Josep Maria Antentas y Esther Vivas*

 

Los recientes Juegos Olímpicos han sido una gran vitrina para el nuevo capitalismo chino en ascenso. China acumula un crecimiento medio del 9’8% en los últimos treinta años, es hoy la segunda economía del planeta en términos de su Producto Interior Bruto (PIB), es uno de los principales consumidores de energía, y se ha convertido en el «taller del mundo». La China actual es resultado de un largo proceso de restauración capitalista iniciado hace tres décadas paradójicamente bajo la tutela férrea del Partido Comunista Chino (PCCh).

LAS CONTRADICCIONES DEL NUEVO CAPITALISMO CHINO

El modelo chino de «desarrollo» ha generado grandes desequilibrios sociales y regionales. Las reformas han provocado concentración de la renta, polarización social y un aumento de las desigualdades. El coeficiente de Gini (indicador que mide la desigualdad) ha pasado de un 0’30 en 1980 a un 0’48 y según el Banco Mundial existirían unos 300 millones de pobres en el país. El grueso de la actividad económica se concentra en las regiones costeras que contrastan con las empobrecidas regiones del interior. En el terreno medioambiental, las consecuencias de este modelo de «desarrollo» son, como es ampliamente conocido, catastróficas, en particular en lo que se refiere a la contaminación del aire de las grandes urbes y del agua (Wen y Li, 2006).

La cara más amarga del nuevo capitalismo chino la constituyen las y los trabajadores de origen rural emigrados a la ciudad, y concentrados en las industrias orientadas a la exportación de la costa Este y del delta del río Perla, y también en sectores como la construcción y servicios mal pagados en las grandes ciudades. La emigración interna campo-ciudad está alimentada por una crisis del medio rural y el hundimiento del poder adquisitivo de los campesinos, situado en un tercio del urbano. Esta fracción de la clase trabajadora, cifrada en unos 150 millones de personas, padece condiciones de vida y de trabajo marcadas por salarios bajos, jornadas laborales interminables, insalubridad en el trabajo y violación de las leyes laborales por parte de muchas empresas y de sus subcontratistas (Antentas y Vivas, 2008).

GOLD PEAK

Gold Peak (GP) es una de las muchas empresas multinacionales instalada en estas regiones costeras de China continental. Con sede en Hong Kong y Singapur, fabrica productos electrónicos que se comercializan con distintos nombres y que proveen a conocidas empresas como Siemens, Panasonic, Nikon, Canon o Toshiba. Una de sus divisiones, GP Batteries que fabrica pilas de cadmio, empezó a instalarse en China continental durante los años ochenta y, en la actualidad, el grupo posee una docena de fábricas en este país. Tres de ellas, Huizhou ABT, Huizhou PP y Shenzhen Jet Power, cuyas plantillas están compuestas sobretodo por mujeres, se han visto envueltas en un grave conflicto debido a la intoxicación de varios trabajadores que procesaban cadmio, un elemento químico utilizado para producir ciertos tipos de pilas. En muchos países su uso está prohibido o sujeto a severas restricciones, debido a su alta toxicidad y a los graves problemas de salud que puede ocasionar su penetración en el cuerpo humano. Desde que estalló el caso, el numero de trabajadores gravemente intoxicados ha sido de 24 y a otros 250 se les ha detectado niveles excesivos de cadmio (Globalization Monitor, 2008).

En noviembre de 2003 una mujer de la fabrica Huizhou PP, después de encontrarse indispuesta, se sometió a un chequeo médico privado, que detectó niveles anormales de cadmio en su cuerpo. Esto encendió la alarma entre toda la plantilla, que pidió a la compañía que organizara análisis médicos. Ante su negativa, acudieron a las autoridades locales que también respondieron con evasivas. Después de una huelga espontánea y varias negociaciones, la empresa organizó pruebas sanguíneas a los empleados el 25 de mayo de 2004, cuyos resultados oficiales no detectaron niveles de cadmio alarmantes en los cuerpos de los trabajadores. Ante las sospechas de éstos acerca de la poca objetividad de las pruebas acudieron al Hospital provincial de Guandong, donde se realizaron nuevos análisis que, esta vez sí, detectaron niveles altos de cadmio. La noticia desencadenó una protesta con tres días de huelgas. Poco después, en julio, los 1000 trabajadores de otra factoría de GP, la de Huizhou ABT, alarmados por la noticia, iniciaron también huelgas y protestas. Empezaba así un largo conflicto que ha tenido múltiples episodios.

El caso adquirió más notoriedad cuando la ONG Globalization Monitor de Hong Kong (donde a diferencia de China continental existen libertades básicas como la de prensa o la de asociación), informada de los hechos, lanzó una campaña de sensibilización para denunciar a Gold Peak, con un cierto impacto mediático. El 23 de julio de 2004, activistas de varios grupos de la ciudad irrumpieron en las oficinas de GP en demanda de justicia para las y los afectados. Desde entonces, bajo el impulso de Globalization Monitor y con el apoyo de otras asociaciones y sindicatos se ha mantenido una campaña de denuncia y presión hacia GP que ha incluido múltiples iniciativas como: protestas ante la sede la empresa en ocasión de las reuniones de accionistas, cartas públicas al presidente ejecutivo de la multinacional, viajes de trabajadores de las factorías afectadas a Hong Kong para explicar y divulgar su caso, etc. En el terreno internacional la campaña de denuncia a GP ha tenido también algún eco, aunque limitado, con acciones simbólicas por parte de ONG y sindicatos.

Las reacciones de GP ante todo el escándalo han consistido en intentar negar los hechos o minimizarlos y en realizar maniobras de escaparate para recuperar la credibilidad perdida. En 2004 ofreció una compensación económica mínima a aquellos trabajadores que dejaran el empleo voluntariamente. Más tarde, en 2006 GP anunció la puesta en marcha de un fondo económico médico para ayudar a los empleados, pero la realidad es que el asunto ha 94 ecología política ecología política 95 ÁFRICA sido esencialmente una operación de relaciones públicas con poca sustancia real. En todo el proceso, la compañía se ha beneficiado de una evidente complicidad de las autoridades locales, con quienes guarda estrechas conexiones. Los tribunales de Huizhou fallaron en contra la demanda de 309 trabajadores presentada en 2005, a pesar de las evidencias existentes a su favor, ya que se ha podido demostrar sin duda que la empresa no tomó las precauciones necesarias para evitar la contaminación de las y los trabajadores en sus factorías (Globalization Monitor, 2007).

CASO ABIERTO

A día de hoy el conflicto sigue abierto. GP no ha asumido plenamente sus responsabilidades ni cesado en sus prácticas abusivas, y la lucha de las y los trabajadores para exigir justicia y reparaciones sigue en pie. En abril de 2008, una de las afectadas más gravemente enfermas, Wang Feng-Ping, que padece disfunciones renales, viajó de nuevo a Hong Kong para protestar ante la empresa, después de haberla demandado y exigido, infructuosamente, que sufragara su tratamiento médico. A pesar de que en enero de 2006, la compañía anunció que había dejado de producir pilas de cadmio, la realidad es que se ha limitado a relocalizar su fabricación a una empresa subcontratista instalada en la provincia de Hunan, donde según Globalization Monitor (2007), hay evidencias de que ni siquiera se han tomado las precauciones necesarias para evitar la contaminación de las y los trabajadores, ni se ha informado a éstos de los efectos tóxicos del cadmio.

Conflictos como el de Gold Peak no son casos aislados en China, sino un buen ejemplo de las miles de protestas y luchas sociales que han tenido lugar en el país en los últimos años, como reacción a los estragos sociales y ambientales causados por el modelo de acumulación vigente, pero en un contexto muy difícil debido a la falta de derechos y libertades. Del resultado de luchas como la de GP va a depender, sin duda, el rumbo que tomará China en las próximas décadas.

(Los autores quisieran agradecer al staff de Globalization Monitor en Hong Kong todas las informaciones proporcionadas sobre este caso).

BIBLIOGRAFÍA

ANTENTAS, J.M. y VIVAS, E. (2008), «El nuevo capitalismo chino», Publico 07/09/2008.

GLOBALIZATION MONITOR (2007), Report on the Gold Peak Cadmium 4 Poisoning Case. Hong Kong.

— (2008), GP Workers four Year Struggle to Defend their Rights. Hong Kong.

WEN, D. y LI, M. (2006), «China: hyper-development and environmental crisis», Socialist Register 2007, p.130-147.

* Josep Maria Antentas es Profesor del Departamento de Sociología de la UAB. Miembro de la redacción de la revista Viento Sur (www.vientosur.info). Email: josepmaria.antentas@uab.cat; y Esther Vivas es Miembro del Centre d’Estudis sobre Moviments Socials (CEMS) de la UPF y de la redacción de la revista Viento Sur (www.vientosur.info). Email: esther.vivas@pangea.org.

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