Juan Pablo Soler-Villamizar*

DOI: doi.org/10.53368/EP65TErdr03

 

Resumen: Frente a la crisis climática que se agudiza por la falta de actuación gubernamental y la captura corporativa de las discusiones sobre el clima, diversas organizaciones comunitarias de base han gestado prácticas y procesos transformadores del modelo energético prevalente. Este artículo resalta la puesta en marcha de energías comunitarias y una propuesta de formación en energías comunitarias en la que participan campesinos y campesinas de procesos sociales.

Palabras clave: energías comunitarias, transición energética justa, transformación del modelo energético

 

Abstract: Facing the climate crisis that is worsening due to the lack of governmental action and the corporate capture of climate discussions, several grassroots community organizations have been developing practices and processes to transform the current energy system. This article highlights the implementation of community energies and a proposal for training in community energies in which peasants from social processes participate.

Keywords: just energy transition, comunity energies, transformation energy system model

 

 

Introducción: el modelo energético y sus secuelas

El modelo energético prevalente, basado sobre todo en la quema de combustibles fósiles, ha generado impactos irreversibles, como el desplazamiento forzado, la extinción de pueblos, la contaminación de aguas, el desequilibrio climático global, efectos nocivos sobre la salud y la cultura de comunidades locales, la pérdida de biodiversidad y la violación sistemática de derechos.

La instalación de infraestructuras petroleras ha conllevado la extinción de comunidades indígenas, lo cual deja en entredicho el postulado de que el desarrollo de la industria petrolera ha significado el desarrollo de toda la humanidad. En Colombia, el pueblo yaraguí, en la región del Magdalena Medio, fue exterminado para dar paso a la extracción y refinación de petróleo, y el pueblo motilón barí, en la región del Catatumbo colombo-venezolano, ha sufrido el cercenamiento sistemático de su territorio para dar lugar a la extracción de carbón.

Por otra parte, la instalación del eufemismo de que la hidroelectricidad a gran escala es energía limpia ha invisibilizado la violación de derechos humanos, económicos, sociales, culturales y ambientales que tiene lugar con la imposición de los proyectos sobre las comunidades afectadas, y con ello además se logra que la mayoría de los casos queden en la impunidad. La autoridad ambiental pareciera creada para garantizar la construcción de proyectos antes que para priorizar la defensa de la vida y el equilibrio ambiental. Esto se constata, por ejemplo, en que los Estudios de Impacto Ambiental son pagados por las mismas empresas interesadas en los proyectos, y también se autorizan numerosas modificaciones a las licencias ambientales ya otorgadas sin que se garantice la debida participación de las comunidades afectadas.

Las propuestas de análisis de costo-beneficio planteadas por algunos académicos y movimientos sociales, que podrían guiar la transformación del modelo energético, siguen sin tener eco en la formulación de políticas públicas, por lo que se percibe un esfuerzo por profundizar un modelo económico para el que resulta funcional el despilfarro energético y la generación de pasivos sociales, ambientales y culturales.

 

El eufemismo del calentamiento global

En época más reciente, al considerar el horizonte temporal del uso de la energía fósil, se ha determinado el impacto de las emisiones de gases de efecto invernadero derivadas de los procesos de combustión. Esto, en gran parte, debido a los análisis y conclusiones que ha ido renovando el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), adscrito a las Naciones Unidas.

En concreto, el IPCC concluyó que los modos, ritmos y usos de los combustibles fósiles para la generación de energía son los principales causantes del cambio climático global, seguidos por la deforestación y la ganadería extensiva. No obstante, pese a que el causante está claramente identificado, no se han adoptado medidas para detener la extracción de petróleo o para establecer programas que eviten su despilfarro como medida de transición. Las Conferencias de las Partes sobre el clima discurren sin ni siquiera involucrar la palabra petróleo en las discusiones, conclusiones o acuerdos intergubernamentales.

Las corporaciones han tenido éxito en posicionar a nivel global la idea de que el problema es el calentamiento global y que es responsabilidad de toda la humanidad afrontar sus consecuencias.

Por tanto, se percibe que el discurso del calentamiento global se ha usado como eufemismo antes que como una categoría de análisis que permita identificar el problema de raíz para hallar soluciones estructurales. De hecho, la manera como se plantea permite que cada sector lo use según sus intereses. Por ejemplo, gobernantes del Sur global han llegado a plantear que los países ricos han inventado la narrativa del cambio climático para frenar su desarrollo, esto pese a que la idea del desarrollo es una invención de los países del Norte.

Al final, las discusiones climáticas entre Gobiernos —con el lobby de las empresas— han validado la idea de que la solución radica en transformar las matrices energéticas por medio de procesos de transición energética en los que los causantes del problema terminan lucrándose con las falsas soluciones y las energías verdes.

 

Soluciones locales

Pensar en soluciones aisladas del mercado es la vía de transformación estructural mediante la creación o el fortalecimiento de autonomías territoriales. La mayor parte de las salidas planteadas se basan en la lógica del mercado, que promueve la idea de que la solución traerá beneficios económicos para todos, y que solo con la intermediación del mercado capitalista se podrá garantizar el éxito de las acciones que buscan enfriar el planeta. Esta situación tergiversa el sentido de las acciones y limita la voluntad de los actores con independencia del lugar que habitan o el papel que desempeñan.

Frente a este contexto adverso, diversas organizaciones comunitarias de base vienen adelantando en Colombia formas de autoabastecimiento energético que responden a la construcción de un nuevo modelo energético justo y popular, basado en la satisfacción de las necesidades locales, el respeto a las vocaciones productivas de los territorios, la despatriarcalización del sistema, la descentralización y la desprivatización, entre otros aspectos. Estas prácticas, emprendidas por procesos sociales sin apoyo gubernamental, colorean el mapa de América Latina mediante la puesta en marcha de iniciativas de pequeña escala conducentes a la transformación del modelo energético.

Esto se constata en los resultados que ha tenido la «Exhibición virtual de experiencias comunitarias para la transición energética justa» (Censat Agua Viva, 2023), convocada cada año desde 2020 por Censat Agua Viva, las Comunidades Sembradoras de Territorios, Aguas y Autonomías (Setaa), Fundaexpresión, el Colectivo de Reservas Comunitarias y Campesinas de Santander, el grupo de trabajo Energía y Equidad y el Movimiento de Afectados por Represas de América (MAR). Hasta finales de 2022, en la exhibición se presentaron ochenta y cinco iniciativas, las cuales han involucrado a más de once mil familias en América Latina.

La exhibición virtual ha logrado visibilizar las experiencias comunitarias gestadas en diversos rincones de América Latina y busca inspirar a otras comunidades y familias para que mejoren sus iniciativas o incursionen en prácticas transformadoras del modelo energético prevalente.

También es importante resaltar la estrategia de educación no formal para la promoción y difusión de las energías comunitarias, como la escuela de técnicas y técnicos comunitarios en energías alternativas, que se inició como un intercambio de experiencias entre algunas organizaciones sociales y posteriormente se consolidó como un proceso de formación popular alrededor de la diseminación de cuatro tecnologías específicas y la reflexión del modelo energético prevalente. La particularidad de la escuela es la metodología teórico-práctica, del aprender haciendo. Los biodigestores, las estufas eficientes de leña, los sistemas fotovoltaicos y los deshidratadores solares que se implementan están asociados a propuestas de progreso local que resuelven problemas de vertimientos y saneamiento básico, generan valor agregado a la producción campesina, crean suelos, impulsan la despatriarcalización del sistema energético, fortalecen culturas tradicionales y mitigan la crisis climática y energética. El principio gestor del proceso de formación ha sido la socialización de los conocimientos, para combatir el individualismo que cimenta la mayor parte de las sociedades actuales, en que los saberes solo pueden ser aplicados por técnicos especializados y el acceso a dichos conocimientos está mediado por la capacidad de pago de programas de educación superior. La escuela es promovida por Censat Agua Viva, el Movimiento Social en Defensa de los Ríos Sogamoso y Chucurí y las Comunidades Setaa. Estos dos últimos, articulados al Movimiento colombiano Ríos Vivos, que nuclea a comunidades afectadas por hidroeléctricas, Fundaexpresión y el Colectivo de Reservas Comunitarias y Campesinas de Santander.

Es menester resaltar el papel de las organizaciones articuladas al Movimiento Ríos Vivos en virtud de que su oposición a los proyectos, que han destruido sus medios y formas de vida, se complementa con la construcción de alternativas. Además, resulta paradigmático que, al tiempo que sus derechos resultan vulnerados por el interés privado de minorías, su propuesta de fondo beneficia a las mayorías.

De esta manera, están en curso en América Latina diversas propuestas que podrían mostrar los caminos ciertos de la transición energética justa, agrupados en la categoría de energías comunitarias:

Las energías comunitarias son el conjunto de conocimientos, prácticas y procesos de transformación socioambiental en la producción y el consumo de energías y alimentos, que favorecen la creación de condiciones de vida digna para las comunidades más vulnerables, respetan todas las formas de vida presentes en el planeta y aportan a la mitigación de la crisis climática, la construcción de la paz y la reconstrucción del tejido social (Soler-Villamizar et al., 2023: 3).

 

Ubuntus energéticos

Un ubuntu existe en la medida en que otro existe. Por tanto, un ubuntu energético está representado en una persona u organización comunitaria que guía su actuación bajo principios tácitos de solidaridad, generosidad y cuidado del otro (Soler-Villamizar, 2022), y su reproducción se asocia a la forma en que vienen proliferando gestores locales de las energías con enfoque en el buen vivir.

El ubuntu energético disemina las propuestas de energías comunitarias atendiendo las necesidades locales con proyectos de autogeneración, al tiempo que fomenta la creación o el fortalecimiento del tejido social y la organización comunitaria. Desde esta perspectiva, el ubuntu energético cuenta con una visión mucho más estructural que la otorgada a los prosumidores de la energía, toda vez que su existencia se vincula a las transformaciones socioambientales que requiere la humanidad, para la cual la cuestión energética es estructural, pero no su único objetivo.

De esta manera, el ubuntu energético tiene la capacidad de determinar qué se produce replanteando prácticas asociadas al consumo de la energía, o implementa nuevos usos de la energía teniendo en cuenta la cultura y las creencias de las comunidades donde se encuentran las iniciativas. Ofrece soluciones eficientes, socializa sus conocimientos a partir de sus vivencias y espacios propios de formación derivados de la educación popular, pone en marcha prácticas efectivas para reducir el consumo energético y las emisiones de gases de efecto invernadero, mejora los ingresos de las familias creando valor agregado en la producción campesina y reduciendo los egresos de las familias al disminuir el pago de tarifas de la energía eléctrica, de pipetas de gas o atados de leña, entre otros beneficios.

 

Conclusiones

Asistimos a la transformación del modelo energético desde lo local y en manos de las comunidades, en manos de ubuntus energéticos que se distancian de la idea de crear negocios para mitigar la crisis climática y energética, lo que motiva la creación de condiciones de vida digna para todos y para todas, y el respecto a las culturas, vocaciones, cosmogonías y cosmovisiones de los pueblos originarios y tradicionales presentes en los territorios.

 

Referencias

Censat Agua Viva, 2023. «Exhibición virtual de experiencias para la transición energética justa». Disponible en: https://transicionenergeticajusta.org/mapa-de-experiencias/ y www.transicionenergeticajusta.org, consultados el 13 de junio de 2023.

Soler-Villamizar, J. P., 2022. «Ubuntus energéticos en audiencia pública». En la raya (9 de noviembre). Disponible en: https://revistaraya.com/juan-pablo-soler/155-ubuntus-energeticos-en-audiencia-publica.html, consultado el 13 de junio de 2023.

Soler-Villamizar, J. P., L. Rodríguez-Jiménez, F. Castrillón et al., 2023. «Propuestas para el plan nacional de desarrollo 2023-2026. Ruta de la transición energética justa y planes departamentales y municipales de desarrollo». Censat Agua Viva. Disponible en: https://censat.org/energiascomunitarias-pnd/.

* Investigador del área de energía y justicia climática de Censat Agua Viva e integrante de las Comunidades Setaa-Movimiento colombiano Ríos Vivos. E-mail: juanpsoler@gmail.com.

 

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