener una evaluación medioambiental de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha (JCCM). Los proyectos se concentran en las tres provincias señaladas como los espacios castellanomanchegos con más macrogranjas: Toledo (veintidós proyectos), Ciudad Real (dieciséis) y Albacete (diez). Por consiguiente, resulta evidente que las nuevas macrogranjas buscan establecerse en áreas donde este modelo ya es prevalente.
Mapa 2: Macrogranjas proyectadas en municipios de CLM (septiembre de 2021).[2] Fuente: Elaboración propia en RStudio a partir de datos de la JCCM (2020, 2021b).
Para entender la promoción de nuevas macrogranjas alrededor de instalaciones existentes, es interesante pensar en la lógica de búsqueda de beneficios que siguen estas instalaciones. Según Foster y Magdoff (2000), la concentración de capital en la industria cárnica ha llevado a una situación en la que las granjas industriales proliferan alrededor de un número selecto de grandes mataderos con capacidad para sacrificar y despiezar importantes volúmenes. Los informantes solían mencionar en sus actos públicos el matadero de Incarlopsa en Tarancón[3] y, en menor medida, los mataderos madrileños como grandes núcleos de sacrificio y despiece que impulsan las macrogranjas en CLM al generar demanda. En referencia al ciclo de vida de un cerdo en una macrogranja, Juan,[4] miembro de ACEM-EeA, aseveró: «Lo que [los promotores] quieren es reducir sus costes. Cuando tienes todo el ciclo completo, tienes menos papeletas para que se te mueran cerdos en el transporte» (entrevista con Juan, 8/7/2021). Las macrogranjas suelen estar diferenciadas entre granjas de reproducción, de madres, de transición y de cebo. Los animales que mueren durante el transporte (los principales movimientos son de granjas de madres a granjas de transición, de las de transición a las de cebo y de estas a los mataderos) suponen una pérdida económica para el promotor. Por lo tanto, los promotores se inclinan a reducir la distancia de transporte entre sus granjas y promocionan instalaciones cercanas entre sí.
Tabla 4: Fechas de creación de los movimientos estudiados. Fuente: Elaboración propia basada en las entrevistas.
*Tanto ACEM-EeA como Ecologistas en Acción Ciudad Real (EeA-CR) existían como grupos ecologistas antes de establecerse como parte de EeA en 1998.
Las personas que promueven estas macrogranjas prometen que sus instalaciones beneficiarán tanto a sus intereses económicos como a los pueblos donde se instalen, ya que crearán nuevos puestos de trabajo y ayudarán a fijar población en la ruralidad española. Sin embargo, como refleja la Tabla 4, desde fines de la última década, han surgido movimientos en pueblos de CLM que protestan contra las macrogranjas con argumentos ecosociales. Desde el punto de vista social, estas y estos activistas resaltan que las macrogranjas son un modelo mecanizado y precario que casi no necesita trabajo humano y, en consecuencia, no incentiva que nuevas poblaciones se fijen en el medio rural. Desde el punto de vista ecológico, entienden que este modelo tiene impactos negativos para la salud humana y medioambiental. Entre los principales problemas que los nuevos proyectos de macrogranjas acarrean, los informantes identificaron consistentemente el riesgo de contaminación del agua que conlleva una mala gestión de los purines de cerdo y, por lo general en relación con el COVID-19, la posibilidad de que estas granjas actúen como caldos de cultivos para enfermedades zoonóticas. Juana, de Asociación en Defensa del Patrimonio de Alpera (ADDA), ejemplificó estas preocupaciones en una de las entrevistas en la siguiente frase: «Estamos luchando por nuestra vida, queremos un modelo ganadero que nos permita estar sanos en nuestros pueblos» (entrevista con Juana, 11/12/2020). Por su parte, Ana, de Quintaverde-Pueblo Vivo (QV-PV), explicó cómo, al vivir la pandemia de COVID-19, se percató de los riesgos de zoonosis que representan las macrogranjas. Como ella, la mayoría de los activistas entrevistados comenzaron a preocuparse por el riesgo de una futura pandemia zoonótica al vivir la crisis de COVID-19. En palabras de Ana:
Ahora, con el tema del COVID, nos (ella y sus compañeras de QV-PV) hemos dado cuenta de que las pandemias (son) producidas por esa cantidad de animales porque esos animales (están) todos juntos. A ver, ahí tiene que haber muchísima formación de eso… de bacterias. Claro, se los atiborra a todos de antibióticos. Entonces, yo creo que eso es un problema (entrevista con Ana, 30/6/2021).
Motivados por los riesgos que el modelo de las macrogranjas podrían conllevar para la salud humana y medioambiental, los grupos entrevistados llevan a cabo protestas públicas, entendidas como parte de una lucha en la que se ha creado una estrecha alianza entre varios movimientos. En concreto, entre movimientos con una larga trayectoria en las movilizaciones ecologistas (ACEM-EeA y EeA-CR) y otros grupos de nuevo cuño surgidos, en pueblos afectados por macrogranjas o proyectos de instalarlas, en municipios rurales de CLM. Como muestran las fotografías siguientes, esta coalición de grupos organiza sus actividades de una manera multiescalar. Llevan a cabo protestas a niveles que van desde el europeo (la Foto 1 muestra una concentración en frente del Parlamento Europeo) hasta el autonómico (en la Foto 2 aparece una manifestación en Cuenca, capital de la provincia del mismo nombre) y municipal (las Fotos 3 y 4 se refieren a concentraciones en Cenizate, Albacete). La mayoría de estas protestas organizadas corresponden a las escalas local y autonómica. Pese a que estos movimientos entienden que las macrogranjas están inscritas en la economía mundial y se movilizan fuera de CLM, deciden concentrar sus esfuerzos y objetivos a niveles más circunscriptos.
Foto 1: Concentración frente al Parlamento Europeo, Bruselas. Las pancartas contienen mensajes como: «Stop Macrogranjas. Por una ganadería sostenible que preserve nuestro entorno» y «Los pueblos de Cuenca quieren un desarrollo sostenible, no ganadería industrial». Fuente: PV-Cu (21/11/2018).
Foto 2: Concentración de PV-Cu en la capital provincial de Cuenca. Fuente: PV-Cu (20/07/2018).
Foto 3: Concentración en Cenizate, Albacete, España. El texto de la pancarta es: «Quintanar del Rey [dice] no [a las] macrogranjas. La salud [es] lo primero». Fuente: Tomada por el autor (16/7/2021).
Foto 4: Pancarta colgada en el Ayuntamiento de Cenizate durante una concentración organizada por PRC: «Stop macrogranjas… ni en tu pueblo ni el mío». Fuente: Tomada por el autor (4/6/2021).
Esta movilización se articula sobre redes de solidaridad que unen a los movimientos conformadores de la alianza. Como se muestra en la Foto 3, es común que los miembros de un movimiento social de la alianza atiendan a actos de otros movimientos. En el caso de la concentración del 16 de junio de 2021, personas de Q-PV se desplazaron desde Quintanar del Rey (Cuenca) hasta Cenizate (Albacete) para participar en la concentración previa a una charla informativa, coorganizada por la Plataforma Rural por Cenizate (PRC) y ACEM-EeA, sobre los efectos de la ganadería industrial en el ciclo del agua. Con estas muestras de solidaridad, los movimientos de la alianza hacen honor a uno de sus eslóganes que se lee en la Foto 4: «Stop macrogranjas… ni en tu pueblo ni el mío».
En lo que respecta a los objetivos concretos de esta alianza de movimientos sociales, podemos analizarlos como diseñados para resistir la expansión de nuevas macrogranjas. A nivel autonómico, su principal campaña se basa en la obtención de una moratoria de la ganadería industrial en CLM. Bajo el lema «Moratoria ya, ni una licencia más»[5], han trabajado en diferentes acciones que van desde iniciar proposiciones no de ley en las Cortes Regionales de CLM hasta promover manifestaciones en Toledo, la capital regional. En el nivel municipal, su principal estrategia se basa en movilizar a las personas que viven en un pueblo para demandar al Ayuntamiento la aprobación de planes que aumenten la distancia entre núcleos rurales e instalaciones ganaderas industriales o prohíban la instalación de nuevas granjas de esas características. Ninguna de estas acciones tiene propósitos retroactivos. Por lo tanto, en caso de que la alianza alcanzase sus objetivos, ello no afectaría a las macrogranjas existentes. Además, una moratoria no alteraría las dinámicas capitalistas que hemos identificado como vinculadas a los modelos de ganadería industrial. Sin embargo, sí se impediría la creación de nuevas instalaciones.
Alternativas desde lo cotidiano
Al estudiar protestas públicas, hemos explorado «momentos» (Lefebvre, 2014) en los que se rompe con los ciclos de la vida cotidiana, tanto del espacio donde se celebran como de las actividades de los movimientos que los organizan. Para generar una mirada holística, esta sección explora las alternativas a la ganadería industrial que imaginan y motivan a los informantes. Por lo tanto, se pone el foco en sus opiniones y, analizando eventos de la Escuela de Verano de ACEM-EeA, en la intimidad de su vida cotidiana.
En líneas generales, existe un consenso amplio entre los grupos que conformar la alianza en lo que respecta a qué sistemas productivos ganaderos querrían ver implementados en lugar del modelo de macrogranjas. En las entrevistas, resaltaron que esta alternativa debe implicar una reducción global del consumo de carne y un viraje hacia métodos agroecológicos que se articulen junto a la ganadería extensiva.
Pese a este consenso, las personas que forman parte de EeA van más allá que sus compañeras y compañeros de los movimientos de nuevo cuño en lo referido a las formar de transitar a su alternativa de elección. Más concretamente, tienden a adoptar posturas abiertamente anticapitalistas y decrecentistas. Así lo expresó María, miembro de EeA-CR: «No creo que sea posible un sistema alternativo dentro del capitalismo o sin el decrecimiento». Por el contrario, quienes conforman los movimientos sociales de nuevo cuño tienden a temer que posicionarse en cuestiones percibidas como polémicas los separe de sus vecinos. En palabras de Eunice, quien forma parte de Stop Macrogranjas Castilla-La Mancha (SMCLM): «Esta es una lucha para todo el mundo, no queremos antagonizar con nuestros vecinos discutiendo temas ideológicos» (entrevista, 11/7/2021).
De una manera más práctica, las actividades de EeA ofrecen un espacio desde el cual preconfigurar las alternativas poscapitalistas y decrecentitas mencionadas por María. Por ejemplo, durante la Escuela de Verano de ACEM-EeA, la comida (principalmente carne, frutas y verduras) se obtuvo a través de Estraperlo, un grupo de consumo orientado hacia la alimentación local y agroecológica. Los grupos de consumo son instituciones colectivas donde cooperativas de consumo trabajan junto a otras de producción para establecer canales de distribución alternativos a los mecanismos de mercado. Estos canales están basados en la planificación directa y democrática del consumo y la producción. En el caso de Estraperlo, cada dos meses, las cooperativas de consumo acuerdan con las de producción qué debe producirse (y se consumirá) durante los dos meses siguientes. Este modo de actuar implica dos tipos de cambio respecto a los modelos convencionales, que lo acercan al poscapitalismo y al decrecimiento, respectivamente. Por un lado, se sortean los mecanismos de precios como indicadores ulteriores de lo que debe producirse y, al involucrar cooperativas de producción, se promueven relaciones de producción que no están basadas en el trabajo asalariado. Por otro lado, dado que los productores siguen principios agroecológicos, el tipo de producción y consumo se limita a lo que puede crecer sin utilizar insumos externos.
En un sistema capitalista, las cooperativas son herramientas limitadas para transcender hacia sistemas poscapitalistas. La creación de una cooperativa en la que no se practica el trabajo asalariado no significa necesariamente que esta sea ajena a las presiones del mercado (Marcuse, 2015). Aunque en el caso de los grupos de consumo se creen canales alternativos al mercado, no por ello las cooperativas de producción solo establecen relaciones comerciales a través de ellos. Esto último, unido al hecho de que, en comparación con canales como las grandes superficies, los grupos de consumo tienen una capacidad más limitada para alcanzar a consumidoras y consumidores, dificulta que los grupos de consumo puedan suplantar a los sistemas capitalistas a medio plazo. Sin embargo, es importante recalcar el valor de los grupos como Estraperlo en esta lucha. Al involucrarse en este modelo, EeA participa en un experimento que puede ayudar a definir cómo una sociedad poscapitalista, con un consumo ajustado a los límites biofísicos del planeta, podría configurarse. Es especialmente relevante el caso de la carne conseguida a través de Estraperlo. Al provenir de la ganadería extensiva o de la tradicional, métodos con una menor concentración animal que las macrogranjas, EeA promueve, desde lo cotidiano, modelos de producción cárnica con menor riesgo de zoonosis.
Conclusiones
La expansión de la ganadería industrial de porcino es un fenómeno que se ha pronunciado en la última década y se concentra en las provincias de Toledo, Cuenca y Albacete. Por su parte, las acciones públicas de los movimientos ecosociales constituyen el principal frente de resistencia a la instalación de nuevas granjas industriales. Se trata de una resistencia profundamente preocupada por el nexo entre la salud humana y la ambiental, ante el riesgo de zoonosis. Además, en sus actividades cotidianas, los movimientos sociales articulan grupos de consumo que preconfiguran un modelo ganadero agroecológico y con menor concentración animal. Ofrecen, de este modo, una posible (aunque limitada) salida del modo de producción capitalista y de tipos de ganadería propensos a propagar zoonosis.
Posibles limitaciones de este trabajo, y formas de mejorar futuras líneas de investigación, incluyen la necesidad de pasar períodos de tiempo más largos entre los informantes o una exploración de la base social de los movimientos estudiados.
Referencias
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*Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM). E-mail: victorjose.sanchez@alu.uclm.es.
[1]. Cada círculo representa una macrogranja. El diámetro de cada punto varía respecto a la cantidad de cerdos en cada instalación. Ya que existen municipios con más de una macrogranja, los puntos semitransparentes del mapa permiten visualizar en qué localidades se concentran más instalaciones de este tipo: cuanto más oscuro es el color, más macrogranjas hay.
[2]. A diferencia del Mapa 1, la fuente de datos utilizada no siempre provee información sobre el número de cabezas de cada proyecto. Por lo tanto, aunque el Mapa 2 también usa transparencias para representar municipios con varias macrogranjas proyectadas, no podemos saber su tamaño exacto.
[3]. Matadero localizado en Tarancón, Cuenca. Es uno de los mayores de España, con capacidad para sacrificar setenta mil cerdos por semana. Para más información, véase: https://www.incarlopsa.es/instalaciones/matadero/.
[4]. Con el fin de proteger la identidad de los informantes, todos los nombres utilizados en este texto son pseudónimos.
[5] Durante el proceso de revisión de este artículo, el gobierno regional anunció una moratoria para la ganadería intensiva de porcino (Jímenez, 2021). Aunque es una de sus reivindicaciones históricas, los movimientos contra las macrogranjas ya han manifestado su oposición a esta medida por considerarla insuficiente y han anunciado futuras acciones al respecto (Redacción de Onda Cero, 2021).
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