The Journal of Political Ecology *
Simon Batterbury **
Desde su nacimiento en 1994, la revista Journal of Political Ecology ha realizado publicaciones en inglés y, ocasionalmente, en español y francés. Sus creadores, los antropólogos Jim Greenberg y Tad Park, fundaron la revista a principios de los años 1990, justo después de que las conexiones a internet comenzaran a aparecer en las universidades americanas. Ellos creían que la ecología política debía fusionar la economía política y manifestaban su “insistencia en la necesidad de unir la distribución del poder con las actividades productivas” con “el análisis ecológico, ya que éste posee una perspectiva más amplia de las relaciones bioambientales” (Greenberg y Park, 1994: 1). Los fundadores también apoyaron la idea de que “la ecología política […] no debe basarse en premisas abstractas o dogmas, sino en las actividades productivas de individuos reales” (ibid.). La obra marxista del antropólogo Eric Wolf tuvo una gran influencia en este enfoque (Wolf, 1982).
Greenberg y Park fundaron Journal of Political Ecology en la Universidad de Arizona, al suroeste de los Estados Unidos. Desde su primera edición, se trató de una publicación exclusivamente académica que, además, tenía la intención de aprovechar la tecnología de acceso abierto en línea. Hoy en día, la revista continúa siendo gratuita; jamás se ha vendido una copia. Su orientación sigue siendo académica, y nunca se ha beneficiado de los fuertes lazos que le unen a movimientos políticos “verdes”, de izquierdas y a organizaciones activistas, a diferencia de la revista Ecología Política.
Journal of Political Ecology fue una de las primeras revistas de acceso abierto en el campo de las ciencias sociales y, por lo tanto, se anticipó varias décadas al Movimiento por el Acceso Abierto y a las revueltas producidas en 2012 en protesta ante los elevados precios de las revistas científicas y el control a los derechos de autor, conocidas como la “Primavera Académica”. El Movimiento por el Acceso Abierto (MAA) aboga por la liberación del trabajo académico como un bien común global. Pretende de esta forma terminar con la dominación de las publicaciones científicas por parte de editoriales con altos márgenes de beneficios, que obtienen los derechos de autor para luego venderlos a bibliotecas universitarias en forma de cuotas de subscripción, ganando de este modo cuantiosos excedentes. Existen diferentes variantes del MAA, aunque no todos cuentan con un control del contenido científico como el del Journal of Political Ecology (JPE). Algunos de estos movimientos abogan, también, por remunerar a los autores. Sin embargo, la revista JPE no cobra ni a lectores ni remunera a autores, tiene un presupuesto de 0 $, los derechos de autor pertenecen a los autores y todo se gestiona desde un pequeño ordenador portátil. Todo el trabajo producido por la revista JPE es voluntario y se lleva a cabo por científicos como parte de su trabajo o en su tiempo libre. Muchos críticos opinan que este modelo es al que se dirige la publicación de revistas, pero existen pocos ejemplos como el nuestro, que cuenten con una financiación tan baja y que pertenezcan a los denominados “movimientos de base”. Una encuesta reciente mostró que los científicos sociales aún están preocupados por la reputación de las revistas de acceso abierto, aunque la imagen respecto a su calidad está mejorando alrededor del mundo (THE, 2015). El único modo de impulsar esta percepción es continuar publicando contenidos innovadores, útiles y de gran calidad.
Desde 2003, yo mismo he contribuido a eso como editor, acompañado desde hace unos años por Casey Walsh, antropólogo americano establecido en la Universidad de California, Santa Bárbara. Uno de los inconvenientes de no tener empleados remunerados y gozar de conocimientos tecnológicos limitados es que nuestra página web es muy simple. En ella sólo se ofrecen documentos en formato PDF, no cuenta con un sistema automatizado para buscar referencias, no existen DOIs[1], y todos los artículos son editados a mano: tanto su contenido como su formato. A esto se le ha llamado el “Do It Yourself” (“Hazlo tú mismo”) de la ecología política –una etiqueta que me gusta bastante. El resultado de este método de trabajo ha sido la creación de un contenido científico serio que nosotros controlamos junto a los autores, lo que hace que la revista JPE sea reconocida internacionalmente. JPE está indexada internacionalmente, tiene su sede en la Biblioteca de la Universidad de Arizona (Tucson, Arizona) y está conectada a la Political Ecology Society (PESO), de la Society for Applied Anthropology.
En los 160 artículos publicados, los autores han buscado inspiración en distintas tradiciones intelectuales que oscilan entre la obra materialista de Piers Blaikie hasta enfoques postestructurales de la ecología política centrados en identidades, culturas y discursos. Hoy en día, con la intención de dar coherencia a la revista, insistimos en situar los diferentes argumentos en alguna de las variables de la ecología política. Respecto a las publicaciones, los temas dominantes han girado en torno a la conservación, el cambio en la producción agrícola y sus problemas, la pesca, la acuicultura, y las luchas mineras. Nuestro artículo más citado es obra de Arturo Escobar (1998). Aún predominan los artículos relacionados con América del Norte, América del Sur y Centroamérica (reflejo del origen de la revista JPE en Arizona), pero esta situación está cambiando a medida que se publican nuevos artículos. Actualmente contamos con autores de procedencias tan lejanas como India, Sur y Este de África, Indonesia y Australasia.
Se han desarrollado nuevas agendas de investigación práctica en torno a temas como la biopolítica y el cuerpo humano (Carney, 2014), las ONGs y el activismo (Martínez-Alier et al., 2014), y la ecología política de la adaptación al clima (Maldonado, 2014). Estas agendas tratan materias relativas al presente, pero también al futuro, ampliando así las fronteras de la ecología política con la inclusión de contenidos como el género, la salud, la economía ecológica y la justicia ambiental. Secciones especiales creadas recientemente han incluido artículos como “Investigación comprometida y ecologías políticas no capitalistas”, editado por Brian Burke y Boone Shear (2014); “Energía, medio ambiente y compromiso: Encuentros con la fractura hidráulica”, editado por Anna Willow y Sara Wylie (2014); o temas inspirados en la obra de Karl Polanyi, como “Ecologías de la esperanza”, editado por Ravi Rajan y Colin Duncan. También cabe destacar la colección editada por Alf Hornborg y Joan Martínez-Alier sobre “Desigualdades en el intercambio ecológico y deuda ecológica”, seleccionada para ser publicada en 2016.
La ecología política, como un enfoque para comprender relaciones ambientales complejas y delicadas problemáticas de justicia y desigualdad, requiere correr riesgos. Si bien es cierto que muchos de estos riesgos se contraen simplemente por el hecho de desarrollar posturas críticas e implementarlas en el trabajo de campo, conviene subrayar que es muy necesario publicar investigaciones científicas de una manera justa y equitativa. Esperamos que la revista Journal of Political Ecology (http://jpe.library.arizona.edu) continúe ofreciendo esta posibilidad en el futuro.
Referencias
CARNEY, M. (2014). “The biopolitics of ‘food insecurity’: Towards a critical political ecology of the body in studies of women’s transnational migration”, Journal of Political Ecology, 21, pp. 1-18.
ESCOBAR, A. (1998). “Whose knowledge, whose nature? Biodiversity, conservation, and the political ecology of social movements”, Journal of Political Ecology, 5, pp. 53-82.
GREENBERG, J.B.; PARK, T.K. (1994). “Political ecology”, Journal of Political Ecology, 1, pp. 1-12.
MALDONADO, J. (2014). “A multiple knowledge approach for adaptation to environmental change: Lessons learned from coastal Louisiana’s tribal communities”, Journal of Political Ecology, 21, pp. 61-82.
MARTÍNEZ-ALIER J.; ANGUELOVSKI, I.; BOND, P.; DEL BENE, D.; DEMARIA, F.; GERBER, J.-F.; GREYL, L.; HAAS, W.; HEALY, H.; MARÍN-BURGOS, V.; OJO, G.; FIRPO PORTO, M.; RIJNHOUT, L.; RODRÍGUEZ-LABAJOS, B.; SPANGENBERG, J.; TEMPER, L.; WARLENIUS, R.; YÁNEZ, I. (2014). “Between activism and science: Grassroots concepts for sustainability coined by Environmental Justice Organizations”, Journal of Political Ecology, 21, pp. 19-60.
THE (2015). “Concerns dwindle over quality of open access journals”, Times Higher Education, 18-8-2015. https://www.timeshighereducation.com/news/concerns-dwindle-over-quality-open-access-journals.
WOLF, E. (1982). Europe and the people without history. Berkeley: University of California Press.
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* http://jpe.library.arizona.edu, acceso libre, formato digital
** Profesor asociado, Departamento de Geografía, Universidad de Melbourne, Australia (simonpjb@unimelb.edu.au)
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[1]. Acrónimo inglés de “identificador de objeto digital”, sistema utilizado para asignar un número específico a un artículo, que cualquiera pueda usar en la red para localizarlo.
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