Florent Marcellesi*
Mientras en 1975 se destinaba el 80% de las transacciones de divisas a la economía real, actualmente menos de un 5% corresponde a bienes y servicios efectivos, el resto se usa para intercambios en los mercados financieros. Criticando esta situación, ciertos grupos ponen en tela de juicio la moneda convencional, que no tendría por qué ser a la vez instrumento de circulación y de atesoramiento (Gesell, 1936). En este marco, dos experiencias francesas —los SEL y el SOL— luchan por relocalizar la economía y hacer frente a la crisis ecológica a través de una redefinición solidaria del papel del dinero y de la riqueza.
LOS SEL: SISTEMAS DE TRUEQUE
Unos años después del primer LETS (Local Exchange Trade System) en Canadá en 1983, aparece en 1994 el primer «SEL» (Système d’Échange Local)(1) francés. Hoy el país galo cuenta con más de 350 sistemas de trueque que se definen como «grupos de personas que practican el intercambio de bienes, servicios y saberes a nivel local». Según la carta Esprit du Sel de la red de trueques llamada «Selidaires»,(2) un SEL ofrece la posibilidad de intercambiar de otra manera y libremente, privilegiando el vínculo social más que el bien, a través del respeto de las personas y la valorización de la responsabilidad de cada uno.
Existe en la familia de los SEL una gran diversidad de modelos, a pesar de la convergencia en sus valores. Primero, aunque la mayoría son asociaciones sin ánimo de lucro, hay una gran adaptabilidad al contexto y cultura local que se refleja en la estructura escogida y el tipo de unidad de cuenta. Segundo, en los perfiles sociológicos y motivaciones de los miembros de los SEL: mientras unas personas hacen hincapié en lo económico —buscan poder subsistir sin tener que usar dinero— o en lo social —buscan la emancipación personal al sentirse útiles e integrados en un grupo—, otros de forma más comprometida o intelectual lo perciben como un acto de resistencia constructiva o una reflexión sobre el sistema económico. A pesar de esto, en la práctica socioeconómica los SEL tienen unas características compartidas: los participantes evalúan ellos mismos las transacciones, no hay obligación de llevarlas a cabo, la contabilidad se efectúa en una unidad de cuenta definida localmente, las cuentas —transparentes para todos los miembros del SEL— no crean intereses y los miembros no tienen por qué disponer de una cuenta positiva para acceder a un servicio.
Sin embargo, para el economista Bernard Lietaer, por experiencia un SEL no puede crecer más allá de 500 miembros, lo que supone que este sistema sólo funciona a escala demasiado reducida. Por esta razón, a la que se suma la afirmación de que el sistema se acomoda a los SEL, algunos autores proponen monedas complementarias más sofisticadas que permitirían llegar a un abanico más amplio de la ciudadanía.
EL SOL: UNA MONEDA SOLIDARIA DE EDUCACIÓN POPULAR(3)
En esta óptica nace la idea del proyecto SOL (de SOLidario). Se apoya en las reflexiones teóricas de Patrick Viveret en su informe «Reconsiderar la riqueza» (Viveret, 2002) donde el filósofo lanzaba la idea de «una experimentación con una moneda social que incitaría a comportamientos cívicos, solidarios y ecológicamente responsables» . El SOL se concibe como una «reapropiación democrática de la moneda» ya que, al proponer una moneda complementaria, interroga nuestra representación de la moneda y nuestras herramientas para poder intercambiar y crear riqueza sin limitaciones. Además, el SOL busca dinamizar «los intercambios que tienen sentido» a través de tres objetivos principales:
- Desarrollar una economía con valor añadido ecológico y social.
- Entender la economía como medio y no como fin.
- Valorizar y reconocer que cada cual puede intercambiar y crear riqueza.
Concretamente, el SOL es una moneda desmaterializada, al hacer uso de una tarjeta con chip o de internet, y se declina en tres instrumentos financieros diferentes.
Con el «SOL cooperación», una persona, que compra en euros en estructuras de la economía solidaria adheridas a la iniciativa, puede acumular ‘puntos de fidelidad’ que luego podrá gastar en el resto de la red SOL. Por su lado, el «SOL afectado» es una herramienta de ayuda social: mutualidades, colectividades locales o comités de empresa pueden distribuir esos SOL para que, por ejemplo, beneficiarios de la renta mínima puedan tener acceso a modos de consumo alternativos. Por último, el «SOL compromiso» es «una herramienta de intercambio entre personas» que permite valorizar el voluntariado y la reorientación de las actividades hacia ámbitos sociales y ecológicos. Los voluntarios, en contrapartida de sus compromisos, reciben SOL que les permitirán adquirir servicios en el espíritu de los SEL (la referencia del intercambio es el tiempo, 1 SOL = 10 minutos). Como convención, el SOL es igual a 10 céntimos de euro pero a diferencia de la moneda oficial, el SOL es una «moneda perecedera» (o moneda de consumo con interés negativo): con el fin de dinamizar los intercambios a nivel local, se pierden puntos cuando no se utilizan. Su duración de vida es de tres años y su valor disminuye con el tiempo: 15% el primer año, 40% el segundo y 45% el último. Sin embargo, los SOL no desaparecen porque pasan del beneficiario al fondo común que apoya la creación de proyectos solidarios y humanitarios.
A la espera de un balance más profundo de estas experiencias y frente a lógicas crematísticas insostenibles, no cabe duda de que una sociedad convivencial necesita que el término «pagar» —del latín pacare— vuelva a cobrar su sentido originario: «llevar la paz».
REFERENCIAS
GEELL, S. (1936), El orden económico natural. Editorido por E.F. Gesell. Buenos Aires. 139 pp. Disponible en http://www.laeditorialvirtual.com.ar/Pages/SilvioGesell/SilvioGesell_ElOrdenEconomico_Indice.htm.
VIVERET, P. (2002), Reconsidérer la richesse. (vapingzone.com) Paris. Secrétariat d’État à l’économie solidaire. Disponible en http: //adonnart.free.fr/doc/richesse.htm.
Webs para ampliar la información:
http://selidaire.org/
Página web de SEL’idaire: red de los SEL en Francia que difunde información sobre los sistemas de trueque, ayuda a su creación y desarrollo y facilita la comunicación entre SEL.
http://www.sol-reseau.org/
Página web del proyecto SOL que provee información sobre la iniciativa, presenta empresas, organismos y asociaciones adheridos a ella y propone un catálogo de servicios y productos que se pueden pagar con el SOL.
Algunas experiencias europeas más:
http://www.tempomat.it/ (Red de bancos del tiempo en Italia).
http://www.wir.ch/ (Moneda local suiza en vigor desde 1934).
http://www.chiemgauer.info/ (Experiencia de moneda local en Alemania).
—
* Florent Marcellesi es ingeniero urbanista y especialista en cooperación internacional. Conjuga su trabajo en temas de sostenibilidad con una intensa actividad en el movimiento verde español, francés y europeo. Es miembro de Jóvenes Verdes (http://www.jovenesverdes.org/), de Bakeaz (http://www.bakeaz.org/) y del comité de redacción de la revista francesa de ecología política EcoRev’ (https://www.ecorev.org/). fmarcellesi@no-log.org.
—
1 Sistema de Intercambio Local. Sel significa sal en francés.
2 «Selidaire» es un juego de palabras entre el concepto sel y el término solidaire (solidario).
3 El proyecto SOL, desarrollado en siete regiones francesas, es financiado por la Comisión Europea a través del fondo social europeo Equal 2 y las cooperativas «Chèque déjeuner», «Crédit coopératif» (banco), «Maif» et «Macif» (aseguradoras).
—